La lluvia caía sobre Seúl con una furia desatada. Los ciudadanos, empapados hasta los huesos, corrían a refugiarse en sus casas, buscando cobijo del diluvio. En medio de la carretera, un lujoso auto negro, de último modelo, se deslizaba con elegancia, sorteando el caos del tráfico. Al volante, un hombre de cabello negro azabache, mirada seria y penetrante, conducía con precisión. Sus manos, adornadas con tatuajes intrincados, sujetaban firmemente el volante. Unos cuantos piercings discretos adornaban su rostro, y un cigarrillo ardía entre sus dedos, dejando una estela de humo gris en el aire.
El interior del vehículo era silencioso, un silencio sepulcral que solo se rompía por el suave susurro de las gotas de lluvia contra los cristales. De repente, la voz infantil de un pequeño niño interrumpió la quietud:
—Papi, ¿por qué nos estamos yendo de casa? ¿Acaso iremos a ver a los abuelos?
El hombre, sin dejar de mirar la carretera, sonrió levemente por el espejo retrovisor. Era una sonrisa triste, melancólica, pero llena de amor.
—Lían, ¿sabes por qué llueve con tanta fuerza hoy?
El niño, Lían, de apenas cuatro años, negó con la cabeza. Sus ojos grandes y oscuros reflejaban la inocencia de su corta edad.
—Porque hoy tus abuelos saben que los irás a visitar. Ellos nos mandaron esta lluvia para que juegues en los charcos mientras yo les cambio las flores y arreglo sus tumbas.
El hombre que hablaba era Jeon Soobin, un alfa de veintinueve años, líder de la mafia Jeon, la organización criminal más reconocida y buscada de Seúl. Y el niño, Lían, era su hijo. Ambos se dirigían al cementerio, a visitar las tumbas de Jeon Jungkook y Park Jimin, los padres de Soobin, quienes habían fallecido hacía cuatro años.
Al llegar al cementerio, Soobin estacionó el auto bajo la lluvia torrencial. Lían, con una alegría infantil, saltó del coche y empezó a jugar en los charcos, salpicando agua con sus pequeñas botas de goma. Soobin, observándolo desde lejos, sintió un nudo en la garganta. El dolor de la pérdida seguía siendo agudo, una herida abierta que el tiempo no había logrado cicatrizar.
Mientras arreglaba las tumbas de sus padres, colocando nuevas flores y limpiando las lápidas, Soobin sintió una profunda tristeza invadirlo. La lluvia caía sin cesar, como lágrimas que lloraban por la ausencia de sus padres. En un momento de soledad, bajo la lluvia torrencial, Soobin se arrodilló ante las tumbas, las lágrimas corriendo por su rostro. Con la voz entrecortada por el dolor, susurró sus últimas palabras, un adiós silencioso, un lamento que solo la lluvia podía oír:
—Papá, mamá... los extrañaré siempre... cuídenme desde el cielo...
Lían, absorto en su juego, no vio las lágrimas de su padre, ni escuchó sus susurros. Pero el cielo, la lluvia, y el viento, fueron testigos silenciosos del dolor de un hijo que lloraba a sus padres, un dolor que solo el tiempo, quizás, podría aliviar. El dolor de un líder que, a pesar de su poder, seguía siendo un hijo que había perdido a sus padres pero sabiendo que ellos lo protegían desde el cielo .
"El amor, la pérdida, la venganza, la redención, y la esperanza: un ciclo de vida que se repite a través de generaciones, uniendo a las familias Jeon y Park en un legado de amor y resiliencia, forjado en medio del dolor y la oscuridad, pero floreciendo bajo la luz de un nuevo amanecer."
Esto fue Mi Big Boy ❤️

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Mi Big Boy - Km Au
RandomSiempre ha sido tímido y reservado es por eso que sus hermanos y padres lo cuidaban de sobre manera sobretodo sus guardias por que toda su familia sabía que Jimin al ser el menor de ellos corría más peligro a ser la mira de todos sus enemigos o eso...