Capítulo 30

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-La alarma sonó, cortante y aguda, interrumpiendo el sueño profundo que aún me envolvía. Intenté ignorarla por un par de segundos, aferrándome a las sábanas como si pudiera detener el tiempo. Pero el sonido persistió, y al final, con un suspiro de resignación, extendí la mano hacia la mesita de noche, apagué el reloj y dejé caer mi mano de nuevo sobre la almohada.-

-Me giré lentamente hacia Javi. Allí estaba él, tumbado boca arriba, con los ojos cerrados, inmóvil, como si el sonido de la alarma nunca lo hubiera tocado. Sentí una ligera sonrisa al verlo tan tranquilo. Sin pensarlo, me subí sobre su pecho con suavidad, acomodándome sobre él, buscando su calor en la quietud del momento. Javi abrió los ojos lentamente, como si mi presencia sobre él fuera la única señal que necesitaba para despertar. -

J: ¿Ya es hora? -Pregunté con la voz rasposa.-

-Le respondí con un leve asentimiento, mientras me acomodaba mejor sobre su torso, disfrutando de la seguridad que siempre me daba su abrazo, aunque no lo estuviera rodeando en este momento. Sentí cómo sus manos se posaban suavemente en mi espalda, acariciándome en círculos, y luego, en un gesto tan natural como respirar, sus labios se posaron en mi cabeza, dejando un beso cálido y tierno.-

J: Buenos días -Murmuré, aún adormilado.-

L: Buenos días, amor. -Suspiré, un poco más despierta ahora, aunque la comodidad de su cercanía me hacía pensar que preferiría quedarme allí todo el día.- ¿Te gustaría quedarte un poco más así? -Le pregunté en voz baja, juguetona, mientras mi mano descansaba sobre su pecho. Podía sentir el latido de su corazón, estable y calmado.-

-Javi soltó una ligera risa y me miró con esos ojos que todavía brillaban con el vestigio del sueño.-

J: No es que no quiera, pero ya sabes que el mundo sigue ahí fuera esperándonos. Aunque... -hice una pausa.- podría quedarme en este momento contigo por horas. -Dije con una mirada tierna.-

-Me reí y dejé que mi cabeza descansara un poco más sobre su pecho, disfrutando del silencio entre nosotros. Sabía que no siempre teníamos tiempo para estas pequeñas pausas, y por eso, cada segundo me parecía aún más valioso. La rutina podía esperar, al menos un momento más.-

-Su mano siguió acariciándome la espalda, con ese gesto que siempre me hacía sentir protegida.-

-Aún con el mundo esperándonos fuera de la habitación, nos quedamos ahí, respirando juntos, con el tiempo suspendido en la calidez de un beso en la cabeza, y el sonido de su corazón como única melodía que necesitaba para comenzar el día. Me quedé unos segundos más, acurrucada sobre su pecho, escuchándolo y dejando que el sueño de la mañana aún me envolviera. Sabía que debíamos levantarnos, pero algo en ese momento me decía que no había prisa. -

-Javi rompió el silencio al suspirar, una especie de sonido entre pereza y aceptación.-

J: ¿Sabes? A veces me pregunto si podríamos hacer esto todos los días…  -dije con la voz aún adormilada.-

-Me levanté un poco, apenas para mirarlo a los ojos, y le sonreí con complicidad.-

L: No sería tan malo. -Respondí, jugando con una hebra de su cabello. Pero ya sabes cómo funciona. Siempre hay algo que hacer, siempre hay un lugar al que ir.-Dije mirándolo con ternura.-

-Él asintió, pero sin dejar de mirarme fijamente. Después, levantó una mano y me acarició la mejilla con ternura, como si aún estuviera despertando, como si el día no estuviera tan claro para él como para mí.-

J: ¿Tienes algún plan para hoy?

-Me preguntó, suavemente, con la mirada curiosa que siempre tenía cuando quería saber lo que pensaba.-

El futbolista del que me enam⚽réDonde viven las historias. Descúbrelo ahora