Capítulo 49 ⚘️

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No puedo dejar de mirar mi anillo de compromiso. Es como si estuviera hipnotizada por su brillo y su significado. Nunca imaginé que me enamoraría tanto de alguien. Charles es el hombre perfecto para mí, y ahora vamos a pasar el resto de nuestras vidas juntos.

Después de la proposición, decidimos compartir la noticia con nuestras familias. Estábamos emocionados de ver sus reacciones.

Llegamos a la casa de mi padre, y les contamos la noticia. Susie se emocionó tanto que comenzó a llorar de felicidad. Mi padre me abrazó y me dijo que estaba orgulloso de mí.

— Estamos tan felices por ti, Alex — dijo mi Susie — Charles es un hombre maravilloso.

— Gracias, Susie— respondí, sonriendo. — Estoy muy feliz.

Después, fuimos a la casa de los padres de Charles. La reacción fue similar. Su madre se emocionó tanto que nos abrazó a ambos, y su padre nos felicitó con un apretón de manos.

— Bienvenida a la familia, Alex — dijo su madre. — Eres la hija que siempre quisimos.

Me sentí emocionada y agradecida por la aceptación y el amor de ambas familias.

Charles me tomó la mano y me miró a los ojos.

— Estoy tan feliz de tener a nuestras familias de nuestro lado — dijo.

— Yo también — respondí. — Esto es solo el comienzo de nuestra aventura juntos.

Nos abrazamos y nos besamos, rodeados de la felicidad y el amor de nuestras familias.

Ahora, solo queda planificar nuestro matrimonio y comenzar nuestra nueva vida juntos. Estoy emocionada de ver lo que el futuro nos depara.

Anoche, Charles y yo organizamos una pequeña reunión en nuestro departamento con nuestros amigos más cercanos. Queríamos compartir la noticia de nuestro compromiso con ellos.

Habíamos invitado a Carlos, Val, Max, Kelly, George, Carmen, Checo, Carola, Lewis y Oscar. Todos llegaron con sonrisas y curiosidad.

— ¿Qué pasa? — preguntó Carlos, mientras se sentaba en el sofá. — ¿Por qué nos habéis convocado?

Charles y yo nos miramos, sonriendo.

— Tenemos una noticia importante que compartir con ustedes — dije, tomando la mano de Charles.

— ¡Vamos! — exclamó Val. — ¡No nos tengas en suspenso!

Charles se rió y se puso de pie.

— Alex y yo nos vamos a casar — anunció.

La habitación estalló en aplausos y gritos de felicidad. Nuestros amigos se levantaron y nos abrazaron, felicitándonos.

— ¡Esto es increíble! — dijo Kelly, llorando de emoción.

— ¡Lo sabíamos! — exclamó Max. — ¡Ustedes dos están hechos el uno para el otro!

Carmen y Carola se acercaron y me abrazaron.

— ¡Estamos tan felices por ti, Alex! — dijo Carmen.

— ¡Y por ti, Charles! — agregó Carola.

Los chicos, Carlos, Checo, George, Lewis y Oscar, se acercaron y nos dieron palmadas en la espalda.

— ¡Felicidades, amigos! — dijo Carlos.

— ¡Que tengáis una vida llena de amor y felicidad! — agregó Oscar.

La noche continuó con risas, abrazos y planes para la boda. Nuestros amigos se ofrecieron a ayudarnos en todo lo que necesitáramos.

Charles y yo nos miramos, sonriendo.

— Esto es solo el comienzo — dije.

— De nuestra aventura juntos — completó Charles.

Nos besamos, rodeados de la felicidad y el amor de nuestros amigos.




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Después de compartir la noticia de nuestro compromiso con nuestros amigos y familiares, comenzamos a planificar la boda. Charles y yo habíamos hablado sobre cómo queríamos que fuera nuestra boda, y estábamos de acuerdo en que queríamos algo íntimo y sencillo.

No quería nada de pretensión en la boda, solo quería compartir ese momento especial con nuestra familia y amigos más cercanos. Charles estuvo de acuerdo conmigo, y así comenzamos a planificar.

Susie se ofreció a ayudarme con los preparativos, y la madre de Charles también se unió al equipo. Estábamos emocionadas de empezar a planificar.

— ¿Qué tipo de boda quieres? — preguntó la madre de Charles.

— Quiero algo íntimo — respondí. — Solo familia y amigos cercanos.

— Me encanta — dijo Susie. — Podemos hacer algo en un jardín o en una casa de campo.

— Eso suena perfecto — dijo la madre de Charles. — ¿Cuántos invitados pensabas invitar?

— Unos 50 o 60 — respondí. — Solo la gente que realmente importa.

Comenzamos a hacer una lista de los invitados y a buscar lugares para la boda. La madre de Charles nos recomendó un hermoso jardín en las afueras de la ciudad.

— Es un lugar precioso — dijo. — Y tienen un salón para recepciones.

Susie y yo buscamos fotos del lugar en Internet. Era exactamente lo que estábamos buscando.

— Esto es perfecto — dije, emocionada.

— Lo sé — dijo Susie, sonriendo. — Ahora, vamos a hablar de tu vestido.

Me reí y nos sentamos a hablar sobre los detalles de la boda. La madre de Charles nos ayudó a elegir un catering y a planificar la decoración.

Charles se unió a nosotros más tarde y nos mostró su entusiasmo.

— Estoy tan emocionado — dijo. — No puedo esperar para casarme contigo.

Me sonreí y lo abracé.

— Yo también — dije. — Esto va a ser perfecto.

Después de semanas de planificación, Charles y yo finalmente decidimos los detalles de nuestra boda. Habíamos hablado sobre fechas y lugares, y ambos estábamos de acuerdo en que queríamos algo especial.

— Quiero casarme contigo en un lugar que nos recuerde nuestra pasión y amor — dijo Charles, mirándome a los ojos.

— Italia — dije, sonriendo. — Siempre he querido volver a Italia.

Charles sonrió y me tomó la mano.

— Es perfecto — dijo. — Nos casaremos en Italia.

Decidimos que nos casaríamos en cuatro meses, en un jardín con vista al mar en la costa de Amalfi. La idea de una ceremonia íntima en un lugar tan hermoso nos emocionaba.

— Será como un sueño — dije, cerrando los ojos y imaginando el escenario.

— Lo será — dijo Charles, besándome la mano. — Y siempre recordaremos este momento.

Comenzamos a buscar lugares y encontramos un jardín en Ravello, con una vista impresionante del mar Mediterráneo. La dueña del lugar, una señora italiana llamada Signora Rosa, nos recibió con una sonrisa cálida y nos mostró el jardín.

— Es perfecto — dije, llorando de emoción.

— Sí, lo es — dijo Charles, abrazándome.

Signora Rosa nos dijo que podía ayudarnos con la organización y la decoración, y nos recomendó un catering local.

— Será una ceremonia inolvidable — dijo.

Nosotros estábamos de acuerdo. Nuestra boda en Italia sería un momento que siempre recordaríamos.

— Cuatro meses — dije, sonriendo a Charles.

— Cuatro meses — repitió él, besándome. — Y luego, comenzaremos nuestra vida juntos.








DAYLIGHT|| Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora