El vasto Salón del Trono, solemne y silencioso, se encontraba bañado por la luz fría y blanca que emanaba de los altos ventanales. Los ecos de los pasos de Caelum resonaban en el mármol, mientras avanzaba hacia el centro de la sala, donde su padre, el Rey Pálido, lo esperaba en el trono.
Caelum se detuvo, inclinando la cabeza en una muestra de respeto, su rostro inexpresivo como siempre, aunque su interior sentía un leve pero creciente desconcierto. Había sido llamado para una audiencia privada, algo inusual. Desde su creación, Caelum había cumplido su deber sin cuestionar, sin vacilar. Su vida siempre había sido un sendero claro, hasta ahora. Pero desde que Elyra había entrado en su vida, algo dentro de él empezaba a cambiar.
El Rey Pálido lo observó en silencio por un momento antes de hablar, su voz solemne y cargada de un peso que solo él entendía.
—Caelum, hijo mío, has demostrado ser todo lo que esperaba de ti. Eres el protector que Hallownest necesitaba. Pero ahora, el reino requiere algo más de ti —dijo el Rey, su tono firme pero con una extraña melancolía.
Caelum levantó ligeramente la vista hacia su padre, atento a cada palabra.
—Sabes que la infección amenaza con volver —continuó el Rey Pálido—, y para mantenerla contenida, hemos comenzado a sellar su poder. He hablado ya con Monomon y Lurien. Han aceptado su destino como Soñadores, sacrificándose por el bien del reino. Pero aún falta una pieza clave en este plan.
El Rey Pálido se levantó de su trono y comenzó a caminar lentamente, su silueta imponente pero cargada con el peso de la responsabilidad.
—Herrah, la Reina de las Arañas, es la tercera a quien debo convencer. Sin ella, el sello no será lo suficientemente fuerte. Ella es esencial, pero su lealtad no es algo que pueda comprarse o ganarse fácilmente.
Caelum conocía a Herrah solo de nombre. La reina de las profundidades era una líder poderosa y temida, pero también conocida por su orgullo y su devoción por su propio clan. Convencerla sería complicado.
—¿Cómo planeas lograr que acepte? —preguntó Caelum, con su tono habitual, directo y sin rodeos.
El Rey Pálido se detuvo, mirando a su hijo con una expresión pensativa.
—Herrah desea algo que el poder y la influencia no pueden otorgarle —dijo finalmente—. Un heredero. Ella anhela una hija, alguien que continúe su linaje, y ese es el único deseo que aún no ha podido cumplir. Si le otorgo lo que tanto anhela, aceptará su destino como Soñadora.
El silencio llenó la sala mientras las palabras del Rey flotaban en el aire. Caelum comprendía lo que eso significaba. El Rey Pálido y Herrah tendrían una hija, una heredera que continuaría el linaje de la reina de las arañas. A cambio, Herrah sellaría su destino por el bien de Hallownest, protegiendo al reino al convertirse en una de los Soñadores.
—Entonces, tú... ¿le ofrecerás un heredero? —preguntó Caelum, aunque ya conocía la respuesta.
El Rey Pálido asintió lentamente.
—Sí. Tendremos un hijo. Ese será el precio de su lealtad y el futuro de Hallownest. —Su voz, aunque firme, llevaba un dejo de tristeza—. Sé que esta no es una decisión que tomes a la ligera, Caelum, y no te lo pido a ti. Pero hay algo más que debes saber.
Caelum se mantuvo en silencio, esperando las palabras de su padre.
—Herrah aceptará, pero debes saber que, al final, tu papel no cambia. Fuiste creado para contener la infección, para ser la Vasija que mantendría a salvo a este reino. No importa lo que suceda a tu alrededor, ni las emociones que comiencen a despertarse en ti. Nunca olvides tu propósito. Eres la Vasija Pura, y tu destino es mantener la infección sellada dentro de ti.
El Rey Pálido se acercó más a Caelum, mirándolo con una mezcla de orgullo y pesar.
—Te aprecio, hijo mío —dijo suavemente—. Eres más que solo una herramienta para mí, aunque sé que no te lo he demostrado de la manera que merecías. Pero no puedo ignorar lo que eres, ni lo que necesitas ser para proteger Hallownest.
Caelum sintió el peso de esas palabras, una mezcla de orgullo y responsabilidad que siempre había llevado consigo, pero que ahora parecía más tangible. Aunque algo había despertado en él desde que Elyra apareció en su vida, esas emociones no cambiaban el hecho de que fue creado para un propósito, uno que debía cumplir a toda costa.
El Rey Pálido continuó hablando, su tono más suave pero aún lleno de autoridad.
—Mañana, partiré a las tierras de Herrah. Convencerla será un paso crucial en este plan. Y tú, Caelum, continuarás protegiendo a Elyra y al reino, como lo has hecho hasta ahora. Sé que las cosas están cambiando dentro de ti, pero siempre debes recordar tu deber.
Caelum asintió lentamente, aceptando las palabras de su padre. Aunque las dudas y los sentimientos nuevos crecían en su interior, sabía que no podía desviar su atención de su verdadero propósito. Era la Vasija Pura, y su deber estaba grabado en su esencia.
—Haré lo que deba hacer —respondió Caelum, su voz firme.
El Rey Pálido le dedicó una última mirada antes de volver a su trono.
—Vete a descansar. Mañana será un día importante para todos nosotros.
Caelum se giró y salió de la sala del trono, su mente llena de pensamientos contradictorios. Sabía que el destino de Hallownest dependía de las decisiones que se estaban tomando, y aunque el peso de su rol nunca había sido más claro, algo dentro de él seguía despertándose, algo que no podía entender del todo, pero que no podía ignorar tampoco.
Mientras caminaba por los pasillos del Palacio Blanco, Caelum sintió que, aunque seguía siendo la Vasija Pura, su destino y su corazón comenzaban a bifurcarse, empujándolo hacia territorios desconocidos, donde su propósito y sus sentimientos podrían llegar a colisionar.
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Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)
FanfictionEste fanfic toma inspiración del universo de Hollow Knight, pero no sigue el lore oficial del juego. Aquí, la Vasija Pura será llamada Caelum, y Elyra será el nombre de la lectora. Los eventos y detalles de los personajes han sido reimaginados para...