Capítulo 42: El despertar del corazón

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Caelum se encontraba en silencio, en los vastos y fríos corredores del Palacio Blanco. Caminaba por los pasillos como lo había hecho tantas veces antes, sin un destino fijo. Sus pensamientos, sin embargo, no estaban centrados en su deber o en los planes del Rey Pálido, sino en algo nuevo. Algo que aún no comprendía del todo.

El collar que Elyra le había dado colgaba de su cuello, y lo sentía como un peso extraño, pero no desagradable. Lo había examinado varias veces desde aquel día en el Cañón Nublado, observando cómo su superficie brillaba débilmente, como si tuviera vida propia. Aunque no entendía el significado completo del collar, sabía que era importante. Sabía que era un símbolo, no solo de su conexión con Elyra, sino de algo más profundo que aún no lograba nombrar.

Se detuvo frente a una de las enormes ventanas del palacio y miró hacia el horizonte. Hallownest se extendía ante él, y aunque sabía que su propósito era proteger el reino, por primera vez en su vida, se encontró pensando en algo diferente. En alguien diferente.

Elyra.

Caelum apretó el collar entre sus dedos, sintiendo el frío metal contra su piel. Sus emociones eran un caos dentro de él, una tormenta que no podía controlar ni entender del todo. Desde su creación, le habían dicho que no debía sentir, que no debía tener voluntad propia. Él era una Vasija, un receptáculo para contener la oscuridad y la infección. Pero ahora, algo había cambiado. Desde que había conocido a Elyra, esa barrera que lo mantenía vacío, inmutable, comenzaba a desmoronarse. Poco a poco, como si una puerta se hubiera abierto dentro de él.

—¿Qué es esto? —murmuró para sí mismo, sus palabras resonando en el eco del palacio vacío.

Sabía que Elyra había cambiado algo en él. Cada vez que estaba cerca de ella, sentía una calidez que no podía explicar. No era solo su presencia radiante, que parecía iluminar cualquier lugar al que iba. Era algo más profundo, una sensación de que, tal vez, había algo más en su existencia que solo ser un arma o un escudo.

Caelum suspiró y volvió a caminar, recordando momentos recientes con Elyra. Cómo su risa llenaba el aire, cómo sus ojos lo miraban con una mezcla de curiosidad y dulzura. Ella había sido la primera en ver más allá de lo que él era, en verlo como algo más que la Vasija Pura. Y aunque él no sabía cómo corresponder a esos sentimientos, no podía ignorar que algo en su interior comenzaba a despertar.

Mientras cruzaba los jardines del palacio, sintió la presencia de Elyra cerca. La encontró sentada junto a una fuente, sus delicadas manos jugando con el agua cristalina. Cuando lo vio, su rostro se iluminó con una sonrisa cálida, una que Caelum no pudo evitar observar con detenimiento.

—Caelum —dijo Elyra suavemente—, ¿cómo te sientes hoy?

La pregunta lo tomó por sorpresa. No estaba acostumbrado a hablar de sus sentimientos. Durante mucho tiempo, se le había enseñado que no importaban, que no debían existir. Pero algo en la forma en que Elyra lo miraba lo hizo querer responder de manera honesta.

—Diferente —dijo después de un largo silencio—. No sé cómo describirlo.

Elyra inclinó la cabeza ligeramente, estudiándolo con curiosidad.

—¿Diferente? —repitió—. ¿En qué sentido?

Caelum vaciló, buscando las palabras adecuadas. No era bueno para expresar lo que sentía, pero sabía que si había alguien con quien podía intentarlo, era con Elyra.

—No sé cómo explicarlo —admitió finalmente, su voz baja—. Desde que te conocí... siento algo. Algo que nunca había sentido antes. Pero no sé qué es. Es como si... algo en mi interior estuviera cambiando, despertando.

Elyra lo miró con ternura, su expresión suave y comprensiva.

—A veces, los cambios son difíciles de entender, pero eso no significa que sean malos —dijo ella—. Todos tenemos algo dentro que puede despertar, incluso cuando pensamos que no somos capaces de sentir. Y si eso te está ocurriendo, Caelum, no debes temerlo. Yo estaré aquí para ayudarte a descubrir lo que sientes, cuando estés listo.

Caelum sintió un nudo formarse en su pecho. La idea de que alguien pudiera estar dispuesto a ayudarlo, a comprenderlo, era algo que nunca había considerado posible. Por un momento, sintió la necesidad de decir algo más, de abrirse un poco más con Elyra.

—Tú... —comenzó, luchando por encontrar las palabras—. Tú has sido diferente para mí. No sé por qué, pero cuando estoy cerca de ti, todo parece más... claro. Como si no estuviera solo.

Elyra sonrió de nuevo, y esta vez se acercó un poco más a él, sus pasos ligeros y silenciosos en la hierba. Colocó una mano suave sobre el brazo de Caelum, y él sintió una extraña corriente de energía recorrer su cuerpo.

—Nunca has estado solo, Caelum —dijo ella con dulzura—. Y nunca lo estarás, mientras yo esté aquí.

Las palabras de Elyra resonaron en su mente, y algo dentro de Caelum se rompió. No era una ruptura dolorosa, sino liberadora. Era como si finalmente se permitiera sentir algo que había estado reprimiendo durante demasiado tiempo. No sabía qué era ese algo, pero estaba comenzando a aceptarlo.

Miró a Elyra, su mirada intensa y penetrante, como si intentara entenderla más profundamente. Algo en su interior le decía que debía protegerla, no solo porque era su deber, sino porque ahora quería hacerlo. No solo porque era la última de su linaje, sino porque Elyra significaba algo para él. Algo que aún no lograba nombrar, pero que crecía cada día más.

—Gracias, Elyra —dijo en voz baja, casi como un susurro.

Ella asintió, sin apartar su mirada de la suya. Ambos quedaron en silencio por un momento, el sonido del agua de la fuente llenando el aire, y todo parecía calmo. Elyra comenzó a hablar de cómo había estado ayudando a los ciudadanos de Hallownest, especialmente a los más pequeños, a no temerle a Caelum. Y aunque él no entendía del todo por qué harían eso, estaba agradecido.

—Encontré a unos niños —dijo ella con una risa suave—. Estaban curiosos por ti, pero tenían miedo. Así que les dije que eras mi amigo, y que no había nada que temer.

Caelum levantó una ceja, sorprendido.

—¿Amigo?

Elyra asintió, sonriendo.

—Sí, amigo. ¿Eso no es lo que somos? Tal vez aún no lo entiendas del todo, pero eso es lo que siento. Y lo que importa es que lo descubrirás a tu propio ritmo.

Caelum asintió lentamente, guardando esas palabras en su mente. Elyra había plantado algo dentro de él, algo que estaba creciendo, y aunque aún no sabía qué era, estaba empezando a aceptarlo.

Mientras caminaban juntos por el jardín, el collar que colgaba de su cuello brilló tenuemente. Un símbolo, un recordatorio de que, aunque su vida había comenzado en el abismo, ahora estaba comenzando a descubrir algo más... algo que iba más allá de su propósito inicial.

Hollow Knight - La Última Guardiana (Novela No Oficial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora