-Era una mañana tranquila de noviembre cuando mi teléfono comenzó a sonar. Era un número desconocido, pero al contestar me llevé una gran sorpresa-
Decano: ¡Hola! ¿Qué tal? Soy Dani, el decano de la facultad donde estudiastes. Te llamo porque estamos organizando un Simposio sobre Comunicación Deportiva y nos gustaría saber si estarías dispuesta a participar como ponente.
-Mi corazón dio un pequeño brinco. La idea de de volver a la facultad, participando en algo tan relevante, me emocionaba muchísimo.-
L: Me encantaría. ¿Cuándo es?
Decano: Es la próxima semana. Estaremos encantados de tenerte. Nos gustaría que compartieras tu experiencia en el campo del periodismo deportivo.
L: Por supuesto, allí estaré.
-Cuando colgué, no pude evitar sonreír. No todos los días recibes una invitación así. Me senté en el sofá un momento, procesando la noticia, y luego fui directamente a contarselo a Javi.-
L: ¡Javi! ¡Te tengo una noticia! Me han invitado a dar una ponencia en un Simposio sobre Comunicación Deportiva la próxima semana en la universidad.
J: ¡Eso es increíble! ¿Y qué vas a decir? -pregunté con entusiasmo, mientras me sentaba a su lado.-
L: Pues hablaré sobre mi experiencia en el periodismo deportivo, cómo he llegado hasta aquí, y todo lo que implica cubrir eventos deportivos de alto nivel. ¡Estoy emocionada!
J: No sabes lo orgulloso que me siento de ti. -La abracé con fuerza.- Aprovecha la oportunidad al máximo. Y ya que vamos a estar allí, ¿por qué no nos quedamos a dormir allí esa noche? Así aprovechamos el viaje y al día siguiente bajamos a Azuaga, que no está tan lejos, ¿no?
L: ¡Qué buena idea! Así podemos disfrutar de la zona, hacer turismo y ya al día siguiente bajamos tranquilos. -dije para tomar de nuevo mi taza de café.-
-Después de un delicioso desayuno, donde los besos fueron tan importantes como el café, Javi y yo decidimos que era el momento perfecto para cambiarnos de ropa y disfrutar del día en casa.-
-Javi me miró con una sonrisa mientras caminabamos hacia la habitación.-
J: ¿Qué tienes pensado ponerte hoy? -pregunté con tono juguetón, mientras subía tras ella las escaleras.-
L: Mmm... -respondí, haciendo una mueca pensativa.- Creo que hoy me voy a poner algo cómodo... pero ya veremos si eso no significa que termine en pijama otra vez. -me reí.-
-Ya en la habitación Javi se acercó a mi por detrás, abrazándome suavemente por la cintura. Me besó en el cuello con ternura, antes de susurrarme al oído.-
J: ¿No te das cuenta de lo guapa que estás siempre, incluso cuando estás en pijama? Pero si quieres, podemos hacer un cambio… para que te veas aún más increíble.
-Me giré hacia él, sin poder evitar sonrojarme un poco por su comentario. Me encantaba cómo siempre encontraba maneras de hacerme sentir especial, incluso en los momentos más cotidianos.-
L: ¿Y qué tal si nos cambiamos juntos? -le propuse, con una mirada juguetona.- Así nos aseguramos que ambos estamos cómodos.-
-Javi me miró de arriba a abajo con una sonrisa traviesa, levantando una ceja como si estuviera evaluando si realmente debía cambiarme o si sería más divertido no hacerlo.-
J: ¿Juntos? -repití, acercándome aún más a ella.- ¿Seguro que no prefieres que me cambie yo primero? Así cuando me veas te caes de la sorpresa.
-Me reí, dándole un empujón suave, sabiendo perfectamente que Javi amaba hacer ese tipo de bromas, pero siempre con mucho cariño.-
L: No me hagas reír, amor. Venga. -Dije, tomándolo de la mano y tirando de él hacia el armario.-
-Una vez el armario abierto ambos nos pusimos manos a la obra para cambiarnos. Yo saqué rápidamente unos pantalones cómodos que eran anchos al final y una sudadera de manga larga con cremallera.
Mientras Javi, comenzó a deshacerse de su camiseta y antes de que pudiera reaccionar, se acercó de nuevo a mi de forma juguetona. Me abrazó por la espalda, pegando su cuerpo al mío.-J: ¿Sabes qué, amor? -dije en voz baja.- Creo que es injusto que siempre te veas tan guapa, mientras yo soy el que tiene que ponerse una camiseta fea. ¿Por qué no me ayudas a elegir algo que te guste más?
-Me reí y me giré para mirarlo, dejándome abrazar por un momento antes de apartarme suavemente para continuar con mi tarea.-
L: ¡No tienes remedio! -respondí, con una sonrisa burlona.- Pero sí, tienes razón. A ver qué camiseta eliges para hoy. Vamos a ver si me puedes impresionar.
-Javi buscó entre su ropa mientras yo lo observaba, divertida. Luego, se acercó a mi con su camiseta favorita.-
J: ¿Qué te parece? -preguntó, mirándome con una sonrisa cómplice.- ¿Te gusta esta, o elijo otra?
- Lo miré de arriba a abajo, manteniendo el juego, pero con una sonrisa más suave en el rostro.-
L: Hmm... esa está bien, aunque la verdad es que me gustaría ver cómo te quedaría la que tienes ahí. -Señalé justo la que menos le gustaba. Sabía que le gustaba ese tipo de juegos y quería seguirle la corriente.-
-Javi frunció el ceño y se hizo el ofendido, pero en realidad le divertía mucho.-
J: ¿Así que me haces cambiar de camiseta por capricho? -bromeó, acercándose a mi nuevamente. Me rodeó por la cintura y me levantó un poco del suelo en un gesto inesperado pero divertido.- A veces creo que me haces perder el sentido.
-Me dejé levantar sin oponer resistencia, riendo entre dientes mientras sentía su proximidad.-
L: Lo que pasa, amor, es que a veces me gusta hacerte rabiar un poco, solo para ver cómo reaccionas. -Aproveché la oportunidad para robarle un beso, mientras me sostenía.-
J: Sabes que siempre me vas a hacer perder la cabeza, ¿verdad? -dije en tono bajo, mientras la volvía a bajar al suelo. Dejé un beso en su frente, con ternura, antes de comenzar a vestirme.-
-Ambos continuamos cambiándonos, con pequeñas bromas y caricias que llenaban el ambiente. Finalmente, cuando ya estabamos listos me acerqué de nuevo a Javi y le di un beso.-
L: Ahora que estamos listos, ¿Qué hacemos? -dije mirándolo.-
-Javi me rodeó por la cintura con su brazo derecho, pegándome a él y me susurró cerca del oído.-
J: Lo que sea que hagamos, quiero que sea contigo. Pero si quieres seguir en este juego que tenemos, creo que puedo jugar todo el día si tú lo haces también. -dije para dejar un beso en su frente y abrazarla.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...