Observaba por la ventana de la imponente Torre Alfa, sus dedos tamborileando nerviosamente sobre el alféizar. El nudo en su estómago no cesaba. Sabía por qué. Era la primera vez que saldría de la torre tras dos semanas de confinamiento, y ya había notado las miradas furtivas, los murmullos, y sobre todo... las olisqueadas. Sabía que, en un pueblo dominado por los lycan, donde cada aroma revelaba secretos, su olor reciente la delataba. Acababa de ser marcada y reclamada por el Alfa Elisey, y su fragancia aún estaba empapada del vínculo que los unía.
Dos semanas encerrada. No había sido un castigo, más bien un ritual impuesto por su Alfa, un lobo posesivo y dominante que la había mantenido junto a él hasta que su marca se impregnara por completo en su piel. Aún podía sentir los rastros de esa marca, ese leve ardor que había desaparecido hacía apenas dos días. El tiempo en "cuarentena", como lo llamaba Elisey, había sido intenso. El nudo que los había mantenido conectados había durado más de lo que ella hubiera imaginado, alimentando no solo su pasión, sino también su hambre.
Ahora, esa "cuarentena" había terminado, pero el peso de lo que significaba ser la pareja del Alfa más poderoso del clan no había desaparecido. Tenía que enfrentar a la manada. Sabía que cada mirada, cada olfateo, sería una prueba. Estaban ansiosos por juzgarla, por determinar si realmente estaba a la altura de lo que se esperaba de la compañera de un Alfa. Pero, a pesar de sus nervios, una sonrisa se dibujó en sus labios.
Suspiró profundamente y se giró para enfrentar lo que vendría. Hoy sería su primera reunión oficial, y según Elisey, ella era el tema central. Había algo importante sobre su conexión con la manada que debía discutirse. Aunque no sabía exactamente qué esperar, decidió que no permitiría que el miedo la dominara.
«Que comience la aventura,» pensó con determinación, alzando la barbilla. «Pueden verme como una simple humana, pero mi linaje es claro: soy una domadora de criaturas elementales y mágicas. Esta reunión no será nada comparada con lo que soy capaz de hacer.»
Con un último vistazo al exterior, caminó hacia la puerta, el corazón latiéndole en las sienes. Apenas dio dos pasos cuando sintió su presencia detrás de ella. Su aroma inconfundible la envolvió antes de que pudiera escucharlo. Elisey, el imponente Alfa de cabello rubio, ojos azul celeste y piel clara, estaba allí, como siempre, a su lado.
—¿Lista, mi Luna? —su voz profunda resonó a sus espaldas, enviando un escalofrío por su columna.
Ella exhaló lentamente, su mente aún revuelta, pero su decisión firme. Se giró hacia él, sus ojos encontrándose en una promesa silenciosa.
—Totalmente lista.
Elisey asintió con satisfacción y la condujo hacia la sala del consejo. Al entrar, los consejeros y miembros importantes de la manada estaban reunidos, esperando con expectación. La atmósfera era solemne, y el murmullo se apagó al instante al ver al Alfa y su nueva Luna.
Anna, la madre de Elisey y ex Alfa, se levantó con una expresión de bienvenida y respeto. Jeff, su padre, observaba en silencio desde un rincón, mientras Helga, la Delta, se preparaba para presentar la propuesta que se había discutido en la reunión anterior.
—Como saben, —comenzó Anna con voz clara— hemos discutido una propuesta crucial para la integración y fortalecimiento de nuestra Luna, Bruna. Dado que su camino hacia el entendimiento de sus habilidades elementales aún está en desarrollo, consideramos esencial ofrecerle un apoyo estructurado que la ayude a asumir sus responsabilidades de manera efectiva.
La sala se llenó de murmullos de acuerdo y asentimientos. Anna continuó explicando los puntos tratados en la reunión anterior, detallando la propuesta de las "Estrellas de la Luna" y el papel de cada miembro en el nuevo equipo de apoyo para Bruna.
—La "Estrella Matutina" o beta, será Mallomy de la Cruz, quien asumirá el rol de beta y proporcionará apoyo esencial en la coordinación de patrullas y preparación física, además de gestionar la conexión de Bruna con las criaturas acuáticas. —dijo Anna con firmeza.
—La "Estrella Crepuscular" u omega, será Crystal Hernández, quien se encargará del apoyo emocional y la mediación en disputas, asegurando una comunidad sana y justa. —agregó Helga, la Delta.
—Aún estamos en proceso de elegir a la "Estrella Vespertina" o Delta, quien será clave en la guía de nuestra Luna como Domadora de criaturas elementales y mágicas. Esta figura ayudará a Bruna a navegar por su inexperiencia y a cumplir sus deberes como Luna de manera eficaz. —continuó Anna.
Elisey miró a su hermosa Luna, sus ojos reflejando un apoyo incondicional. —Durante este tiempo, Bruna se enfocará en su entrenamiento elemental con el Medibrujo Adler Hans, quien es un experto en el manejo del elemento agua. Esta formación es crucial para su papel como Luna y para su capacidad de liderar con confianza.
Ella se mantuvo erguida, escuchando atentamente cada palabra. Sabía que su entrenamiento con ese medibrujo Adler Hans, había estado siendo aplazado hasta que se recuperara por su condición de debilidad posterior, y la preparación para tomar el lugar como Luna serían intensos. El Refugio de los Sabios la esperaba, y su camino hacia el dominio de su elemento central agua y la comprensión de sus nuevas responsabilidades apenas comenzaba.
—Confío en que con este apoyo y tu dedicación, estarás más que preparada para asumir el rol de Luna. —dijo Elisey, su voz cargada de confianza y afecto.
Ella asintió con determinación, sabiendo que la tarea que tenía por delante no sería fácil, pero estaba lista para enfrentar cada desafío que se le presentara.
—Capaz no sea perfecta, pero mi esfuerzo y dedicación siempre ha sido la miestra perfecta de la exigencia y casi excelencia. Prometo cumplir con mi linaje, y espero sobrellevar en conjunto como más se necesite el gran honor de ser la Luna de esta tercera generación. Muchas gracias por su apoyo, gracias —dijo fervientemente, siempre con la cabeza en alto. Aunque para todos era aún extraño verla con un Seelie sobre su cabeza.
Claramente, el Seelie era la ayuda necesaria para entender el idioma natal de muchos en la sala, el Alemán, cosa que aún no aprendía como cuarto idioma en su memoria.
La reunión continuó con la planificación de los próximos pasos, mientras ella se preparaba mentalmente para sus visitas frecuentes al Refugio de los Sabios y el desarrollo de sus habilidades bajo la tutela del Medibrujo Adler Hans. La manada observaba, expectante y esperanzada, mientras el futuro de la Luna se delineaba ante ellos.
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Luna de Amor
Werewolf𝐷𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑢 𝑙𝑖𝑛𝑎𝑗𝑒, 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑢 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜 Bruna Dávalos, una joven paraguaya de 27 años, lleva una vida dividida entre su trabajo como mesera y su pasión por escribir historias de hombres lobo. Mientras sueña con algo...