Siempre ha sido tímido y reservado es por eso que sus hermanos y padres lo cuidaban de sobre manera sobretodo sus guardias por que toda su familia sabía que Jimin al ser el menor de ellos corría más peligro a ser la mira de todos sus enemigos o eso...
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La obsesión de Jihyo por Jungkook era una enfermedad que se había ido extendiendo lentamente, como una hiedra venenosa, envenenando sus pensamientos y acciones. Todo comenzó cuando entró al equipo, una joven médica llena de entusiasmo y esperanza. Pero desde el momento en que vio a Jungkook, su mundo se redujo a un solo objetivo: conquistarlo.
Su mirada se posó en él por primera vez durante una sesión de entrenamiento. Jungkook, con su fuerza y agilidad, la cautivó de inmediato. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y sintió una atracción irresistible hacia él. Con el paso del tiempo, esa atracción se convirtió en una obsesión, un deseo insaciable de poseerlo.
Jihyo observaba a Jungkook con avidez, estudiando sus movimientos, sus gestos, sus palabras. Se enamoró de él sin remedio, pero su amor era turbio, posesivo y obsesivo. No podía soportar la idea de que alguien más pudiera tenerlo.
El momento en que Jimin apareció en la vida de Jungkook, Jihyo sintió un escalofrío de celos recorrer su cuerpo. No podía entender cómo alguien como Jimin, alguien que no era tan fuerte ni tan atractivo como Jungkook, podía cautivarlo de esa manera.
Su obsesión se intensificó, y comenzó a planear formas de separarlos. Observaba cada movimiento de Jimin, buscando cualquier debilidad, cualquier error que pudiera utilizar en su contra. Y finalmente, llegó el día en que decidió actuar.
Justo cuando Jihyo se preparaba para declararle su amor a Jungkook, Jimin apareció, con una sonrisa burlona en su rostro. "Lo siento, linda", dijo, con un tono despreciativo. "Pero Jungkook ya está conmigo. Y nadie cambiará eso, ni tú".
Antes de que Jihyo pudiera responder, Jimin tomó el rostro de Jungkook y lo besó con fuerza. La humillación y la rabia se apoderaron de Jihyo. En ese momento, decidió que haría todo lo que fuera necesario para destruir a Jimin y tener a Jungkook para ella sola.
Su mente comenzó a trabajar sin descanso, tramando un plan para separarlos. La idea de secuestrar a Jimin se le ocurrió como una solución perfecta. Si Jimin desaparecía, Jungkook finalmente la notaría y se daría cuenta de que ella era la única que lo amaba de verdad.
Con una sonrisa fría y calculadora, Jihyo comenzó a poner en marcha su plan. Contactó a un grupo de hombres sin escrúpulos, ofreciéndoles una buena suma de dinero a cambio de que secuestraran a Jimin. Su plan se ejecutó a la perfección.
Ahora, desde su habitación, Jihyo observaba con satisfacción cómo su plan se desarrollaba. La noticia del secuestro de Jimin había llegado a sus oídos, y una sonrisa divertida se dibujó en su rostro. - Todo está saliendo como lo planeé - pensó, sintiendo una satisfacción perversa.
Jihyo era la culpable de todo lo que estaba pasando. Su obsesión por Jungkook, su deseo de poseerlo, la había llevado a cometer un acto horrible. Su amor, envenenado por la obsesión, se había convertido en un arma peligrosa, capaz de destruir vidas.
Y mientras Jungkook sufría por la desaparición de Jimin, Jihyo se regocijaba en la oscuridad, esperando el momento en que finalmente pudiera tener a Jungkook para ella sola.
