-Habia empezado a llover ayer por la mañana y desde entonces apenas había parado. El día de hoy había sido largo para ambos. Eras de esos días en los que nos gustaría salir y despejarnos un rato.-
-Javi, por su lado había tenido entrenamiento y se había enfrentado a toda la intensidad que su carrera de futbolista implicaba. Estaba recibiendo muchas llamadas de equipos que querían ficharlo. Yo, por mi parte, había tenido una jornada cargada de tareas y compromisos, corriendo de una reunión a otra, sin tiempo casi para respirar.-
-A pesar de todo, cuando llegó la noche pude dar por finalizada la jornada de hoy. Llegué a casa y cuando entré a la cocina, Javi estaba de pie frente a la estufa, concentrado en preparar la cena.-
L: Hola amor, ¿Te ayudo con algo?. -pregunté mientras me acercaba a él, apoyando las manos sobre la encimera. Javi sonrió, pero no levantó la vista.-
J: Solo quédate conmigo un rato. -dije sin apartar la mirada de la sartén.- Hoy la cena va a ser con mucho amor, como siempre.
-Era una de esas pequeñas frases que solo él podía decir con tanto cariño.-
-Mientras él seguía revolviendo la comida, yo me acerqué un poco más, apoyando mi cabeza en su hombro. Esto hizo que Javi dejara un beso en mi cabeza. Ambos nos quedamos en silencio por un instante, escuchando el suave chisporroteo de la sartén.-
-Javi dejó de cocinar por un momento y, con una sonrisa traviesa, apagó la música suave que tenía de fondo, dándole paso a algo más movido. Las primeras notas de bachata llenaron el aire.-
J: ¿Te gustaría bailar? -Le pregunté sabiendo qué ambos necesitamos desconectar de la realidad.-
L: Claro que sí, amor. -respondí mientras él ponía las manos sobre mis caderas con suavidad. En ese momento, la cocina se convirtió nuestro escenario de baile.-
-El ritmo de la bachata comenzó a envolvernos. Javi me guió con naturalidad, moviéndose con la confianza de quien ya conoce cada paso, cada movimiento. Yo, sonriendo me dejé llevar. Me acerqué más a él, disfrutando de la calidez de su cuerpo y de la conexión en cada giro.-
-Nuestros cuerpos se movían juntos, sincronizados. Javi me miraba fijamente mientras bailabamos, y mis ojos no podían dejar de buscar los suyos, sintiendo que, en ese momento, el mundo fuera de la cocina no existía. No importaba el estrés del trabajo, ni los desafíos del día a día. Lo único que importaba era estar allí, juntos, en medio de la melodía, de la complicidad, del cariño.-
-La canción seguía sonando y, entre los pasos de la bachata, los dos nos movíamos con tanto mimo que la intimidad llenaba el espacio. A veces era una mirada, otras un roce más cercano, una caricia en la espalda o una risa entrecortada por la emoción del baile. El amor se palpaba en cada paso, en cada giro, en cada abrazo que nos dabamos sin pensarlo.-
-El sonido de la música, la suavidad de los movimientos, el calor de la cocina y el roce de nuestros cuerpos, todo se fusionaba. Cuando la canción llegó a su fin, Javi me miró, con amago de querer decir algo.-
J: Gracias por ser mi calma, mi alegría, mi todo. -dije en voz baja y seguido besé sus labios suavemente.-
-Yo, agotada pero feliz, sonreí.-
L: Gracias por siempre darme más de lo que necesito, amor.
-Antes de que pudiera agregar más palabras, Javi me atrajo hacia él, abrazándome fuerte mientras el aroma a la comida se mezclaba con el de su piel. En ese momento, sentí que el mundo se paraba a nuestro alrededor. -
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...