-La mañana del partido llegó rápidamente. Javi se había ido al hotel de concentración temprano, junto con el resto del equipo, para prepararse para el crucial enfrentamiento de esa noche. Ambos equipos estaban en una situación difícil, y este enfrentamiento podía ser decisivo para salir de la zona de descenso.-
-El partido comenzó con mucha tensión. La atmósfera en el estadio estaba cargada de nerviosismo, como si el aire se hubiera vuelto denso por la presión. Cada jugada, cada pase, parecía vital. Yo estaba pendiente de cada momento, sabiendo que Javi tendría que enfrentarse a un rival fuerte, y lo que más deseaba era verlo salir victorioso.
Javi tuvo dos grandes oportunidades para marcar, una de ellas se estrelló contra el larguero, y por un segundo, el tiempo pareció detenerse. El balón había estado tan cerca de entrar. Sin embargo, la frustración era evidente. El Espanyol no dejaba de luchar, y a pesar de la desesperación, continuaban buscando el gol.
En el minuto 44, cuando el partido ya estaba por llegar al descanso, ocurrió lo que todos esperaban: un centro perfecto, y allí estaba Javi, saltando más alto que nadie para rematar de cabeza. El gol que había estado esperando durante todo el partido llegó. Vi cómo celebraba con una sonrisa desbordante, señalando al cielo pero también dedicándome el gol haciendo con su mano una "L", mientras sus compañeros lo rodeaban, festejando ese gol tan importante. Para él, era mucho más que un gol; era una señal de que su esfuerzo y sacrificio valían la pena. Los aplausos de la afición eran ensordecedores, y por un momento, el peso de la temporada pareció aligerarse.
Sin embargo, la alegría no duró mucho. El segundo tiempo comenzó con un gol del Valencia en el minuto 46, un golpe duro para todos. El empate de inmediato cortó la celebración y, aunque el Espanyol continuó luchando, el partido se volvió aún más intenso. Los minutos pasaron con ambos equipos buscando la victoria, pero la suerte no estaba de su lado. El marcador se mantuvo igualado hasta el final, y el pitido final resonó en el estadio, anunciando que el partido terminaría en empate. El alivio de no haber perdido se mezclaba con la frustración de no haber logrado lo que todos deseaban.
Cuando el Espanyol se acercó a su afición para agradecerles el apoyo la afición los rechazó pitandoles. La frustración era palpable entre los hinchas, y la atmósfera se volvió pesada. Los jugadores, a pesar de su esfuerzo, no podían evitar sentirse decepcionados. Javi, aún sudado y agotado por el esfuerzo, caminó hacia la zona de entrevistas con una expresión seria. Sabía que las palabras que iba a decir no iban a calmar los ánimos, pero la situación era complicada.-
Javi: Un punto no es suficiente hoy. No es lo que queríamos, pero es lo que tenemos. El equipo ha luchado, pero sabemos que tenemos que mejorar. No podemos estar satisfechos, pero tampoco derrotados. Yo, personalmente, me voy a casa enfadado porque queríamos más, pero esto es fútbol. A veces, un punto es todo lo que se puede conseguir en situaciones como esta.-dije intentando mantener la calma.-
-Sus palabras, aunque sinceras, no parecían aliviar la tensión que se sentía tanto en el campo como en las gradas. Sabía que había sido un partido difícil, pero también que la expectativa de la afición pesaba mucho en estos momentos.-
-Cuando Javi finalmente regresó al hotel para recoger sus cosas y volver a casa, su rostro reflejaba la frustración del partido, el agotamiento y la mezcla de emociones encontradas. Sabía que era solo un punto, pero ese punto no era suficiente para calmar las expectativas de un equipo que estaba desesperado por salir del descenso.-
L: ¿Cómo te sientes? -le pregunté al recibirlo en casa, notando la tensión en su rostro.-
Javi: Fue complicado, amor. Marqué, pero no fue suficiente. Un empate no es lo que queríamos. Me siento bien con el gol, pero también sé que no fue suficiente para el equipo. -respondí, quitándome los zapatos y dejando escapar un suspiro.- La afición está enfadada, y eso se siente. Estoy cansado, pero también frustrado.
-Lo miré y entendí. Sabía que el fútbol no siempre era justo, que a veces los resultados no reflejaban el esfuerzo, pero también comprendía que Javi como capitán no podía evitar sentirse responsable de lo sucedido.-
L: Lo hiciste lo mejor que pudiste. No puedes hacerlo todo tú solo. -Dije, abrazándolo con fuerza.-
-Javi sonrió, aunque aún con algo de amargura en su expresión.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...