-Javi y yo nos habíamos ido de Azuaga por la mañana, después de tantos días fuera al llegar a casa tuvimos que hacer una lista de lo que necesitábamos para ir a comprar al súper.-
-El supermercado no era precisamente el lugar más romántico del mundo, pero cuando se trataba de coquetearle un poco para molestarlo cualquier sitio era válido.-
-Javi empujaba el carrito, mientras yo revisaba la lista en el móvil, recorriendo los pasillos en busca de lo que faltaba para la semana. Estabamos solos en un pasillo poco concurrido, entre cereales y cajas de galletas. Me acerqué al carrito, fingiendo revisar lo que ya habíamos colocado y mirándolo le dije.-
L: Amor, no usaré ropa de marca pero cuando te quito la ropa te dejo marca. -comenté con voz suave.-
-Javi levantó la mirada de las etiquetas que leía. Sus cejas se alzaron un poco, y sus labios esbozaron esa media sonrisa que tanto me gustaba. Dejó la caja que tenía en las manos y se acercó, ladeando la cabeza con una mezcla de curiosidad y diversión.-
J: ¿Ah, sí? ¿Es eso lo que piensas mientras hacemos la compra? -dije, bajando ligeramente la voz. -
L: Es difícil concentrarse con semejante vista al lado. -añadí, mordiéndote el labio inferior sutilmente.-
-Javi rió por lo bajo, una risa breve pero cargada de complicidad. Sus ojos se clavaron en los míos. Dio un paso más hacia mí, acortando la distancia, y colocó una mano en el borde del carrito, cerca de la mia.
J: Si sigues hablando así, voy a tener que llevarte fuera antes de que terminemos la compra. -murmuré, con un poco de picardía.-
-Me ruboricé y me incliné un poco más hacia él, casi como si fuera a besarlo, y susurré.-
L: ¿Quién dice que no es exactamente lo que quiero?
-Javi alzó una ceja, sintiéndose retado por mi actitud.-
J: Lo que estás haciendo es muy peligroso, cariño. -contesté, casi en un susurro.-
-De pronto, alguien pasó por el pasillo y ambos retrocedimos como si nada hubiera pasado. Javi se aclaró la garganta y tomó una caja al azar para colocarla en el carrito. Pero antes de continuar se inclinó hacia mi lo justo para susurrarme al oído.-
J: Cuando lleguemos a casa, me vas a explicar mejor esa actitud.
-Seguido de eso, siguió empujando el carrito como si nada.-
-Tras pagar colocamos la compra en el coche y nos fuimos a casa.-
-Cuando llegamos colocamos las bolsas en la isla de la cocina y entonces Javi me acorraló. Su mirada fija en la mia, ese brillo de travesura en sus ojos y la cercanía de su cuerpo hicieron que mi corazón latiera con fuerza.-
J: ¿Qué pasa? -susurré, con una sonrisa.- ¿No tienes nada que decir ahora?
-Levanté la barbilla.-
L: La verdad es que no tengo nada que decir, ¿A que te refieres? -dije, retándolo.-
-Javi dejó escapar una risa suave. Sus manos se apoyaron a cada lado de mi cabeza, acercándose aún más, hasta que solo unos centímetros separaban sus labios de los mios.-
J: Entonces creo que tendré que averiguarlo por mi cuenta. -murmuré.-
-Antes de que pudiera responder, capturó mis labios con los suyos, un beso lento pero cargado de intención. Era un movimiento calculado, una mezcla de ternura y pasión que hizo que mis piernas se debilitaran. Una de sus manos descendió por mi cintura, atraiéndome aún más hacia él.-
J: ¿Así que te gusta jugar conmigo? -pregunté contra sus labios, haciendo una pausa para mirarla de cerca.- ¿Te das cuenta de lo que eso provoca?
L: Tal vez era la idea. -contesté intentando mantener el control.-
-Javi soltó una carcajada breve, pero la intensidad en sus ojos no disminuyó. Me levantó ligeramente, colocando una mano firme en la parte baja de mi espalda, y comenzó a caminar conmigo hacia el salón, sin dejar de mirarme.-
J: Perfecto. -dije, con un tono grave que vi como la hizo estremecerse.- Entonces no te quejes de las consecuencias.
-Me dejó caer suavemente sobre el sofá y se inclinó sobre mi, sosteniéndose con las manos para no dejar caer todo su peso sobre mí. Su mirada era tan intensa.-
J: ¿Sabes una cosa? -murmuré mientras rozaba con mis dedos la línea de su mandíbula.- No importa cuántas veces me sorprendas, siempre logras dejarme fuera de control.
-Dijo para besarme, esta vez con más urgencia.-
-De repente mi móvil comenzó a vibrar insistentemente sobre la mesa, me estaban llamando. Ambos paramos, respirando agitadamente, y Javi me miró con una mezcla de frustración y diversión.-
J: ¿Vas a contestar? -pregunté sin moverme.-
-Negué con la cabeza, sonriendo.-
L: Definitivamente, no.
-Él sonrió de nuevo.-
J: Buena respuesta. -dije para volver a besarla de nuevo.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...