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El sol de la mañana se filtraba por las rendijas de las cortinas, pintando la habitación con suaves pinceladas de luz dorada. Eran las cinco de la mañana y la familia Park dormía profundamente, agotada tras la noche de terror que habían vivido.

Jimin y Taehyung, abrazados en la cama, parecían dos cachorros acurrucados en un sueño plácido. Pero bajo la superficie de la tranquilidad, la mente de Jimin estaba en guerra.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, despertándolo de un sueño inquietante. En sus sueños, la casa se convertía en un laberinto de sombras y la sangre mancillaba cada rincón. La imagen de Jinwoo, con una sonrisa cruel, lo perseguía, sus palabras llenas de odio resonaban en sus oídos: - Te mataré, maldito hijo de puta -

Las lágrimas brotaron de sus ojos, silenciosas y calientes. No podía gritar, no podía mover un músculo, como si estuviera atrapado en una pesadilla de la que no podía despertar.

Jinwoo se abalanzó sobre él, sus garras afiladas brillando bajo la luz fantasmal de la luna. Jimin cerró los ojos con fuerza, esperando el golpe que nunca llegaba.

Y de pronto, despertó.

Un grito desgarrador escapó de sus labios, un grito que resonó en la habitación como un trueno. Taehyung se levantó de golpe, su rostro lleno de preocupación.

- Jimin, ¿qué pasa? - preguntó, su voz ronca por el sueño.

Jimin se aferró a Taehyung, buscando refugio en su abrazo.

- Jinwoo... estaba... en mis sueños - susurró, su voz temblorosa.

Taehyung lo abrazó con fuerza, tratando de calmarlo.

- Tranquilo, Jimin. Todo está bien. Solo fue una pesadilla - dijo, acariciando su cabello con suavidad.

Jimin se acurrucó en su pecho, buscando consuelo en su calor.

- He estado soñando desde que nos fuimos a dormir - dijo, su voz apenas audible.

Taehyung lo miró con tristeza. Sabía que la noche había sido terrible para Jimin, que las imágenes de la violencia lo perseguían en sus sueños.

- Descansa, Jimin. Todo estará bien - dijo, besando su frente con ternura.

Jimin cerró los ojos, tratando de recuperar la calma. La pesadilla aún lo perseguía, pero el abrazo de Taehyung, su presencia reconfortante, le ofrecía un respiro en medio del torbellino de emociones que lo consumía.

Taehyung observó a Jimin con una mezcla de preocupación y ternura. Las lágrimas silenciosas que brotaban de sus ojos, los movimientos bruscos que sacudían su cuerpo, eran un testimonio de la pesadilla que lo atormentaba.

Se quedó despierto, cuidando a Jimin como un centinela. Su mano acarició suavemente su cabello, tratando de calmar la tormenta que se agitaba en su interior.

El rostro de Jimin estaba arrugado por el dolor, sus labios apretados en una mueca de sufrimiento. Taehyung sintió un nudo en la garganta al ver la fragilidad del omega, la vulnerabilidad que se escondía detrás de su fachada de fuerza.

No podía hacer nada para borrar la pesadilla, para evitar que la imagen de Jinwoo lo atormentara. Pero podía estar ahí, a su lado, ofrecerle un refugio seguro, un abrazo cálido que le recordara que no estaba solo.

Con cada caricia, con cada susurro de palabras tranquilizadoras, Taehyung intentaba calmar el torbellino de emociones que azotaba a Jimin. Sabía que el miedo, la culpa, la tristeza, estaban profundamente arraigados en su alma, que la noche de terror había dejado una cicatriz indeleble en su corazón.

La madrugada se extendía, el cielo comenzaba a teñirse de los primeros colores del amanecer. Taehyung observó cómo el cuerpo de Jimin se relajaba lentamente, cómo sus respiraciones se volvían más pausadas, cómo las lágrimas se convertían en un suave susurro.

Sabía que la pesadilla no había desaparecido por completo, que aún acechaba en las sombras de su mente. Pero por ahora, Jimin estaba a salvo en sus brazos, y eso era todo lo que importaba.

Se quedó despierto, vigilando su sueño, esperando que el descanso le trajera un poco de paz. Y mientras acariciaba su cabello, mientras susurraba palabras de consuelo, Taehyung se prometió a sí mismo que estaría ahí para Jimin, siempre, para protegerlo de las pesadillas y de cualquier otro peligro que se cruzara en su camino.

 Y mientras acariciaba su cabello, mientras susurraba palabras de consuelo, Taehyung se prometió a sí mismo que estaría ahí para Jimin, siempre, para protegerlo de las pesadillas y de cualquier otro peligro que se cruzara en su camino

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Mi Big Boy - Km Au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora