Capítulo 53 ⚘️

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Un año después

Un año después

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Alex



Ya ha pasado un año desde que me casé con Charles, y cada momento ha sido hermoso. Nuestra vida juntos ha sido un sueño hecho realidad.

Recuerdo nuestro primer año juntos como un período de crecimiento y aprendizaje. Como en todos los matrimonios, hemos tenido nuestras discusiones y desacuerdos, pero hemos sabido resolverlos con amor y comunicación y claro que una que otra fallando en cualquier parte de la casa.

Al principio, tuvimos que adaptarnos a vivir juntos y compartir nuestros espacios. Charles es un poco más ordenado que yo, así que tuve que aprender a ser más organizada. Y él tuvo que aprender a tolerar mis momentos de creatividad y caos.

Pero más allá de las pequeñas diferencias, hemos encontrado un equilibrio perfecto. Nos hemos convertido en un equipo, trabajando juntos para resolver cualquier problema que se presente.

Una de las cosas que más me gustan de nuestro matrimonio es la forma en que nos hacemos reír. Charles tiene un sentido del humor increíble, y siempre sabe cómo hacerme sonreír, incluso en los momentos más difíciles.

Y, por supuesto, nuestra intimidad ha sido una parte fundamental de nuestro matrimonio. No siempre necesitamos ropa para resolver nuestras diferencias, pero hemos aprendido a comunicarnos de manera efectiva y a encontrar soluciones creativas.

Nuestro amor ha crecido con cada día que pasa, y me siento afortunada de tener a Charles a mi lado. Él es mi mejor amigo, mi compañero y mi alma gemela.

Hemos viajado juntos, explorado nuevos lugares y probado nuevas experiencias. Y en cada momento, hemos encontrado la forma de hacerlo más especial y memorable.

Un año de matrimonio ha pasado volando, pero sé que los mejores momentos están por venir. Estoy lista para seguir construyendo nuestra vida juntos, con amor, risas y aventuras.

Charles y yo habíamos planeado un fin de semana de esquí en las montañas con mis padres, Toto y Susie, y lo digo por que en este tiempo Susie se a convertido en una madre para mi y yo en una hija para ella. Estaba emocionada de compartir esta experiencia con la persona que amo y con mi familia.

Al llegar a la montaña, nos instalamos en una cabaña acogedora y comenzamos a prepararnos para el día de esquí. Charles se mostró entusiasmado con la idea de esquiar con mi padre, y yo me sentí un poco nerviosa, no sabiendo cómo se llevarían.

Pero desde el principio, Charles y Toto se llevaron de maravilla. Mi padre, que siempre ha sido un poco serio, se rió y bromeó con Charles como si fueran viejos amigos. Me sorprendió ver cómo Charles se adaptaba tan fácilmente a la personalidad de mi padre.

En la pista de esquí, Charles y Toto se convirtieron en compañeros de aventuras, esquiando juntos y compitiendo en carreras. Susie y yo nos reíamos y los animábamos desde la línea de meta.

Después de un día lleno de esquí y diversión, nos reunimos en la cabaña para cenar y compartir historias. Charles se sentó junto a Toto y comenzaron a hablar sobre sus experiencias de esquí. Mi padre se rió y dijo:

— Charles, eres un verdadero esquiador. Deberías venir más seguido.

Charles sonrió y respondió:

— Me encantaría, Toto. Usted es un gran profesor.

Me sentí conmovida al ver cómo Charles se había ganado el respeto y la admiración de mi padre. Sabía que era importante para mí que mi familia lo aceptara, y ahora podía ver que era reciproco.

Esa noche, mientras nos acostábamos, Charles me tomó la mano y dijo:

— Me encantó pasar tiempo con tu familia. Son personas increíbles.

— Lo sé — respondí. — Me alegra que te hayan gustado.

— Y me alegra que tu padre me haya aceptado — agregó Charles.

— Siempre supe que lo haría — dije, sonriendo. — Eres una persona especial, Charles.

Al día siguiente, decidimos viajar a un pequeño pueblo que se ponía muy lindo en esta época del año. La nieve cubría las casas y las calles, y parecía un cuadro de navidad.

Estábamos todos emocionados, Charles y yo íbamos en el asiento delantero, mientras que Toto y Susie iban detrás. De repente, Toto se ofreció a conducir y Charles le cedió el volante.

Todo iba bien hasta que Toto tomó un camino secundario y, sin darnos cuenta, nos encontramos en medio de una tormenta de nieve. La visibilidad era casi nula y Toto redujo la velocidad.

Pero, en un momento de descuido, el auto se deslizó sobre una capa de hielo y se quedó estancado en un hoyo de nieve.

— ¡No puede ser! — exclamé, riendo. — ¡Toto, el gran piloto de carreras, atascado en la nieve!

Toto se rió y dijo:

— ¡Cállate, Alex! Esto no es una pista de carreras.

— ¡Ah, claro! — respondí, burlándome. — ¡El gran campeón de la nieve!

Susie se unió a la broma, diciendo:

— ¡Toto, parece que necesitas practicar un poco más en la nieve!

Charles se rió y dijo:

— ¡No te preocupes, Toto! Nosotros te ayudaremos a sacar el auto.

Juntos, logramos sacar el auto del hoyo de nieve y continuamos nuestro viaje al pueblo. Aunque llegamos un poco tarde, la nieve y la atmósfera navideña nos esperaban.

Mientras caminábamos por las calles emblancadas, Toto se acercó a mí y dijo:

— ¡No te rías de mí, Alex! Soy un piloto de carreras retirado, pero aún tengo habilidades.

— ¡Claro que sí, papá! — respondí, sonriendo. — ¡Y yo soy la reina de la nieve!

Nos reímos y continuamos disfrutando del día en familia. A pesar del pequeño contratiempo, la jornada fue inolvidable.

Ese viaje fue un momento especial para nosotros, y me di cuenta de que nuestra relación era más fuerte que nunca. La conexión entre Charles y mi familia era genuina, y sabía que esto era solo el comienzo de muchas aventuras juntos.







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