Capitulo 34: Cañón Nublado

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El día estaba despejado, pero en el horizonte, las nubes oscuras comenzaban a agolparse sobre el Cañón Nublado, creando un ambiente lleno de misterio. Caelum, como de costumbre, caminaba junto a Elyra, silencioso y atento a cualquier peligro que pudiera surgir. Llevaban semanas en una rutina tranquila en Hallownest, pero ahora Elyra había decidido que quería hacer algo diferente, algo que rompiera con la monotonía de sus días en el castillo.

—Hoy quiero que me lleves al Cañón Nublado —dijo Elyra de repente, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

Caelum, que había estado caminando en silencio a su lado, se detuvo por un momento, volviendo su mirada hacia ella.

—¿Por qué el Cañón Nublado? —preguntó, aunque su tono no era de reproche, sino más bien de curiosidad. El Cañón Nublado no era el lugar más agradable para visitar, con su atmósfera pesada y el aire cargado de partículas que hacían difícil ver más allá de unos pocos pasos. Pero algo en Elyra lo atraía hacia lo desconocido.

—He oído que es un lugar fascinante, misterioso... y además, nunca he estado allí —respondió ella con entusiasmo, su voz llena de un entusiasmo contagioso.

Caelum dudó por un momento. No era un lugar que él considerara seguro para alguien como Elyra, pero al mismo tiempo, algo en su interior le decía que ella debía experimentar más allá de los límites del castillo. Y por alguna razón que no comprendía del todo, quería ser él quien la acompañara.

—Muy bien, si insistes —cedió finalmente, con un leve asentimiento.

Elyra sonrió radiante, y sin pensarlo dos veces, tomó la mano de Caelum con una familiaridad que lo desarmó. El contacto lo hizo tensarse por un instante, pero no apartó su mano. Era un gesto que se estaba volviendo frecuente entre ellos, aunque Caelum aún no comprendía del todo por qué lo permitía. Quizá, porque algo dentro de él estaba cambiando, aunque aún no podía darle un nombre.

Llegaron al Cañón Nublado cuando las nubes ya habían descendido sobre el suelo, cubriendo todo el paisaje con una densa neblina. Los acantilados se extendían hacia lo alto, y las grietas profundas y peligrosas hacían que cada paso fuera incierto. El viento soplaba fuerte, arrastrando partículas y creando un ambiente de misticismo y peligro.

Elyra miraba a su alrededor, completamente cautivada por el lugar. A pesar de lo inhóspito, había algo en el Cañón que la atraía.

—Es... más impresionante de lo que imaginaba —dijo con asombro, su voz apenas un susurro ante el ruido del viento.

Caelum se mantenía a su lado, siempre alerta, escudriñando la neblina en busca de cualquier amenaza. Aunque no podía negar que el lugar tenía una belleza inquietante, no bajaba la guardia. El Cañón Nublado estaba lleno de criaturas y trampas naturales que podían ser peligrosas para cualquiera que no estuviera preparado.

—Este lugar puede ser traicionero —dijo, con su habitual tono frío—. No es un lugar para relajarse.

Elyra lo miró de reojo, y su sonrisa no desapareció.

—Lo sé, pero a veces, en los lugares más extraños, se encuentra la mayor belleza —respondió, mientras se inclinaba para observar una planta que crecía entre las rocas, sus pétalos brillando débilmente bajo la neblina.

Caelum la observó en silencio por un momento. Elyra tenía una capacidad única para ver más allá de lo evidente, para encontrar algo bello incluso en los lugares más oscuros. Para él, todo en el Cañón representaba peligro y cautela, pero ella veía algo más. Y era esa forma de ser la que, poco a poco, había empezado a desestabilizar el muro que había construido alrededor de sus emociones.

Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora