Las noches en Hallownest se habían convertido en un ciclo constante de búsqueda y silencio. Caelum y su hermano menor, el Caballerito, habían establecido una rutina. Todas las noches, a la misma hora, cuando Elyra se retiraba a descansar, ambos hermanos se dirigían a la vasta biblioteca del palacio. Caelum lo hacía por determinación, mientras que el Caballerito lo acompañaba por lealtad, admiración y, en parte, curiosidad. Juntos, recorrían los antiguos textos, buscando sin éxito el conjuro que podría salvar a Elyra en el peor de los escenarios.
Sin embargo, tras varias semanas de búsqueda infructuosa, una frustración silenciosa empezaba a crecer en ambos. Cada pergamino que abrían resultaba ser una historia, un relato o un hechizo sin relevancia. La desesperación comenzaba a asomarse en los ojos del Caballerito, aunque Caelum lo mantenía bajo control.
Una de esas noches, mientras el silencio los envolvía una vez más, el Caballerito se detuvo frente a un estante lleno de libros polvorientos. Lo miró por un momento, como si quisiera hacer una pregunta que llevaba tiempo guardando. Finalmente, tomó aire y se volvió hacia Caelum, rompiendo la calma que hasta entonces había reinado.
—Hermano —comenzó con cierta timidez en la voz—. Hay algo que he querido preguntarte desde hace mucho tiempo.
Caelum, que había estado sumergido en un viejo tomo, levantó la vista hacia él, dándole toda su atención. Aunque no había mucha cercanía entre ellos, como era de esperarse de dos vasijas creadas con un propósito específico, Caelum había empezado a ver en su hermano menor algo más que un simple receptáculo. El tiempo compartido les había dado una conexión que, aunque débil, comenzaba a florecer.
—Dime —respondió Caelum, su voz tan firme como siempre, pero con un dejo de curiosidad.
El Caballerito, que hasta ahora había permanecido en un constante estado de silencio y obediencia, titubeó por un momento antes de hablar.
—¿Cuál es mi nombre? —preguntó al fin, sus ojos grandes llenos de una mezcla de esperanza y pena—. He... olvidado tanto. Y nunca he tenido el valor de preguntártelo antes, pero... siento que necesito saberlo.
Caelum lo observó en silencio. Aquella pregunta lo tomó por sorpresa. No por la naturaleza de la misma, sino por lo que implicaba. Su hermano menor había estado cargando con esa duda durante tanto tiempo, y nunca había tenido la oportunidad de preguntarlo, en parte por la distancia entre ellos y en parte por el destino que los ataba. Los receptáculos, como ellos, no estaban destinados a sentir, a recordar o a tener nombres. Pero el Caballerito era diferente, igual que él.
—Tu nombre es... Nox —dijo Caelum finalmente, con una suavidad que rara vez usaba—. Así te nombraron al nacer.
El Caballerito, ahora Nox, se quedó quieto por un momento, asimilando esa palabra. Nox. Su nombre. Algo tan simple y, a la vez, tan poderoso. Los ojos de Nox brillaron con una emoción que no había sentido en mucho tiempo. Era como si, por primera vez, tuviera algo propio, algo que lo conectaba con un pasado que había olvidado.
—Nox... —repitió, como si saboreara la palabra en sus labios—. Gracias, hermano.
Ver la alegría en los ojos de su hermano menor despertó en Caelum una mezcla de emociones. Sentía alivio de haberle dado ese pequeño fragmento de identidad, pero también una creciente pena. Nox era aún un niño, a pesar de todo lo que había vivido, y no merecía cargar con el mismo destino que él. Aquel pequeño momento de emoción lo hizo ver cuán vulnerable era su hermano, cuán joven y lleno de esperanza, aunque el mundo a su alrededor estuviera envuelto en sombras.
Nox no debería sufrir el mismo destino que él.
Caelum decidió en ese instante que no permitiría que Nox enfrentara lo mismo. Ya había sufrido demasiado, y el futuro de Hallownest no debía depender solo de sacrificios. Si había una forma de protegerlo, de liberarlo del destino que les había sido impuesto, él la encontraría.
Mientras seguían revisando los antiguos archivos, Caelum ideaba un plan en silencio. Sabía que si algún día enfrentaba a Radiance y fallaba, Nox sería la última esperanza de Hallownest. Pero más allá de eso, quería algo diferente para su hermano menor. Había una manera de salvarlo, una forma de asegurarse de que Nox no quedara atrapado en el ciclo de sufrimiento y sacrificio.
Sabía que los receptáculos, como ellos, perderían la memoria si se alejaban de Hallownest, en particular si se alejaban del Abismo, su lugar de nacimiento. Si Nox lograba escapar antes de que la batalla final se desatara, podría ser libre. Podría vivir sin el peso de su origen y el destino que les habían impuesto.
—Nox —dijo Caelum en voz baja, interrumpiendo el silencio—, si llega el día en que enfrente a Radiance... quiero que te vayas. Debes salir de Hallownest.
El Caballerito lo miró confundido, frunciendo ligeramente el ceño.
—¿Irme? —preguntó—. Pero... ¿por qué? Yo debería estar aquí, contigo. Juntos podemos proteger Hallownest.
Caelum negó lentamente, sabiendo que las palabras que iba a decir serían difíciles de aceptar para su hermano.
—No. Si todo sale mal, si yo caigo y Radiance se libera, no habrá forma de detenerla. Serás la última esperanza para proteger este reino. Y más que eso, quiero que vivas una vida libre de este destino... libre de lo que somos. Si logras salir de Hallownest, olvidarás todo, olvidarás el Abismo y los sacrificios. Serás libre.
Nox, aunque joven y con una inocencia que aún conservaba, entendió lo que su hermano le estaba pidiendo. Pero la idea de abandonar a Caelum, de dejarlo solo en el peor momento, le resultaba insoportable.
—No puedo dejarte, hermano. No quiero dejarte solo —dijo con un leve temblor en la voz.
Caelum le dedicó una mirada suave, más humana de lo que jamás había mostrado. Era difícil para él también, pero sabía que era lo correcto.
—Debes hacerlo, Nox. Si no por ti, entonces por Hallownest... y por Elyra. Si las cosas salen mal, tú serás su única esperanza de escapar. No quiero que ella sufra... y no quiero que tú lo hagas tampoco.
El Caballerito guardó silencio por un momento, asimilando las palabras de su hermano mayor. Sabía que había algo de verdad en ellas, pero el peso de esa decisión era difícil de aceptar.
Finalmente, Nox asintió, con los ojos llenos de determinación.
—Si eso es lo que debo hacer, lo haré —dijo, aunque su corazón le decía que no debía rendirse tan fácilmente.
Caelum colocó una mano en el hombro de Nox, mostrándole un gesto de afecto que pocas veces compartía.
—Confío en ti, Nox. Pero mientras tanto, busquemos la forma de salvar a Elyra... y a Hallownest. Todavía tenemos tiempo.
Con una nueva determinación, ambos hermanos continuaron su búsqueda en la biblioteca, sabiendo que el destino de todo Hallownest descansaba en sus manos.
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Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)
FanfictionEste fanfic toma inspiración del universo de Hollow Knight, pero no sigue el lore oficial del juego. Aquí, la Vasija Pura será llamada Caelum, y Elyra será el nombre de la lectora. Los eventos y detalles de los personajes han sido reimaginados para...