Capítulo 41: La Voz del Abismo

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El Caballerito se detuvo, su respiración aún agitada por el entrenamiento y la intensa persecución que lo había llevado hasta ese rincón olvidado del Palacio Blanco. Algo había cambiado en el ambiente, una presencia fría y oscura lo envolvía. La figura espectral que había visto minutos antes, aquel destello oscuro que parecía observarlo, había desaparecido. Sin embargo, el Caballerito no podía sacudirse la sensación de ser vigilado.

—¿Quién... o qué eres? —murmuró para sí mismo, mirando a su alrededor.

La respuesta no llegó en forma de palabras, sino como un susurro en lo profundo de su mente, un eco lejano y sombrío que parecía arrastrarse desde las entrañas mismas del mundo.

"Soy el Abismo."

El Caballerito sintió un escalofrío recorrer su pequeño cuerpo. Esa voz no era como ninguna que hubiera escuchado antes. Era antigua, primigenia, cargada con el peso de eones de oscuridad y olvido. La sensación de vacío y frialdad que ahora lo rodeaba le resultaba vagamente familiar, como si lo hubiera sentido antes... como si formara parte de él.

—¿El Abismo? —repitió, sin comprender del todo.

Los recuerdos que habían estado fragmentados en su mente comenzaron a agitarse, como si esa presencia oscura estuviera despertando algo dentro de él. Vagos recuerdos del Abismo, de sombras, de un lugar sumergido en lo profundo del reino. Y, sobre todo, una sensación constante de vacío... de haber sido arrancado de algo importante.

"Fuiste creado de mí, moldeado por el Vacío," continuó la voz, resonando en su mente con una cadencia oscura y lenta. "El mismo poder que fluye a través de Caelum, el Primogénito, también habita en ti."

El Caballerito entrecerró los ojos, intentando recordar. Sabía que había venido del Abismo, como Caelum, pero su memoria estaba rota. La mayor parte de su pasado le era inaccesible, como si hubiera sido sellado o perdido en el olvido.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó, mirando las sombras a su alrededor. A medida que las palabras abandonaban sus labios, algo en su pecho comenzó a arder, una sensación inquietante de que el Abismo no solo lo observaba, sino que lo llamaba.

"No es lo que yo quiero de ti... sino lo que tú necesitas recordar," susurró la voz, y con esas palabras, el Caballerito fue golpeado por un torrente de imágenes.

En su mente, flashes de un pasado olvidado comenzaron a surgir. Vio antiguas civilizaciones que adoraban al Vacío, sus ritos y monumentos construidos para honrar la oscuridad primigenia. Vio los Huevos Arcanos, los Tótems de alma, ídolos y ofrendas hechas al Vacío en lo profundo de las tierras sombrías. Pero también vio algo más. Un enemigo. Una presencia luminosa que era lo opuesto al Abismo, una entidad que irradiaba una luz cegadora.

El Destello.

Esa palabra, ese nombre, resonó con un eco profundo en su mente. Sabía que era importante, que esa luz estaba de alguna manera conectada con su misión, con el destino que lo aguardaba a él y a Caelum. El Destello era el antiguo enemigo del Vacío, una fuerza que había intentado sofocar la oscuridad en tiempos inmemoriales. Y ahora, esa misma luz amenazaba a Hallownest.

El Caballerito cayó de rodillas, abrumado por la intensidad de los recuerdos. La presencia del Abismo lo rodeaba, envolviéndolo en una oscuridad sofocante. Pero, a medida que se sumergía más en el abismo de su mente, comprendió algo crucial: él y Caelum habían sido creados con un propósito. Eran receptáculos, contenedores del poder del Vacío, destinados a proteger al reino de Hallownest de la infección y de la luz del Destello.

"Eres parte de mí," dijo la voz del Abismo, resonando una vez más en su mente. "Tu destino y el de tu hermano están ligados al Vacío y a su enemigo."

El Caballerito intentó levantarse, pero el peso de la revelación lo mantuvo en el suelo por unos momentos. La confusión que había sentido hasta entonces comenzaba a despejarse lentamente. Aunque no comprendía del todo el alcance de lo que había visto, sabía que su misión no era solo ser más fuerte o útil para Hallownest. Era algo mucho más profundo. Él y Caelum eran parte de un conflicto que se extendía más allá de las fronteras del reino, más allá de la comprensión de los insectos que vivían en la superficie.

Finalmente, el Caballerito logró ponerse de pie. Sus piernas temblaban ligeramente, pero había algo nuevo en su mirada, una determinación naciente. Apretó su pequeña espada con fuerza.

—Entonces... debo recordar —dijo en voz baja, pero con firmeza.

La sombra del Abismo parecía rodearlo, pero ya no lo intimidaba. En lugar de eso, sentía que formaba parte de él, como si su esencia misma fuera una extensión de esa oscuridad. Y aunque no comprendía todo lo que había aprendido en ese momento, sabía que debía encontrar las piezas restantes de su pasado.

Con renovada determinación, comenzó a avanzar de nuevo por el Sendero del Dolor, sabiendo que sus pasos lo llevarían a descubrir más verdades. A lo lejos, la voz del Abismo resonaba en su mente, pero ahora no era solo un eco lejano, sino una presencia constante, un recordatorio de quién era y de lo que estaba destinado a hacer.

"El Destello vendrá... y cuando lo haga, el Vacío deberá responder."

Esas palabras quedaron grabadas en su mente mientras continuaba su camino.

Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora