Siempre ha sido tímido y reservado es por eso que sus hermanos y padres lo cuidaban de sobre manera sobretodo sus guardias por que toda su familia sabía que Jimin al ser el menor de ellos corría más peligro a ser la mira de todos sus enemigos o eso...
Las horas se fueron deslizando entre conversaciones, té caliente y miradas curiosas. Jungkook, con la mente llena de preguntas sobre Jimin y la peculiar atmósfera de la mansión Park, aprovechó un momento de silencio para pedir permiso para retirarse a su habitación. Los señores Park, con un gesto de comprensión, aceptaron su solicitud.
Yoongi, con una sonrisa amable, se ofreció a guiarlo hasta su habitación. En el camino, Yoongi se dedicó a conversar con Jungkook sobre su niñez, recordando momentos compartidos y anécdotas que habían marcado su infancia.
Jungkook, con la mente aún inquieta por la desaparición de Jimin, se dejó llevar por las historias de Yoongi, sintiendo una extraña sensación de nostalgia y familiaridad.
Finalmente, llegaron a la habitación de Jungkook. Yoongi, con un gesto de despedida, le deseó buenas noches y se retiró.
Jungkook se acomodó en la cama, con la mente llena de pensamientos. El silencio de la casa era absoluto, solo interrumpido por el tic-tac del reloj de pared.
Pasaron horas. Jungkook, con la mente inquieta, no lograba conciliar el sueño. Se levantó de la cama y se dirigió hacia la cocina, buscando un vaso de agua.
Al llegar a la cocina, Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda. El sonido de la puerta principal abriéndose lo hizo detenerse en seco.
Con cautela, se asomó a la sala de estar. La luz tenue de la luna iluminaba la figura de un omega, el más lindo que Jungkook había visto en su vida.
Jungkook sintió una sonrisa dibujarse en sus labios. El omega, con un aroma dulce y delicado, se movía con gracia, emanando una aura de fragilidad y belleza.
Jungkook, sin querer asustarlo, se escondió detrás de una columna, observando al omega con fascinación. El omega, con la mirada perdida en el vacío, se dirigió hacia el segundo piso, dejando tras de sí un rastro de su suave aroma.
Jungkook pudo sentir el aroma del omega, un aroma dulce y delicado que lo envolvió como una suave brisa. Era el aroma de un omega pura sangre, un aroma que lo cautivó desde el primer instante.
Jungkook, con la mirada fija en la figura del omega, sintió una mezcla de curiosidad y deseo. Quería saber más sobre él, quería comprender su misterio, quería sentir su aroma más cerca.
Sin embargo, por ahora, se contentó con observarlo desde la distancia, con la esperanza de que un día pudiera acercarse a él y descubrir los secretos que escondía.
Y así, en la oscuridad de la noche, Jungkook se encontró cautivado por la belleza del omega, un encuentro que marcaría un antes y un después en su vida.
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