Capítulo 8

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First 1/2

First, por favor. Firma los papeles del divorcio.

No dejo de escuchar esas palabras en mi cabeza como una triste melodía que se te mete dentro y no puedes dejar ir.

No se lo he dicho, pero sí, los voy a firmar, pase lo que pase.

Suspiro y sujeto el reloj y la alianza. No significan nada para mí y aún y todo, es molesto verlos ahí tirados. No sé qué hacer con ellos, por lo que lo mejor será que los guarde en la caja fuerte de mi despacho.

Regreso a la sala y agarro el cristal y las dos piezas del dichoso marco fotos. Lo siento extraño en mis manos pero se me revuelve el estómago, llegando a mi boca el amargo sabor de la bilis. Es la culpa.

No me puedo creer que haya caído tan bajo como para insinuar que me estabas robando esta puta mierda.

La foto sigue en la basura. La recojo con cuidado y me quedo mirando ese pequeño trozo de papel. Ni siquiera me acuerdo de cuándo nos la sacamos, ni mucho menos, haberla visto por casa. Parecemos tan ridículamente felices. En aquella época no teníamos de nada y aún y todo, aparecemos con dos sonrisas enormes. Mis labios se aplastan en su carrillo, pero se aprecia perfectamente que estoy riéndome con ganas. No recuerdo haberme sentido nunca así de feliz con él. En cambio, la sonrisa de Tung deslumbrante.

Tung. ¿Hace cuánto tiempo que no te llamaba así?

Intento hacer memoria y siempre le he llamado Khaotung. Por su nombre completo. Sin diminutivos, sin demostrar demasiado cariño, intentando mantener la distancia. Pero en aquella época, le llamaba Tung, estoy seguro. No Khao, como se referían a él sus amigos o sus seres queridos. Yo decidí llamarle Tung porque yo quería que fuera especial. Porque yo no era como los demás. Recordar este detalle, que tenía enterrado en el fondo de mi memoria más remota, me obliga a sentarme porque he sentido un ligero mareo.

Sin apartar la vista de la foto, ansío rememorar ese día. No lo recuerdo por más que lo intente. No han pasado tantos años así que lo intento con más ahínco. Cuando llega, me arrolla como un tren de mercancías. Nos reíamos porque estábamos desnudos y acabábamos de estrenar la cama de nuestro piso. Hicimos el amor durante horas. Evoco lo contento que estaba después de que nos dijeran que mi madre estaba mejor. Ese poderoso sentimiento hizo que quisiera celebrarlo con el artífice de semejante milagro: Khaotung. 

Esta foto siempre ha estado en su mesilla. Ahora lo recuerdo. Tengo un extraño sentimiento cuando pienso que ya no la tiene en su poder y tampoco entiendo porqué querría conservarla.
Sólo puede significar una cosa. Me ama.  Odio no haberle querido de igual forma, pero no es como que uno pueda elegir de quién enamorarse o no.

Sonrío tristemente al recordar como Khaotung no ha podido romperla. Sin pensarlo mucho, vuelvo a fijar la foto en el marco y lo coloco en la mesa de la sala. No tenía pensado guardarla pero, no sé porqué, algo me impide deshacerme de ella.

Quizás en otro momento.

Miro mi móvil y barajo la posibilidad de mandarle un mensaje a Mix, pero la descargo en cuanto recuerdo lo enfadado que estaba. Será mejor que lo hablemos el lunes en la oficina. Con un poco de suerte se ha calmado y puede que me perdone cuando le diga que voy a divorciarme.

Siento una punzada en el pecho al pensar en el divorcio. Mis padres no lo van a encajar muy bien. Primero, no sé lo van a esperar, pues se creen que mi matrimonio con Khaotung es perfecto. Y segundo, no pierden a un yerno, sino a un hijo. Al que aman con locura.

Me doy una ducha porque aún tengo restos de lubricante en la polla. Mix ni siquiera me ha dejado limpiarme antes de echarme.

Me acuesto y la cama se siente extrañamente vacía sin Khaotung. Últimamente odiaba tener que dormir con él, pero ahora que se ha ido, está más fría de lo normal.

Escala de Grises 🔞 FirstKhaotugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora