Capítulo 20

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-¿Cómo que qué intenciones? -replica impresionada- Señor, discúlpeme, pero no tengo ninguna intención perversa hacia su hijo, ni mucho menos por su rango. En mi humilde opinión, soy una humana muy capacitada para conseguir mis propias fuentes económicas, pero resulta que soy la compañera y, al parecer, próxima Luna.

El hombre de casi dos metros resopla.

-Bien, si no vienes con esas intenciones, no te molestará que comprometa a mi único hijo en un matrimonio arreglado con su prima -confiere con una mirada desafiante y un rictus serio.

Elisey vibra al escuchar aquello, sintiendo una opresión en la garganta. Su mirada se entorna hacia el hombre con tanta indignación que se pregunta si este es sordo o qué.

-Jeff, cariño, creo que te estás pasando tres hectáreas de lugar -interviene la mujer rubia, acercándose imponente.

El hombre de cabello achocolatado la encara con un resoplido.

-Preciosa, esta mujer no tiene aspecto de poder liderar nuestra manada.

Ambos se miran entre sí.

-Tal vez eres tú quien no lo nota, pero en lo personal puedo percibir su buen carácter. Lo constato tras charlar un poco con ella entre sus discusiones sin sentido -alega la ex-Alfa Anna.

-¡Tía, por favor, deje que el tío haga su voluntad! Tengo más rama de Luna que esta extranjera -aboga la pelirroja.

«Si las miradas matasen... Esa no estaría viva, no solo por mí, sino que la molestia era clara en la Alfa Anna» pensó Bruna.

-Los matrimonios arreglados solo se consideran si el alma gemela del lobo no puede hacerse cargo, o en el mundo humano. Y en estos momentos veo claramente que ese no es el caso, Rose -pronuncia la Alfa.

-¡Pero...!

-Pero qué, ¿cómo es que no entiendes de respeto siquiera? Estás debatiendo con un Alfa, la madre de tu Alfa. No porque seas familia quiere decir que debes tratar sin respeto. Realmente no entiendo cómo no puedes siquiera respetar a tus prójimos; ni siquiera veo que tengas rama de Luna como tanto alardeas -interviene Bruna, totalmente exasperada.

Elisey sonríe ligeramente ante la necesidad de respeto que Bruna busca con tanto ímpetu.

-Tranquila, mi Luna. Respira.

La mirada seria e impaciente de la castaña fue tan imponente que hasta hizo tragar nervioso al rubio.

-Perdóname, pero el respeto me lo tomo con suma seriedad. Y aquí, me está encolerizando que esta mujer no se calle. Tu madre es la Alfa, y tú también -comentó con la respiración cansina.

-Tienes toda la razón.

-¿Y si la tengo, por qué no estás haciendo nada para cambiarlo?

-Porque soy la favorita del tío -alardea la pelirroja con total aprobación.

-Eso cambiará a partir de hoy -sentenció la rubia de ojos celestes.

-Pero tía...

-Ya cállate. Me has hecho sentir una vergüenza ajena inmensa, Rose. Una desconocida e invitada a nuestras tierras ha reconocido tu peor defecto con solo unas horas de estar aquí. No sabes el disgusto que me da no haberte puesto antes en tu lugar -aboga la Alfa Anna.

El rubor en las mejillas de la pelirroja se hace presente, al igual que sus ojos claros se llenan de lágrimas de cocodrilo.

-El tío prometió que sería su Luna...

-Nadie puede prometerte eso. Joder, es la Madre Luna quien junta los hilos de pareja. ¡Deja de actuar tan ignorante! -rugió la Alfa, perdiendo la compostura.

Luna de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora