First
Tener que ver la triste cara de Khao cada mañana está siendo una tortura. Sé que yo soy el único culpable de su tristeza, pero no puedo más. Su sola presencia me amarga y sus continuos intentos de acercarse a mí, agotan mi paciencia.
Nunca debería de haberme casado con él, pero las cosas se desarrollaron de cierta manera y para cuando quise pararlas, era demasiado tarde. Y ahora no hay vuelta atrás, porque el divorcio, mientras mis padres vivan, no es una opción.
Pero mi vida es como la de un reo al que han privado de su libertad. Así me siento.
Y estoy tan cansado de fingir.
Cuando yo tenía 22 años y estudiaba en la universidad de empresariales, a mi madre le encontraron un tumor del tamaño de media naranja, en su riñón derecho. Decidieron operarla de urgencia y extirpar el riñón entero, por miedo a que el tumor se reprodujese. En el momento que mi padre me dio la noticia, mi mundo se vino abajo. Aún recuerdo la llamada de teléfono en mitad de la clase, la voz angustiosa de mi padre, las palabras de consuelo de mi madre, diciéndome que todo iría bien, minutos antes de entrar en quirófano, las lágrimas que vinieron después de aquella fatídica llamada. Informé a mi maestro de mi situación y salí corriendo para coger un taxi que me llevara junto a mi mamá a la mayor brevedad. En aquella carrera frenética por los pasillos del campus, con los ojos empañados, impidiéndome ver con claridad, choqué con un muchacho. Le di tan fuerte que salió disparado varios metros. Llevaba un par de lienzos y un estuche de acuarelas que salieron por los aires, quedando completamente destruidos cuando impactaron contra el suelo. Me acerqué a él por pura cortesía, porque lo único que quería era llegar cuanto antes al hospital. Pero entonces me di cuenta de que el chico estaba malherido. Se sobaba una muñeca y tenía los ojos llenos de lágrimas. Aún recuerdo aquel primer encuentro con total claridad, ya que cambió mi vida.
- Ey, lo siento mucho - me agaché junto a él.
Esperé a que me gritara por haberle derribado pero nunca lo hizo. Me miró con aquellos ojos de gato llenos de lágrimas y asintió. Miró su material arruinado y puso un puchero. Me pregunté que edad tendría. Otros estudiantes se aproximaron para interesarse por su estado. Huir ya no era una alternativa, ya que todos me habían visto avasallarle así que hice la única cosa que me permitiría ayudarle e ir con mi madre al mismo tiempo: llevarme al chico al hospital.
- Vamos al hospital. Será mejor que te revisen ese brazo - me ofrecí.
- No... no importa - me contestó pero por su tono de voz, supe que tenía mucho dolor.
- Es posible que te hayas roto algo...
- ¡Khaotung! - escuché de pronto un grito detrás de mí. El desconocido se deslizó por el suelo hasta llegar junto al herido. - ¿Qué te ha pasado?
- Choqué con él. Lo siento - me disculpo con el recién llegado, que parece ser su amigo.
- ¿Qué? ¿Cómo? Tendrías que ir con más cuidado - me reprocha.
- Lo sé y de verdad que lo siento. Me estoy ofreciendo a llevarle al hospital para que le revisen el brazo.
- ¡Qué menos! - espetó el recién llegado con desdén y yo voy perdiendo la paciencia por momentos porque necesito marcharme ya.
- Tranquilo New. Ha sido un accidente - me defendió el chico.
- Pero creo que tiene razón, deberían revisarte, Khao. Parece que se te está hinchando la muñeca.
- No puedo, tengo clase - el tal Khao intentó ponerse en pie, pero su cara se desfiguró al intentar apoyarse en la mano herida.
- Vete con él. Yo informaré a tu profesor de la situación - le ordenó el moreno. - Llámame en cuando te digan qué tienes.
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Escala de Grises 🔞 FirstKhaotug
FanfictionTodo ha terminado. Tomamos caminos opuestos. Pero el corazón es un cabrón al que le cuesta mucho olvidar. Sobrevivir cada día va a ser un calvario. Este relato contiene escenas subidas de tono y sexo duro 🔞🔞🔞. Si no es lo tuyo, será mejor que bu...