Capítulo 57: El Pequeño Guardián

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Nox caminaba con pasos ágiles y seguros por los oscuros pasillos del palacio, sus diminutos pies resonando suavemente sobre el suelo de piedra. El eco de sus pasos le daba una sensación de responsabilidad que no había sentido antes, una mezcla de emoción y respeto que lo llenaba de orgullo. Él, Nox, el Caballerito, había sido nombrado como el guardián de la dama Elyra en ausencia de su hermano mayor, Caelum.

Aunque siempre había admirado a Caelum por su fuerza y determinación, este encargo era un honor que lo llenaba de entusiasmo. Sabía lo que significaba para su hermano proteger a Elyra, y ahora él mismo había sido escogido para cumplir con esa misma tarea. No podía fallar. No podía decepcionar ni a Caelum, ni a Elyra, ni a sí mismo.

A medida que se acercaba a los aposentos de Elyra, su pequeño corazón latía con fuerza. Sabía que para ella, esto no sería fácil. Estaba acostumbrada a la presencia de Caelum, a su protector imponente y siempre vigilante. Nox sabía que, por más que lo intentara, él no podría llenar completamente el vacío que Caelum dejaba. Pero aún así, haría todo lo posible para mantenerla a salvo. Porque, en su corazón, Elyra ya no era solo la luminaria del alba o una princesa que debía proteger. Para Nox, ella era su cuñada.

No es que Elyra lo supiera, claro. Nox siempre había mantenido sus pensamientos bien guardados. Consideraba a Elyra como parte de su familia, aunque nunca se atrevería a decirlo en voz alta. Era su manera de respetar a Caelum, y también su manera de demostrar afecto de forma silenciosa.

Cuando finalmente llegó a la puerta de los aposentos de Elyra, se detuvo un momento, ajustando su pequeño manto y respirando hondo. Este era su deber ahora. Con cuidado, levantó la mano y tocó suavemente la puerta, anunciando su presencia.

—Adelante —se escuchó la suave voz de Elyra desde el interior.

Nox abrió la puerta lentamente, asomándose con cautela. Allí estaba ella, como siempre, radiante y serena. Elyra estaba junto a una ventana, mirando el horizonte con su aire melancólico, probablemente pensando en Caelum. La luz del día acariciaba su rostro, resaltando su naturaleza luminaria de una forma casi celestial. Al verla, Nox sintió una punzada de empatía. Sabía que lo extrañaba, y que su presencia, aunque bien intencionada, no sería suficiente para aliviar esa tristeza.

—Dama Elyra —saludó con respeto, inclinando ligeramente la cabeza.

Ella se giró para mirarlo, esbozando una pequeña sonrisa, aunque sus ojos revelaban el peso de la preocupación.

—Oh, Nox —dijo suavemente—. No esperaba verte tan pronto.

—He sido nombrado su guardián en ausencia de Caelum —respondió él, con una firmeza en su voz que reflejaba la importancia de su misión.

Elyra bajó la mirada, su sonrisa desvaneciéndose un poco.

—¿Caelum... ya se ha ido? —preguntó con una voz apenas audible.

Nox asintió, aunque sabía que eso no traería consuelo.

—Sí, partió para cumplir una misión importante. Pero me pidió que lo reemplazara y que la protegiera mientras él está fuera. Prometió que regresará pronto.

Elyra asintió, pero Nox pudo notar el brillo de tristeza en sus ojos. Aunque no lo dijo en voz alta, la ausencia de Caelum era más dolorosa de lo que ella podía expresar. Sabía que su hermano era todo para ella, y que su conexión iba más allá de simples palabras o deberes. Caelum y Elyra compartían algo especial, algo que Nox, aunque joven, podía ver claramente.

—No te preocupes, Elyra —dijo Nox, con un tono más suave y cálido—. Yo estaré aquí. No dejaré que nada te suceda.

Elyra lo miró con una pequeña sonrisa, aunque Nox podía sentir que era más por cortesía que por verdadero alivio. Él entendía que nunca podría ser un sustituto de su hermano mayor, pero eso no le impedía intentarlo.

—Gracias, Nox —respondió ella amablemente—. Sé que harás un buen trabajo.

Nox se sintió reconfortado por sus palabras, aunque sabía que lo decía más por formalidad que por verdadera convicción. Aún así, se prometió a sí mismo que no la defraudaría. Era su cuñada, después de todo. Aunque ella no lo supiera, él la veía como parte de su familia, y proteger a su familia era lo más importante para él.

Durante los siguientes momentos, Elyra se volvió a sentar junto a la ventana, observando el cielo con un aire ausente, mientras Nox tomaba su puesto junto a la puerta, manteniéndose atento a cualquier posible amenaza. El silencio entre ellos era cómodo, pero cargado de emociones no dichas. Nox sabía que Elyra estaba preocupada, y él compartía esa preocupación, aunque no lo demostrara.

—Nox —dijo ella de repente, rompiendo el silencio—. ¿Crees que estará bien?

La pregunta lo tomó por sorpresa, pero Nox no dudó en responder.

—Sí —respondió con firmeza—. Caelum es el guerrero más fuerte que conozco. Él siempre cumple su palabra, y prometió regresar. Lo hará.

Elyra lo miró por un largo momento, como si buscara en sus ojos alguna certeza que pudiera calmar su corazón. Finalmente, asintió, aunque sus ojos aún reflejaban una duda profunda.

—Espero que tengas razón —susurró.

Nox no respondió de inmediato, pero en su mente, una promesa silenciosa comenzó a formarse. Haría todo lo posible para protegerla, para ser un buen guardián en ausencia de su hermano. Y cuando Caelum regresara, estaría orgulloso de cómo había cuidado a Elyra. Porque aunque nadie lo supiera, él consideraba a Elyra como algo más que una responsabilidad. Ella era familia.

Y proteger a la familia era lo más importante.

Así, mientras el sol comenzaba a caer en el horizonte y el día se desvanecía, Nox permaneció vigilante. Aunque el peso de la responsabilidad era grande, también lo era su determinación. Era el Caballerito, y ahora, el guardián de la luminaria del alba.

No fallaría.

Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora