Capítulo 36⚘️

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Charles

Estaba en Singapur, listo para el Gran Premio

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Estaba en Singapur, listo para el Gran Premio. La emoción era palpable en el aire.

Llegué al Paddock, y fue recibido con aplausos y gritos de los fans. Me encantaba esta parte de la experiencia, poder conectarme con la gente que amaba el deporte tanto como yo.

Me dirigí hacia el homemotor de Ferrari, donde sabía que encontraría a algunos de los ingenieros y mecánicos que trabajaban detrás de escena. Pero justo cuando estaba a punto de llegar, me encontré con Toto Wolff, el jefe de equipo de Mercedes.

— Charles, ¿cómo estás? — preguntó, con una sonrisa.

— Bien, Toto — respondí. — Listo para la carrera.

Toto asintió.

— Estamos confiados — dijo. — Nuestro coche ha estado funcionando bien en las prácticas.

— Sí, he visto los tiempos — dije. — Pero nunca se sabe qué puede pasar en la carrera.

Toto se rió.

— Eso es cierto — dijo. — Pero estamos preparados para cualquier cosa.

Nos quedamos charlando un rato, hablando sobre la temporada y los desafíos que habíamos enfrentado. Toto es un hombre inteligente y astuto, y siempre es un placer hablar con él.

Pero mientras hablábamos, no pude evitar pensar en Alex. Ella siempre había estado a mi lado en estos eventos, sonriendo y animándome. Su ausencia era como un vacío en mi corazón.

— Toto, disculpa — dije, interrumpiendo nuestra conversación. — Tengo que irme.

Toto asintió.

— Claro, Charles — dijo. — Buena suerte en la carrera.

Me dirigí hacia el homemotor de Ferrari, pero mi mente estaba en otro lugar. Pensaba en Alex, y en lo mucho que la extrañaba.

Me dirigí hacia mi cuarto privado, listo para prepararme para la carrera. Cerré la puerta detrás de mí y me quité la ropa, revelando mi mono de piloto que estaba colgado en el perchero.

Me miré en el espejo y me ajusté el mono, asegurándome de que estuviera perfectamente ajustado. Me sentí un poco tenso, como siempre antes de una carrera.

Justo cuando estaba a punto de salir, escuché un golpe en la puerta.

— Adelante — dije.

La puerta se abrió y Carlos, mi amigo y compañero de equipo, entró en la habitación.

— ¿Cómo estás, Charles? — preguntó, con una expresión de preocupación en su rostro.

Me encogí de hombros.

— Estoy bien — mentí.

Carlos se acercó a mí y me puso una mano en el hombro.

— No, no estás bien — dijo. — Sé que estás sufriendo. Sé que extrañas a Alex.

DAYLIGHT|| Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora