-Al día siguiente. -
-Después de comer comencé a sentir un dolor horrible en el abdomen. Me encontraba fatal y Javi lo notó enseguida por la expresión de mi cara. No hacía falta que le dijera nada, con solo mirarme a los ojos, él ya sabe cuando algo no va bien. Se acercó a mí con esa calma suya, esa tranquilidad que siempre me da cuando las cosas no van como yo quiero.-
J: ¿Te duele mucho?, amor. -Le pregunté con suavidad, pasando mi mano por su espalda.-
L: Sí… un poco. -Respondí.-
-Entonces, sin decir nada más, Javi me abrazó, con suavidad. -
J: Lo que necesites, yo estoy aquí. -dije.-
-En lugar de seguir con sus propios planes, me sorprendió cuando, sin pensarlo, me cogió de la mano y me llevó al sofá.-
J: Vamos, cariño, hoy te tomas un descanso. Yo me ocupo de todo. -dije mientras hacía un gesto para que se tumbara. -
L: Pero… ¿y tú?, ibas a salir con tus amigos. -pregunté, aunque en el fondo sabía que mi marido era el tipo de persona que siempre prioriza a los demás antes que a él mismo.-
J: Nada de "y tú". Hoy cuido de ti. -respondí con firmeza, pero con una sonrisa cómplice.-
-Esa sonrisa suya me hizo sentir más tranquila.-
-Se fue a la cocina y volvió con una taza de té. Se sentó a mi lado, apoyó la taza sobre la mesa y comenzó a masajearme la espalda con delicadeza.-
-Javi siguió dándome mimitos durante toda la tarde, trayéndome pequeños detalles para hacerme sentir mejor: una bolsa de agua caliente, que me ayudó a aliviar el dolor, algo de chocolate y por supuesto, su presencia. Él sabe que en esos momentos no necesito grandes gestos, solo saber que está aquí conmigo.-
J: Te quiero mucho. -dije en voz baja mientras le acariciaba el pelo. -
-Esos gestos de Javi, tan sencillos, son los que me hacen sentir afortunada. Cada día, me recuerda que el amor está en las pequeñas cosas.-
-Al final de la tarde, cuando el dolor ya comenzaba a amainar y el cansancio se mezclaba con la sensación de bienestar, me quedé dormida, con mi cabeza sobre sus piernas y él acariciando mi pelo. Me sentía rodeada de su amor y de su paciencia. A veces no hay palabras para describir lo que significa tener a alguien que te cuida y te hace sentir querida a tu lado. Y sí, Javi es el mejor marido del mundo.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
Любовные романыLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...