Bruna caminaba junto a Elisey, cada paso hacia la Torre Beta incrementaba la tensión en su pecho. La Avenida del Océano parecía más larga de lo normal, y los pensamientos de lo que estaba por venir revoloteaban en su mente. No era solo una caminata más, sino un recorrido hacia un posible conflicto. Aunque Elisey lo notaba, Bruna intentaba mantener una fachada de calma.
—¿Qué es lo que te inquieta realmente? —preguntó Elisey, su tono directo pero con un sutil toque de comprensión.
—Sabes que no es una simple reunión —respondió Bruna, evitando la mirada de Elisey mientras se frotaba la nuca. —Voy a ver a Crystal, y a Omy... No sé cómo reaccionarán. Después de todo lo que pasó, no tengo claro si esto será un desastre o no.
Elisey soltó una pequeña risa, algo que rara vez hacía, pero sabía que Bruna necesitaba aflojar la tensión.
—La Beta Mallomy es sensata, Bruna. No saltes a lo peor. Entiende que no vas con segundas intenciones. —Elisey le lanzó una mirada tranquila. —Y la omega Crystal... sabe que sus encuentros son necesarios. No tienes por qué sentirte atrapada.
Bruna resopló, aunque la lógica de Elisey era impecable, no podía evitar sentir el nudo de ansiedad en el estómago.
—Sí, pero si hago que Crystal llore de nuevo... Omy no va a quedarse tranquila. Y ya sabes cómo es, cuando se trata de su mate no hay espacio para errores.
Elisey asintió con la cabeza, su expresión serena pero llena de comprensión. Conocía las complejidades de la situación mejor que nadie.
—La Beta Mallomy protegerá a su omega, eso es seguro, pero no va a precipitarse a juzgarte sin escuchar primero. Y si las cosas se complican, estaré ahí. No permitiré que se salga de control.
Bruna levantó la vista hacia Elisey, agradecida por su inquebrantable presencia. A pesar de su orgullo, la seguridad que sentía a su lado era un consuelo que pocas veces admitía en voz alta.
—Gracias, Elisey —murmuró, aunque en el fondo no sabía si sus palabras lograrían apaciguar la tormenta que se avecinaba.
Elisey detuvo su andar por un momento y la miró directamente.
—Tienes quince minutos antes de que se acabe el tiempo de privacidad. Solo recuerda, Bruna, no tienes que cargar todo esto sola. Habla con claridad, no dejes que los fantasmas del pasado te controlen.
Bruna asintió. Aunque las palabras de Elisey tenían razón, sabía que el desafío no era enfrentarse solo a Crystal, sino a sus propios temores. Iba a ser un momento crucial, pero de algún modo, la presencia de Elisey hacía que el camino se sintiera menos solitario.
—Lo sé, Elisey —susurró Bruna mientras seguían caminando hacia la Torre Beta.
No era Nika quien los acompañaba esta vez, sino Leo, el Beta y mano derecha del Alfa Elisey. A medida que avanzaban hacia la habitación de la Beta Mallomy, murmullos y risitas comenzaron a resonar en los pasillos de la Torre Beta, esta vez más pesados y cargados de desdén. Bruna sentía el ambiente hostil; las Gammas que se encontraban en la Torre eran conocidas por su burla y desprecio, especialmente hacia ella, la humana que había capturado la atención de su Alfa.
Los comentarios sobre su falta de experiencia a sus propias habilidades como al propio lenguaje alemán no hacían más que incrementar la frustración de Bruna. Contó hasta diez en su mente, tratando de mantener la calma y evitar que la rabia la consumiera. Sin embargo, la paciencia tenía un límite.
Elisey, al percibir el ambiente tenso, esperó un momento, pero al no escuchar retractaciones, gruñó con autoridad.
—¡Silencio! —impartió, su voz resonando con fuerza que dejó a los presentes en un silencio incómodo.
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Luna de Amor
Werwolf𝐷𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑢 𝑙𝑖𝑛𝑎𝑗𝑒, 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑢 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜 Bruna Dávalos, una joven paraguaya de 27 años, lleva una vida dividida entre su trabajo como mesera y su pasión por escribir historias de hombres lobo. Mientras sueña con algo...