El eco de los pasos de Caelum resonaba en los silenciosos corredores del castillo mientras avanzaba hacia su habitual puesto de guardia. El aire fresco de la noche se filtraba a través de las ventanas abiertas, pero él apenas lo notaba. Sus pensamientos estaban en otro lugar, enredados en las palabras de su padre. "No olvides para qué fuiste creado". Aquellas palabras cargadas de deber y destino lo habían seguido desde su nacimiento, desde que fue formado en el abismo para contener la esencia de Radiance.
Caelum se detuvo por un momento frente a una de las ventanas del castillo, donde la luna brillaba intensamente en el cielo nocturno, sus plateadas luces derramándose sobre los jardines. Desde allí, podía ver a lo lejos el lugar donde se encontraba el sendero que conducía a la sala de Elyra. Sin pensarlo demasiado, comenzó a caminar en esa dirección, sus pasos ahora más lentos, más calculados.
Era como si algo dentro de él lo impulsara a ir hacia ella. No entendía del todo lo que sentía, pero lo que sabía era que la cercanía de Elyra había comenzado a desatar una serie de emociones desconocidas en su interior, emociones que jamás había experimentado. Se había entrenado toda su vida para ser un ser sin emociones, sin voluntad propia. Un arma, una herramienta del Rey Pálido, nada más.
Y, sin embargo, cada vez que veía a Elyra, algo se removía en su interior. Algo cálido, algo diferente. Era un sentimiento que lo perturbaba, pero al mismo tiempo lo atraía. No lo comprendía, pero no podía ignorarlo.
Mientras avanzaba por los corredores, recordó el día en que por primera vez Elyra le pidió bailar en el festival del Sendero Verde. Esa fue la primera vez que Caelum, aunque bajo presión, cedió ante un deseo que no era suyo. Y la sensación de sus manos entrelazadas, el suave contacto de su piel contra la suya, aún persistía en su memoria. Había sentido algo, pero no sabía cómo nombrarlo.
Finalmente, llegó a los jardines de la Reina, donde la luna continuaba iluminando todo a su alrededor. El paisaje estaba sereno, las flores nocturnas irradiaban un leve resplandor bajo la luz plateada, y las suaves corrientes de viento mecían las hojas. Era un lugar de paz, uno de los favoritos de Elyra.
Caelum se detuvo, manteniéndose en la penumbra, observando la escena desde la distancia. Sabía que estaba allí, aunque no la podía ver todavía. Dio un paso más, y entonces la vio.
Elyra estaba sentada cerca de una fuente de agua, con los pies descalzos tocando suavemente la hierba, una expresión tranquila en su rostro. La luz de la luna bañaba su figura, resaltando los detalles delicados de su vestido claro y la brillantez de su piel. Había algo casi sobrenatural en su apariencia, una pureza que irradiaba de ella, envolviéndola en una luz cálida que contrastaba con la oscuridad en la que él se encontraba.
Caelum no pudo evitar quedarse quieto por un instante, observándola en silencio. Hubo un tiempo en que no habría prestado atención a algo como esto, a la belleza en lo simple, a la calma que ella traía consigo. Pero ahora... ahora le resultaba imposible ignorarla.
Sus pensamientos volvieron una y otra vez al propósito que le había dado su padre: una vasija creada para contener, para derrotar la amenaza que acechaba Hallownest. ¿Pero eso era todo? ¿No había más para él?
—¿Caelum? —La voz suave de Elyra lo sacó de su ensimismamiento.
Ella lo había visto, y ahora lo miraba con una leve sonrisa en el rostro, como si su sola presencia hubiera iluminado más el jardín. Caelum, todavía en la sombra, dio un paso hacia adelante.
—Deberías descansar, Elyra —dijo con su tono habitual, frío y distante, pero había un matiz diferente en su voz. Algo... menos rígido.
Elyra rió suavemente y negó con la cabeza.
—A veces, me resulta más fácil encontrar paz aquí, bajo la luna, que en mi propia habitación. —Ella lo observó con curiosidad, inclinando la cabeza—. ¿Qué haces aquí? No es habitual verte fuera de tus rondas.
Caelum no respondió inmediatamente. No sabía qué decir. Sus pensamientos estaban revueltos, y por primera vez, las respuestas no llegaban con la misma claridad que siempre.
—Mi deber es protegerte —respondió finalmente, como una respuesta automática.
Elyra lo miró, pero no dijo nada por unos momentos. Sabía que había algo más detrás de esas palabras, aunque Caelum nunca lo admitiera. Ella lo había observado lo suficiente como para entender que él estaba cambiando, aunque de manera sutil. Cada vez que él la protegía, había una intensidad en sus acciones, un enfoque que iba más allá del mero cumplimiento de su deber.
—Lo sé —dijo finalmente Elyra, con una sonrisa amable—. Pero eso no significa que no puedas tomarte un momento para disfrutar de la paz también. —Extendió una mano hacia él—. Ven, siéntate conmigo.
Caelum dudó. No estaba acostumbrado a este tipo de interacción, y mucho menos a aceptar algo tan... innecesario. Pero, de nuevo, ese calor en su pecho lo impulsaba. Finalmente, dio un paso hacia ella y se sentó a su lado, aunque manteniendo cierta distancia.
Los dos se quedaron en silencio por un rato, observando el cielo estrellado sobre ellos. Elyra cerró los ojos y respiró profundamente, disfrutando del momento. Caelum, por otro lado, luchaba con algo nuevo dentro de él. Algo que no sabía cómo describir ni cómo enfrentar.
—Me siento más seguro cuando estás cerca —dijo Elyra de repente, rompiendo el silencio.
Caelum giró la cabeza para mirarla, aunque sus facciones seguían siendo inmutables bajo su casco.
—Es mi deber —repitió nuevamente.
—No —respondió Elyra, con una sonrisa suave—. No es solo por eso. Es porque eres tú. No solo una Vasija, no solo un protector... eres más que eso.
Las palabras de Elyra golpearon algo profundo dentro de Caelum. "Eres más que eso". Nadie le había dicho algo así. Nadie le había sugerido que podía ser algo más que lo que fue creado para ser. Y, sin embargo, con Elyra, esas palabras no solo eran posibles, sino que parecían reales.
El silencio volvió a caer sobre ellos. Pero esta vez, Caelum no lo sentía como un vacío incómodo, sino como un momento de introspección. Mientras observaba a Elyra, mientras sentía la calidez de su presencia, algo en él empezaba a cambiar, a evolucionar.
Ya no podía ignorarlo. Ya no podía pretender que era solo una Vasija sin emociones, sin deseos. Estaba empezando a sentir algo más, algo que jamás había sentido antes. Aunque no supiera cómo llamarlo, aunque no lo entendiera por completo, sabía que su vida, su propósito, estaba comenzando a transformarse de maneras que nunca habría imaginado.
Y todo era gracias a ella.
—Descansa, Elyra —dijo finalmente, con una voz más suave que antes—. Yo te cuidaré.
Elyra lo miró y asintió, cerrando los ojos de nuevo. Pero Caelum sabía que esas palabras no eran solo una formalidad. Había algo más detrás de ellas. Una promesa, quizás. Una promesa que ni siquiera él comprendía del todo, pero que, de alguna manera, sentía que estaba dispuesto a cumplir.
ESTÁS LEYENDO
Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)
FanficEste fanfic toma inspiración del universo de Hollow Knight, pero no sigue el lore oficial del juego. Aquí, la Vasija Pura será llamada Caelum, y Elyra será el nombre de la lectora. Los eventos y detalles de los personajes han sido reimaginados para...