Capitulo 50

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Ella se encontraba en el sector del "Lago Eterno", mas específicamente en el Refugio de los Sabios rodeada por una atmósfera tranquila que contrastaba con la tensión interna que sentía. Estaba acompañada por tres figuras clave en su vida: Lucas Schneider, el omega del escuadrón del Alfa Elisey; Jeff Zickerman, el anterior Luna y padre de Elisey; y la omega Crystal, la Estrella Crepuscular designada por el consejo. Esta era la primera vez que se enfrentaba a una reunión oficial sin la presencia de Elisey, lo que le provocaba un nerviosismo palpable, pero Bruna sabía que era su momento de tomar las riendas como Luna de la Manada Rudeltlantik.

En la sala, los hechiceros Nik Eisenrune y Erwin Edelrune aguardaban con calma, mientras el Seelie Flama flotaba alrededor de Bruna, dándole una extraña sensación de energía contenida. El peso de la responsabilidad caía sobre ella, y aunque había practicado su porte de Luna, no dejaba de sentir una presión intensa al tener que enfrentarse a estos dos hechiceros sin el apoyo directo de su compañero.

Bruna se aclaró la garganta, intentando disimular sus nervios.

—Bien, comencemos esta reunión —dijo, su voz ligeramente temblorosa, pero firme—. Tengo entendido que los hechiceros Edelrune y Eisenrune tuvieron una reunión previa con el Alfa Elisey para discutir mi habilidad elemental y su liberación. El joven Edelrune ofreció la propuesta de un cristal que almacenara mi energía sobrante y me la devolviera. ¿Podrían explicar cómo funcionará ese cristal y qué tipo de protección proporcionará? Además, también está el tema de las pulseras con runas de protección que recomendaste, Nik —añadió, mirando directamente al hechicero de las runas.

Jeff Zickerman, el anterior Luna, intervino, con una autoridad sutil pero presente: —Y luego traducirás el pacto con el Seelie Flama para nosotros —dijo, sin perder su postura firme.

Bruna asintió, agradecida de no estar completamente sola en esta situación, aunque sentía la distancia emocional que Jeff y los demás mantenían con ella.

Nik Eisenrune, el hechicero de runas, se adelantó, con su porte solemne y ojos verdes oscuros que brillaban con un ligero destello plateado.

—Como mencioné previamente al Alfa, propuse una protección adicional en forma de runas que se integrarían en una pulsera. Esta pulsera no solo proporcionará protección, sino que también revitalizará su energía elemental, asegurando que siempre fluya de manera constante. Además, ayudará a evitar influencias externas que puedan desestabilizar su aura o energía espiritual —explicó Nik con una voz calmada pero cargada de poder.

Ella sintió un leve estremecimiento recorrer su piel mientras escuchaba al hechicero. Había algo en su manera de hablar, en la seguridad que emanaba, que le hacía sentir la magnitud del poder que estaba ofreciendo. Intentó mantenerse neutral, pero el impacto de sus palabras le resultaba innegable.

—¿Cuáles serían las runas utilizadas? —preguntó Jeff, con el ceño ligeramente fruncido—. ¿Tendrán un efecto permanente o solo funcionarán a corto plazo?

Bruna, aunque nerviosa, añadió: —Sí, me gustaría saber también qué tipo de cualidades tendrán estas runas.

Jeff la observó de reojo, y aunque no dijo nada, Bruna sintió que su tolerancia hacia ella seguía siendo limitada. Era evidente que Jeff aún no la consideraba completamente digna de su rol como Luna.

Nik asintió, preparándose para responder con precisión. —Las runas que he seleccionado para la pulsera son las siguientes: "Algiz (ᛉ), Wunjo (ᚹ), Uruz (ᚢ), Berkana (ᛒ), y Laguz (ᛚ)". Cada una tiene un propósito específico y juntas crearán una barrera protectora poderosa. Estas runas no tienen un límite de uso, salvo en casos extremos, como que el fuego incandescente las destruya accidentalmente. Mientras se mantengan en buen estado, funcionarán de manera indefinida.

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