Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)

Capítulo 58: Acompañando a Elyra

Nox caminaba detrás de Elyra mientras bajaban del palacio hacia el pueblo. Aunque era pequeño, su corazón latía con emoción. Ser nombrado guardián de Elyra por su hermano Caelum era un honor que nunca hubiera esperado, y aunque sentía la responsabilidad pesando sobre sus hombros, había una chispa de emoción que no podía ocultar. Era su oportunidad de demostrar su valía, de proteger a alguien a quien ya estimaba profundamente.

Sin embargo, en su mente, sabía que Elyra también extrañaba la presencia de Caelum. Aunque no lo mostraba abiertamente, el lazo que tenía con su hermano era innegable, y Nox estaba decidido a hacer que ella se sintiera tan segura con él como con Caelum. Aunque él era joven, su devoción no flaqueaba.

Elyra, mientras tanto, caminaba con su usual porte sereno, pero siempre irradiando esa luz que traía alegría y esperanza a quienes la rodeaban. Los habitantes del pueblo la saludaban con sonrisas sinceras, y ella respondía con calidez. Elyra no permitía que la tristeza la venciera; su papel en Hallownest era ser un faro de esperanza, y lo cumplía con un corazón genuino.

De repente, se giró hacia Nox, quien caminaba a varios pasos detrás de ella, siempre atento a su entorno.

—Nox, ¿por qué no caminas a mi lado? —preguntó con una sonrisa traviesa—. No hay necesidad de que te quedes tan lejos.

Nox parpadeó sorprendido, pero asintió con energía, apurando el paso para colocarse a su lado.

—Sí, dama Elyra, como desee —respondió, algo cohibido, pero complacido de estar más cerca de ella.

Elyra lo miró de reojo, y una pequeña sonrisa juguetona cruzó su rostro. Había algo muy adorable en él. Era un caballero joven, sí, pero con una determinación que lo hacía destacar. Notaba en Nox rasgos que le recordaban a Caelum: la seriedad, el compromiso inquebrantable. Sin embargo, en Nox había una dulzura que lo diferenciaba de su hermano mayor. Él no escondía su emoción tan bien como Caelum.

—Tienes muchas cualidades de tu hermano, Nox —comentó Elyra, mientras seguían caminando entre los puestos del mercado—. Eres tan dedicado como él. Pero también veo algo diferente en ti. Hay una alegría en tu corazón que me hace sentir tranquila.

Nox la miró sorprendido, sus mejillas sonrojándose ligeramente ante sus palabras. No estaba acostumbrado a recibir elogios, y mucho menos de alguien tan respetada y querida como Elyra.

—Gracias, dama Elyra —respondió con modestia—. Mi hermano siempre ha sido mi ejemplo. Solo trato de ser digno de este honor que él me ha confiado.

Elyra sonrió con calidez. Había algo muy reconfortante en la humildad de Nox. A pesar de su juventud, su determinación era palpable. Y aunque Caelum no estuviera a su lado en ese momento, Nox le daba una sensación de seguridad que era más que suficiente.

—Ya lo eres, Nox. Lo llevas en tu interior, lo veo claramente —le dijo con sinceridad.

Las palabras de Elyra no eran meros cumplidos, eran una verdad que ella había notado en sus interacciones con el joven caballero. Mientras caminaban por el pueblo, su presencia junto a Nox se sentía natural. Había algo especial en él, algo que la hacía sentir tranquila. Elyra nunca había sido una persona que se dejara abatir por la tristeza; siempre veía la luz en cada situación, incluso en la ausencia de Caelum.

—Hoy me has acompañado y, aunque extraño a tu hermano, me siento segura contigo, Nox —le dijo mientras se detenían frente a un puesto del mercado lleno de flores de colores brillantes.

Nox se quedó en silencio un momento, asimilando sus palabras. Era difícil expresar cuánto significaba para él que Elyra confiara en él de esa manera. Sabía que no era fácil para ella estar sin Caelum, pero que lo aceptara tan abiertamente le daba más fuerza para cumplir con su misión.

—Es mi deber protegerla, dama Elyra, y lo haré con todo lo que tengo —respondió Nox con firmeza, aunque con una sonrisa tímida—. Usted siempre estará segura conmigo.

Elyra lo miró, viendo en sus ojos una sinceridad inquebrantable. No era simplemente un niño siguiendo órdenes, era un caballero con un corazón noble.

—Lo sé, Nox —dijo ella, colocando una mano ligera sobre su hombro—. Y sé que cumplirás con ese deber con todo tu corazón. Pero también recuerda disfrutar de los momentos que tienes. La vida no es solo deber, también es vivir con alegría, incluso en tiempos difíciles.

Nox la miró, un poco sorprendido por sus palabras, pero asintió lentamente. Sabía que Elyra no solo lo veía como un protector, sino como alguien en quien confiaba. Y eso lo hacía sentir que estaba haciendo lo correcto.

El día continuó con su rutina. Visitaron algunos aldeanos, caminaron por las calles del mercado, y todo el tiempo, Nox permaneció a su lado, siempre atento, siempre vigilante. Aunque la ausencia de Caelum aún flotaba en el aire, Elyra irradiaba esa luz que nunca se apagaba, y Nox se sentía afortunado de ser parte de eso.

Cuando finalmente regresaron al palacio, Elyra se detuvo en el jardín y se giró hacia él, con una sonrisa suave pero sincera.

—Gracias por acompañarme hoy, Nox. Me ha gustado mucho pasar el día contigo —le dijo, su tono lleno de calidez.

Nox, aún con su seriedad, no pudo evitar sonreír un poco más abiertamente.

—Es un honor para mí, dama Elyra. Siempre estaré aquí para protegerla.

Elyra lo miró con ternura. A su corta edad, Nox ya había demostrado ser un caballero admirable, y su presencia le daba una sensación de tranquilidad que no había esperado.

—Lo sé, Nox. Y te agradezco por ello —le dijo, con una última sonrisa antes de entrar al palacio.

Nox se quedó en silencio por un momento, procesando todo lo que había sucedido ese día. Ser el guardián de Elyra no era solo un deber, era una oportunidad para demostrarle al mundo, y a sí mismo, que era digno de la confianza que Caelum había depositado en él. Con cada paso que daba a su lado, sentía que estaba un poco más cerca de ser el caballero que siempre había querido ser.

Mientras la luna comenzaba a alzarse sobre el cielo de Hallownest, Nox juró en su interior que cumpliría con su misión, no solo por su hermano, sino por Elyra misma, quien lo había aceptado con el corazón abierto.