Capitulo 40 ⚘️

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Me senté entre Charles y Carlos, sintiendo una sensación de tranquilidad y felicidad que no había sentido en mucho tiempo.

— Quiero contarles lo que ha pasado desde que salí del coma — dije, mirándolos a ambos.

Charles y Carlos se miraron entre sí y luego me prestaron atención.

— Después de despertar, no recordaba nada — comencé. — No sabía quién era, no sabía qué había pasado. Pero poco a poco, comencé a recordar cosas.

Les conté sobre mi estancia en el hospital, sobre cómo había conocido al doctor Shepherd y cómo había comenzado a recuperar mis recuerdos.

— Y entonces, ayer, el doctor Shepherd me mostró una foto tuya, Charles — dije, sonriendo. — Y todo volvió. Recordé todo.

Charles sonrió y me tomó la mano.

— Me alegra que hayas recordado — dijo.

Carlos se rió.

— Y ahora que estás de vuelta, podemos hablar de cosas importantes — dijo. — Como la temporada de Fórmula 1.

Me reí.

— ¿Cómo va? — pregunté.

Carlos se animó.

— Va bien — dijo. — Max está liderando el campeonato, pero Lando está cerrando la brecha.

Charles se rió.

— y Charles esta en el tercer lugar — dijo.

— ¡Es emocionante! — dije. — Me encantaría  carrera volver.

Charles sonrió.

— Puedo arreglar eso — dijo. — Nuestra próximamente parada en Austin, Texas ¿Quieres venir con nosotros?

Me emocioné.

— ¡Eso sería increíble! — dije —

Carlos se rió.

— Vas a tener que soportar a los demás, van a estallar en gritos y emociones en cuanto te vean — dijo.

Me reí.

— Estoy lista — dije.

Y así, pasamos el resto del día hablando de la Fórmula 1, de nuestros planes y de nuestro futuro juntos. Era como si nunca hubiera estado ausente. Era como si nunca hubiera olvidado.

Mientras estábamos sentados en la sala, rodeados de la calidez y la comodidad del hogar, me volví hacia Charles y le hice una pregunta que había estado pendiente en mi mente desde que recordé mi pasado.

— Charles, ¿cómo ha estado mi papá? — pregunté, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad.

Charles me miró con una expresión de ternura y compasión.

— Tu papá ha estado bien, Alex — dijo. — Pero te ha extrañado mucho.

Me sentí un nudo en la garganta al escuchar esas palabras. Mi papá, Toto, siempre había sido una figura importante en mi vida, y la idea de que había estado preocupado por mí me llenaba de emoción.

— ¿Qué ha estado haciendo? — pregunté, intentando mantener la calma.

Charles sonrió.

— Ha estado trabajando mucho, como siempre — dijo. —.

Me sentí agradecida por la dedicación de mi papá.
Charles me tomó la mano y me miró con una sonrisa.

— Alex, tengo una idea — dijo. — ¿Qué te parece si organizamos una reunión con tu papá en Austin? Estoy seguro de que estará emocionado de verte.

Me sentí emocionada y encantada con la idea.

— ¡Eso sería increíble! — dije. — Estoy segura de que mi papá estará emocionado de verme.

Carlos asintió en acuerdo.

— Ya volverás a tu vida, Alex — dijo. — Y nosotros estaremos allí para apoyarte.

Justo cuando estábamos por irnos, la puerta se abrió y Daniel entró alterado.

— Charles, no permitiré que la lleves — dijo, su voz llena de desesperación. — La amo, y no la dejaré ir.

Charles se puso serio y se levantó de la silla.

— Daniel, sabes que no puedes impedir que Alex vuelva con su familia — dijo.

Me sentía muy confundida ¿Ellos se conocían? ¿Cómo se conocían?
Daniel se acercó a Charles, su rostro enrojecido por la emoción.

— No me importa — dijo. — La amo, y haré cualquier cosa para mantenerla conmigo.

Charles lo miró con una expresión de sorpresa y luego de reconocimiento.

— Eres el hermano mellizo de Vanessa, ¿verdad? — dijo.

Daniel asintió, su rostro todavía enrojecido.

— Sí, soy su hermano — dijo. — Y sé que Vanessa te amaba, Charles. Pero yo amo a Alex, y no la dejaré ir.

Me sentí incómoda al escuchar la conversación. No sabía qué hacer ni qué decir.

Charles se acercó a Daniel y lo miró con firmeza.

— Daniel, entiendo que te sientas así — dijo. — Pero Alex no te corresponde. Y no puedes obligarla a quedarse contigo.

Daniel se derrumbó, su rostro cubierto de lágrimas.

— No puedo perderla — dijo. — No puedo perderla.

Me sentí una punzada de compasión por Daniel, pero sabía que no podía corresponder sus sentimientos. Charles me tomó la mano y me sacó de la habitación, dejando a Daniel solo con su dolor.

Me sentí sorprendida y confundida al saber que Daniel era el hermano mellizo de Vanessa. No había visto venir esa revelación. Me preguntaba cómo había podido no saberlo antes.

Pero no tuve tiempo para pensar más en eso, ya que el doctor Shepherd llegó y me dio de alta del hospital.

— Estás lista para irte a casa, Alex — dijo con una sonrisa.

Me sentí emocionada y aliviada. Finalmente podría dejar atrás el hospital y empezar a reconstruir mi vida.

Carlos y Charles me acompañaron fuera del hospital. Carlos me abrazó y me deseó suerte.

— Te veré pronto, Alex — dijo. — Tengo que ir a la fábrica de Ferrari a trabajar.

Charles sonrió y me tomó la mano.

— Vamos a llevarlo a la fábrica y luego iremos al centro comercial — dijo. — Tienes que renovar tu vestuario, te comprare un millón de ropa de los mejores diseñadores.

Me reí.

— ¿Un millón de ropa? — pregunté, bromeando.

Charles sonrió.

— Al menos — dijo. — Quiero que te sientas como la reina que eres.

Me sentí emocionada y agradecida por su generosidad.

Después de dejar a Carlos en la fábrica, Charles y yo nos dirigimos al centro comercial. Me sentí abrumada por la cantidad de tiendas y opciones.

— ¿Dónde empezamos? — pregunté.

Charles se rió.

— Empezamos en la primera tienda y no paramos hasta que hayas encontrado todo lo que necesitas — dijo.

Me reí y nos sumergimos en una jornada de compras que nunca olvidaría.

Cada tienda era una nueva aventura, un nuevo descubrimiento. Charles me ayudaba a elegir ropa, accesorios y joyas que me hacían sentir como una princesa.

Me sentí como si estuviera en un sueño, un sueño del que no quería despertar.

Y en todo momento, Charles estaba allí, sonriendo y apoyándome.

Me sentí afortunada de tenerlo a mi lado.






DAYLIGHT|| Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora