Capitulo 30 ⚘️

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Han pasado dos meses desde la muerte de Alex, y aún no puedo asimilarlo. Todo parece como si fuera ayer cuando recibí la noticia que cambió mi vida para siempre.

Después del funeral, no pude regresar a mi departamento. Todas las cosas de Alex siguen allí, exactamente como ella las dejó. Su ropa, sus joyas, sus libros... todo.

No puedo mover nada. No puedo tocar nada. Es como si temiera que al hacerlo, la borrara de mi vida.

Así que he estado viviendo en casa de mi madre. Ella me ha sido de gran apoyo, siempre está allí para escucharme, para abrazarme.

Cuando tengo carreras, ella me acompaña. Me ayuda a mantener la mente ocupada, a distraerme del dolor.

Pero incluso en la pista, siento su ausencia. Siento que algo me falta. Alex siempre estaba allí, en la tribuna, sonriendo y animándome.

Ahora, solo veo un espacio vacío. Un espacio que ella ocupaba.

Mi madre me dice que debo seguir adelante, que Alex hubiera querido que fuera feliz. Pero es difícil.

Cada día es una lucha. Cada día es un recordatorio de lo que perdí.

A veces, me despierto en medio de la noche, pensando que Alex está a mi lado. Pero no está.

Me levanto, camino por la casa, buscando algo que me haga sentir cerca de ella. Pero no hay nada.

Solo hay recuerdos. Recuerdos que me duelen, que me hacen llorar.

Mi madre me dice que el tiempo lo cura todo. Pero no creo que sea cierto.

El tiempo solo hace que la herida se sienta más profunda.

Quiero a Alex de vuelta. Quiero su sonrisa, su risa, su mirada.

Pero sé que eso no puede ser.

Así que seguiré viviendo en esta niebla de dolor, esperando que algún día, pueda encontrar la forma de seguir adelante sin ella.

Mientras preparaba mi maleta para la próxima carrera, mi mente estaba en otro lugar. Pensaba en Alex, en cómo siempre me acompañaba a las carreras, en cómo siempre estaba allí para mí.

Mi madre entró en mi habitación, sonriendo suavemente.

— Charles, ¿cómo estás? — preguntó, sentándose en la cama junto a mí.

— Estoy bien, mamá — mentí, sin mirarla.

— No, no estás bien — dijo, poniendo una mano en mi hombro. — Sé que todavía duele.

— No sé cómo hacerlo, mamá — dije, finalmente mirándola. — No sé cómo vivir sin ella.

Mi madre me abrazó fuerte.

— Lo sé, cariño — dijo. — Pero tienes que seguir adelante. Alex hubiera querido que fueras feliz.

— Lo sé — dije, asintiendo. — Pero es difícil.

— Lo sé que lo es — dijo. — Pero tienes que encontrar la forma de honrar su memoria. Tienes que seguir viviendo para ella.

Me sentí un nudo en la garganta.

— ¿Cómo hago eso, mamá? — pregunté.

— Siguiendo tus sueños — dijo. — Siguiendo tu pasión. Alex siempre te apoyó en tu carrera, ahora es tu turno de hacerlo por ella.

Asentí, sintiendo una pequeña chispa de determinación.

— Tienes razón, mamá — dije.

Mi madre sonrió.

DAYLIGHT|| Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora