Capítulo 16

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First

Llevo cuatro días sin ir a la oficina y creo que voy a volverme loco. Ya he hecho ejercicio como para presentarme a unos Juegos Olímpicos, he visto todas las series de Netflix, he aprendido a hacer tarta de limón y tengo la casa como los chorros del oro. Definitivamente tengo que salir de estas cuatro pareces o voy a perder la cabeza.

Debería de quitar de mi armario, de una vez por todas, la ropa de Khaotung y sus demás enseres, pero me da pereza.

Mañana sin falta.

Debería aceptar la sugerencia de mi padre e irme unos días de vacaciones. Sí, eso será lo mejor. Sintiéndome más  animado por la decisión que acabo de tomar, abro mi portátil dispuesto a comprarme un billete de avión a cualquier parte. Me paralizo al ver mi cuenta de iCloud en la pantalla, con la carpeta de las fotos de Krabi. Sin pensarlo dos veces, compro un billete de sólo ida para mañana. Preparo un pequeño equipaje y llamo a mi madre. 

- Hola cariño - me contesta nada más descolgar.

Una madre es una madre. El amor de una madre es eterno. Eso no cambiará nunca. Pase lo que pase. Por mucho que la caguemos y las decepcionemos, ellas seguirán siendo el faro que nos guíe en la oscuridad.

- Hola mami, ¿cómo te encuentras?

- Pues me has partido el corazón. Por lo demás estoy bien - dramatiza.

Una madre también nos conoce mejor que nadie. Ellas nos traen al mundo, partiendo su cuerpo en dos al hacerlo. Es en ese preciso momento en el que saben que estaremos en deuda con ellas para toda la vida. Eso les da un poder sobrenatural de tocarnos las pelotas como nadie, con la tranquilidad absoluta saber que pueden hacerlo sin que haya represalias.

- Te llamaba para decirte que me voy unos días de vacaciones a Krabi.

- Eso es estupendo, cielo. Te vendrá bien para recapacitar - parece que no ha terminado con el sermón, pero no se lo puedo tener en cuenta.

- Esa es la idea - concuerdo.

- Descansa, pásalo bien y llámame cuando llegues, ¿vale? - sonrío porque, aunque ha dejado claro que está enfadada, se preocupa por mí.

- Claro, mami.

- ¿Quieres que avise a tu padre?

- No mamá. Yo me llamo. Pero gracias.

- Está bien - siento su orgullo, pese a todo.

- Gracias mami. No olvides que te quiero.

- Yo también te quiero, hijo mío.

Cuelgo y decido llamar a mi padre antes de que me acobarde y no pueda enfrentarme a él. Seguro que sigue en la oficina.

- Dime.

Mi padre me quiere, no tengo dudas. Pero no me lo va a poner nada fácil.

- Hola papá. Te llamo para avisarte que me marcho unos días a Krabi. Ya se lo he contado a mamá.

- Entendido. Buen viaje y... avisa a tu madre cuando llegues - ahí está su amor. Enterrado bajo una pila de desdén, pero presente.

- Hecho - suspiro y añado - Te quiero papá.

Mi padre no dice nada pero no cuelga la llamada. Finalmente le escucho suspirar también.

- No te he perdonado, pero te también quiero, hijo - dice justo antes de colgar.

Sonrío melancólico. Me quedo mirando el teléfono que sigo sosteniendo y me doy cuenta de que no he terminado mi purgatorio personal. Marco un número más.

Escala de Grises 🔞 FirstKhaotugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora