-El sol brillaba intensamente sobre Disneyland París, iluminando el icónico castillo de la Bella Durmiente mientras Javi y yo cruzabamos las puertas del parque. Con las manos entrelazadas, una sonrisa de emoción iluminaba nuestros rostros.-
L: ¡Mira, ahí está el castillo! -exclamé, apuntando con entusiasmo.-
J: Es impresionante. No puedo creer que estemos aquí. -respondí.-
-Mientras recorríamos las coloridas calles, la risa de los niños resonaban a nuestro alrededor, y el dulce aroma de las palomitas de maíz llenaba el aire.-
L: ¿Por dónde empezamos? -pregunté, mirando el mapa del parque.-
J: Definitivamente, ¡Ratataouille! -dijo Javi, sonriendo.- Te apuesto a que te ganaré en la carrera.
L: ¿A que no? -desafié, riendo mientras comenzaba a correr hacia la atracción.-
-Javi me siguió, riendo mientras esquivababamos a los demás visitantes.-
J: ¡Te voy a alcanzar! -grité, acelerando.-
-Llegamos a la fila, ambos respirando entre risas y jadeos.-
L: Te dije que iba a ganar. -le dije, triunfante.-
J: Solo porque no sabía que ibas a hacer trampa. - bromeé dándole un ligero empujón. -
-Después de disfrutar de la atracción, decidimos hacer una pausa en un encantador café. Nos sentamos en una mesa al aire libre, compartiendo un delicioso crêpe.-
J: Esto es mejor que cualquier comida. -dije, mientras tomaba un bocado.- ¿Te imaginas viviendo aquí, en París?
L: Solo si tú estás conmigo. -respondí, mirándolo a los ojos.-
J: Entonces, ¿cuándo nos mudamos? -pregunté con una sonrisa pícara.-
L: Pronto, si encontramos un buen precio en los alquileres. -bromeé.-
-Mientras reíamos, un grupo de niños pasó corriendo y riendo.-
J: Me encantaría tener un día así con nuestros hijos. -dije.-
L: ¡Sería increíble! Imagina las aventuras que tendríamos. -dije, soñando en voz alta.-
-Después de reponer energías, nos dirigimos a la siguiente atracción, donde encontramos a personajes de Disney. -
L: ¡Mira, es Goofy! -exclamé, arrastrando a Javi hacia él.- Debemos tomarnos una foto.
-Javi, un poco tímido, dudó.-
J: No sé si quiero... -dije.-
L: ¡Sí! Vamos, será divertido. -insistí.-
-Al final, posó junto a Goofy, sacando su mejor cara de sorpresa mientras yo reía a carcajadas.-
J: Nunca pensé que me vería así de feliz junto a Goofy. -dijo, sonrojándose un poco.-
L: ¡Eres perfecto! ¡Esto es lo que importa! -le dije, abrazándolo.-
-Más tarde, decidimos dar un paseo por las diferentes áreas del parque. En cada rincón, compartíamos risas y recuerdos de nuestra infancia, contando historias sobre nuestros personajes favoritos.-
J: Yo siempre quise ser Peter Pan. -confesé.- Volar y no crecer nunca, ¿no sería genial?
L: A mí me encantaba Ariel. Siempre quise ser parte de su mundo. -respondí.-
J: ¿Te imaginas? Tú en la playa y yo volando sobre el agua. -dije, haciendo un gesto como si estuviera volando. -
L: ¡Perfecto! Y tendríamos una casa en la playa. -bromeé.-
-Al caer la tarde, el parque se iluminó con luces brillantes y música festiva. Javi me llevó a un rincón especial para ver el espectáculo de fuegos artificiales.-
J: Mira ese lugar, creo que ahí podemos ver mejor. -sugerí, señalando un banco.-
-Mientras nos acomodabamos, tomé la mano de Javi, sintiendo su calidez.-
L: Esto es perfecto. -susurré.- Como un cuento de hadas.
-Los fuegos artificiales comenzaron a estallar en el cielo, llenándolo de colores vibrantes. Abracé a Javi, sintiendo una profunda conexión en ese momento mágico.-
J: ¿Ves? Todo esto es por ti. -dije, mirándola a los ojos.-
L: No, es por nosotros. -corrijí, sonriendo.- Esto no sería igual sin ti.
-Mientras los colores brillantes danzaban sobre el castillo, me sentí agradecida por cada instante compartido.-
L: Quiero que siempre recordemos esto. -dije, sintiendo la emoción.-
J: Lo haremos. ¿Sabes? Deberíamos venir aquí cada año. -propuse. -
L: Eso sería increíble. -afirmé, imaginando todas las futuras aventuras.-
-Nos levantamos del banco, aún con las manos entrelazadas, mientras la música suave del parque comenzaba a sonar nuevamente. Caminamos sin rumbo fijo, explorando cada rincón iluminado por faroles. De repente, Javi se detuvo frente a una tiendita que vendía recuerdos.-
J: Vamos, quiero comprarte algo. -dijo, con una sonrisa cómplice.
L: No, Javi, no es necesario. -respondí, aunque el gesto me conmovía.-
J: ¡Es un regalo! -insistí, mirándola con determinación.-
-Elegió una pequeña figurita del castillo, delicadamente elaborada en cerámica.-
L: Es precioso. -le dije, sonriendo mientras lo sostenía en mis manos.-
-Javi se acercó y dejó un suave beso en mi frente.-
-La noche terminó con un paseo por el parque, ambos sintiéndonos como niños otra vez.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...