Capitulo 36: Reflejos del pasado

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El Rey Pálido se encontraba en su alcoba, rodeado por la penumbra que siempre había sido su compañera. Su mirada se perdió en la distancia, recordando el día en que Caelum había regresado del Abismo. La imagen de su hijo emergiendo de las sombras aún vibraba en su mente, un eco de lo que había sido y lo que podría llegar a ser.

—Un insecto nacido del vacío —murmuró para sí, reflexionando sobre la creación que había concebido con la Dama Blanca. Caelum, la Vasija Pura, había regresado como un receptáculo, pero también como un ser con un potencial inmenso. El peso de la responsabilidad que llevaba era monumental, y el Rey no podía evitar sentir un profundo aprecio por él.

Sin embargo, a medida que la luz del día se desvanecía, su mente se llenaba de inquietudes. Sabía que la infección comenzaba a infiltrarse nuevamente en Hallownest, y no podía permitirse perder lo que tanto había luchado por proteger. Recordaba sus fracasos pasados, los intentos de crear receptáculos que habían terminado en tragedia. Pero Caelum era diferente, tenía la fuerza necesaria para contener el vacío.

—Ahora necesito tres insectos —pensó, sopesando la gravedad de su decisión. Insectos dispuestos a dar su vida por el reino. La idea de sacrificar a otros lo atormentaba, pero sabía que era un camino que debía recorrer si quería asegurar el futuro de Hallownest.

El sacrificio era un concepto complicado, lleno de dolor y desgarro, pero no podía dejar que sus propios sentimientos lo detuvieran. Los ecos de su pasado resonaban en su interior, y la imagen de su hijo lo impulsaba a actuar. Caelum, con su esencia pura y su lucha constante, era un recordatorio de que la esperanza aún existía, incluso en la oscuridad más profunda.

—¿Quiénes serán esos valientes? —se preguntó, su mente divagando entre los rostros de los líderes de los clanes. Sabía que la decisión de ofrecerse a sí mismos no sería fácil, pero la supervivencia de su reino dependía de ello.

El Rey Pálido permaneció inmóvil frente a la ventana, sus pensamientos girando en torno a la próxima fase de su plan. Había llegado el momento de buscar a aquellos dispuestos a sacrificar todo por Hallownest. No era una decisión que tomara a la ligera; conocía el peso de lo que implicaba. Los soñadores serían los pilares que mantendrían el sello que contendría la infección dentro de Caelum.

Sabía que no bastaba solo con la fuerza de su hijo. El poder del vacío necesitaba un contrapeso, algo que pudiera asegurar que, en caso de que algo fallara, la infección no escapara al resto del reino. Los Soñadores serían ese escudo, durmiendo en un sueño eterno, sellando la amenaza para siempre.

—Monomon... Lurien... Herrah —pronunció los nombres en un susurro, con una mezcla de respeto y pesar.

Monomon, la erudita de las profundidades, siempre había mostrado una curiosidad y una sabiduría sin igual. Su devoción por el conocimiento la había llevado a explorar los rincones más oscuros de la mente y el alma de Hallownest. Sabía que, si alguien entendía el sacrificio que le estaba pidiendo, sería ella. No sería fácil, pero Monomon valoraba el bien mayor por encima de todo.

Lurien, el vigía, era un protector silencioso de la ciudad. Su lealtad al reino y a la visión de un Hallownest próspero lo convertía en un candidato ideal. Siempre había sido un hombre de pocas palabras, pero sus acciones hablaban con más fuerza que cualquier discurso. Si aceptaba, lo haría con la convicción de que estaba preservando el orden que tanto amaba.

Y finalmente, Herrah, la reina del Nido Profundo. Sabía que hablar con ella sería lo más difícil. No solo porque su territorio estaba apartado y lleno de desafíos, sino porque ella tenía su propio reino que proteger. Pero, de los tres, Herrah era la que más le intrigaba. Había oído los rumores sobre su obsesión por asegurar un heredero para el Nido Profundo, algo que podría ser un obstáculo en su decisión. Sin embargo, Herrah era poderosa y astuta, y si lograba convencerla, su sacrificio sería invaluable.

El Rey Pálido se alejó de la ventana, sus pasos resonando suavemente en la habitación vacía. Sentía el peso del tiempo sobre sus hombros, y cada segundo que pasaba lo acercaba a un futuro incierto. Sabía que debía actuar pronto.

—Tengo que hablar con ellos... antes de que sea demasiado tarde —murmuró, decidido.

La idea de convencer a Monomon, Lurien y Herrah lo inquietaba, pero era el único camino que veía para asegurar la protección de Hallownest. Sin embargo, en el fondo, había otra preocupación que lo atormentaba. Sabía que Caelum, aunque fuerte y determinado, no era invulnerable. Si el plan fallaba, si el sello se rompía... no podía prever el alcance de la devastación.

Caminó hacia la puerta de su alcoba, preparándose mentalmente para los encuentros que tendría que llevar a cabo. Lo primero sería contactar a Monomon y Lurien, quienes residían más cerca del núcleo del reino. Después, tendría que hacer el viaje a Nido Profundo para hablar con Herrah. Sentía que esta última conversación sería la más tensa y delicada. Aún así, debía intentarlo.

Cuando se detuvo antes de salir, su mente volvió a Caelum. A lo largo de estos días, había notado el cambio en su hijo. Su cercanía con Elyra era evidente, y aunque parte de él se preocupaba por las implicaciones de esa relación, sabía que no podía interferir. Caelum había sido creado para una tarea monumental, pero también era libre de experimentar lo que su existencia le brindara, incluso si ello significaba sentir algo por la última luminaria.

—Tiene todo el derecho de vivir... siempre y cuando no olvide para qué fue creado —dijo el Rey en voz baja, con una mezcla de esperanza y temor.

Sabía que los próximos días serían cruciales para el destino de Hallownest. Todo dependía de las decisiones que tomara ahora, tanto en su rol como Rey como en su posición de padre. Los recuerdos de su pasado, la creación de Caelum y el sacrificio de la Dama Blanca, todo eso convergía en este momento.

El Rey Pálido abrió la puerta y dio un paso adelante, dejando atrás sus pensamientos mientras se preparaba para encarar el futuro.

Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora