Capítulo 61: El Conjuro del Descanso Eterno

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Caelum se encontraba en un claro del bosque, el aire fresco y sereno a su alrededor. Después de descubrir el conjuro, sentía una mezcla de emoción y nerviosismo. Había pasado días investigando y memorizando cada palabra, cada gesto, y ahora era el momento de ponerlo en práctica. Aunque su mente estaba centrada en Elyra, sabía que debía ensayar el conjuro para asegurarse de que funcionara a la perfección.

Su mirada se posó en las pequeñas criaturas que habitaban el área, insectos ancianos y agotados por el tiempo. Había encontrado a un par de ellos que, al parecer, se encontraban al borde de la muerte, luchando por mantener sus cuerpos frágiles en movimiento. —Lo siento, amigos —murmuró Caelum mientras se agachaba ante ellos—. No quiero hacerles daño, solo quiero ofrecerles un descanso.

Con un profundo suspiro, recordó las palabras del conjuro: el descanso eterno. Sabía que tenía dos posibles resultados: podía llevar a las criaturas a un sueño profundo, donde estarían a salvo, o liberarlas de sus cuerpos cansados, dejándolas partir en paz. El corazón le latía con fuerza mientras sopesaba su decisión. Después de todo, cada vida tenía su valor, y no quería arriesgarse a hacer algo irreversible sin una buena razón.

—Voy a hacer lo correcto —se dijo a sí mismo, su voz resonando suavemente en el silencio del bosque. Con determinación, se puso en pie y se preparó. Con un gesto de su mano, trazó un círculo en el aire, siguiendo las instrucciones del pergamino que había encontrado. La energía del lugar comenzó a cambiar, el aire vibrando con la magia que invocaba.

—Descanso eterno —cantó en voz baja, las palabras fluyendo de sus labios como un susurro de viento. —Que el sueño los envuelva y les traiga paz.

Las pequeñas criaturas, al escuchar su voz, se detuvieron. Sus cuerpos comenzaron a brillar con una luz suave y cálida, y Caelum sintió cómo la magia fluía a través de él. Se concentró, sintiendo la conexión entre él y las criaturas. La luz aumentó y, en un instante, las dos criaturas se sumieron en un profundo sueño.

Sus cuerpos se relajaron, y Caelum observó cómo sus pequeñas respiraciones se volvían más suaves y tranquilas. —Lo logré —susurró, una sonrisa de alivio y satisfacción iluminando su rostro. Había llevado a estas criaturas a un descanso seguro, un lugar donde no tendrían que sufrir más.

Sin embargo, había una parte de él que aún deseaba probar la otra opción del conjuro. Sabía que debía ser cauteloso, pero también sentía que esto era necesario para entender completamente el poder que había adquirido.

Con un profundo aliento, se dirigió a una tercera criatura, que se movía lentamente, su luz casi apagada. —Quiero ofrecerte un descanso —dijo Caelum con voz suave, como si hablara con un amigo—. Si estás listo para dejar este mundo, yo te ayudaré.

La pequeña criatura lo miró con ojos cansados, como si entendiera sus intenciones. Con un gesto de su mano, Caelum repitió las palabras del conjuro. —Descanso eterno. Que el sueño te envuelva y te brinde paz en tu viaje.

A medida que pronunciaba las palabras, la luz que emanaba de su cuerpo se intensificó. La criatura comenzó a brillar con una luz suave, y en cuestión de momentos, su cuerpo se iluminó por completo. Caelum sintió un aire de calma llenar el espacio. La criatura cerró los ojos, y en un suspiro, se desvaneció, dejando tras de sí solo un destello de luz que se disipó en el aire.

Caelum se quedó en silencio, observando el lugar donde había estado la criatura. Un profundo respeto llenó su corazón por la vida y la muerte, y por la fragilidad de todo lo que había creado la naturaleza. Aunque el proceso había sido difícil, se sintió aliviado de que su conjuro había funcionado en ambas instancias.

Con el corazón ligero, se dirigió a casa, sabiendo que había dado un paso importante en su camino. Había aprendido a utilizar el conjuro del descanso eterno, y eso lo prepararía para la misión que tenía por delante: proteger a Elyra. La imagen de su amada llenó su mente, y una nueva determinación surgió en su pecho. Haría lo que fuera necesario para mantenerla a salvo, y, si llegaba el momento, la llevaría al sueño eterno, donde nunca tendría que sufrir.

—No importa lo que pase, te protegeré —prometió en voz alta, mientras se adentraba en el bosque, con una renovada esperanza y un propósito claro.

Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora