Capítulo 18

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Elisey observaba a Bruna en silencio mientras ella trataba de recuperar el control de su estado emocional. La había hecho sentar, le proporcionó agua y evitó mirar demasiado al Seelie que se mantenía cerca. La atmósfera en la sala era tensa, cargada de una mezcla de preocupación y curiosidad.

-Aunque intentes no mirarlo mucho, se sigue sintiendo, Elisey -comentó Bruna con un tono de diversión a pesar de su agotamiento.

Elisey frunció el ceño ante el comentario y se dirigió a Bruna con seriedad.

-Creo que tenemos muchas cosas que aclarar, señorita.

-A eso mismo iba. Pero primero, quiero saber por qué Björn estaba tan alterado.

Ambos se miraron fijamente. El Seelie descansaba en el pecho de Bruna, siendo abrazado como un peluche. Parecía que este gesto le ayudaba a calmarse.

-Simple de responder, no despertabas. Y eso fue a raíz de tu desobediencia -explicó Elisey, con una expresión grave.

-¿Desobediencia? -preguntó Bruna, confundida.

-Así como lo escuchas. Fuiste cerca del río, y esta criatura respetada por los magos y aventureros... -continuó Elisey, con una seriedad imperturbable- Una criatura que nunca ha seleccionado a una extranjera para socializar, al menos no una humana.

Elisey se acarició el mentón, recordando con frustración el incidente. Su expresión reflejaba claramente su malestar.

-En cuanto te vi perder color, saber que mi propia mano derecha, mi Beta, no me dejaba acercarme. Nos inquietó horrible -bramó, recordando su frustración.

-Pero si los Seelies son criaturas tan bondadosas y juguetonas...

-¡Pero no con los humanos!

El rugido de irritación hizo que Bruna se sintiera pequeña, abrazando al Seelie con algo de temor. No sabía cómo refutar esa verdad, así que optó por guardar silencio.

«Tonto hombre lobo, ella es corriente sabia, nuestra señora -se escuchó la voz melodiosa del Seelie.

-¿Nuestra señora? -preguntó Elisey, visiblemente tenso.

«Es la domadora de criaturas acuáticas y elementales. No es una simple humana -explicó el Seelie.

La mirada de Elisey se tornó rojiza por la sorpresa.

-¿Y cómo ha llegado a esa conclusión? -preguntó a la defensiva.

«Ella me está abrazando como si fuera posible hacerlo. ¿Es consciente de que soy un espíritu elemental de agua? -ironizó el Seelie- Pocas personas pueden tocar a una criatura como yo.

-Eso no lo tengo claro; no se ha dejado tocar por los míos ni por mí mismo -replicó Elisey, aún reticente.

El Seelie hizo un sonido similar a un bufido burbujeante, deslizándose de los brazos de Bruna hacia el Alfa.

-Tóqueme y compruébelo, Alfa terco.

Elisey, decidido, extendió su mano hacia el Seelie, que pasó a través de ella como si fuera aire, sintiéndose fresco pero no sólido. Gruñó por lo bajo al confirmar lo que el guardián había dicho.

-Bien, ¿a qué te refieres con que ella es corriente sabia? Hasta hace unas horas, ella era ajena a todo esto, una humana normal viviendo lejos de toda esta naturaleza. ¿Cómo puede ser posible todo esto? -preguntó, con un tono grave.

Una risa armoniosa y tintilante se escuchó.

«Ella es descendencia de Albino Dávalos Alfonzo, un gran guerrero y domador de criaturas. Más de esta información no se lo puedo ofrecer, Alfa Zickerman -respondió el Seelie, volviendo a los brazos de la joven.

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