-Después de la comida, el dolor comenzó a intensificarse. Había intentado mantener la calma, pero al levantarme de la mesa, una punzada desgarradora me obligó a detenerme en seco. Me llevé una mano al abdomen.-
-Javi, que estaba recogiendo su plato, dejó todo al instante. Su rostro se llenó de preocupación.-
J: Cariño, ¿qué pasa? -pregunté con urgencia, sosteniéndola por los hombros al ver su rostro de dolor.-
L: Me duele… mucho. -Logré decir.-
-Sin perder tiempo, Javi me tomó suavemente y me ayudó a tumbarme en el sofá y me cubrió con una manta antes de correr a la cocina. Regresó en cuestión de minutos con la bolsa de agua caliente y la colocó con cuidado sobre mi abdomen.-
J: Aquí tienes, amor. Esto te ayudará. -dije mirándola.-
-Asentí mientras cerraba los ojos, tratando de concentrarme en la calidez que comenzaba a aliviar un poco el dolor punzante. Javi no se separaba de mi lado. Se arrodilló junto al sofá, tomando mi mano con la suya y acariciándola lentamente.-
J: Estoy aquí contigo. No estás sola, mi vida. -Murmuré, inclinándome para besar su frente.-
-Otro punzada me sacudió, sentía que me desgarraba por dentro. Javi apretó mi mano con más fuerza, claramente afectado al verme así. De repente, se levantó y sacó su teléfono del bolsillo.-
J: Voy a llamar al entrenador. Les diré que no puedo viajar hoy. El equipo lo entenderá; tú eres más importante. -dije.-
-Abrí los ojos, luchando contra el dolor para detenerlo.-
L: No, Javi, no lo hagas. -Dije con voz débil, pero firme.-
J: Amor, no puedo dejarte así. Ellos pueden arreglárselas sin mí. Tú me necesitas más ahora mismo. -Dije mirándola.-
-Negué con la cabeza, haciendo un esfuerzo por incorporarme un poco.-
L: Estaré bien, te lo prometo. Solo necesito descansar, y tú tienes que ir con el equipo. Ellos te necesitan. -Dije intentando convencerlo.-
-Javi se quedó inmóvil, debatiéndose internamente. Podía ver la lucha en sus ojos, esa necesidad de quedarse conmigo enfrentándose a su responsabilidad con el equipo.-
J: No quiero dejarte sola… -Murmuré, dejando caer mi teléfono sobre la mesa.-
L: Estaré bien, amor, confía en mí . Además estarás de vuelta en un par de días. -dije.-
-Él suspiró profundamente, sus ojos llenos de preocupación. Finalmente, se inclinó hacia mí y me abrazó con fuerza.-
J: No sabes cuánto me duele irme sabiendo que estás así. -dije con la voz quebrada por la culpa.- Pero si me necesitas, amor, llámame. No importa dónde esté. -dije cogiendo su mano de nuevo.-
L: Lo haré. Pero no te preocupes. Voy a estar bien. -dije cerrando mis ojos y disfrutando del ratito que me quedaba con él.-
-Javi se quedó conmigo todo el tiempo que pudo antes de tener que irse al aeropuerto. Me preparó una infusión de manzanilla, masajeó mi espalda con cuidado y ajustó la bolsa de agua caliente en mi abdomen. Antes de salir, se inclinó una vez más para besarme.-
J: Prométeme que me llamarás si te encuentras peor, por favor. Si tengo que coger un billete para volver lo haré. -dije para volver a besarla.-
L: Te lo prometo, pero todo estará bien amor. Tú prométeme que harás un gran partido mañana. -Dije.-
J: Te lo prometo. -Dije, con una pequeña sonrisa que no ocultaba del todo mi preocupación.-
-Cuando Javi cerró la puerta detrás de él, el silencio llenó la casa de inmediato. Me quedé tumbada en el sofá, mirando al techo, intentando no dejarme llevar por el vacío que sentía en ese momento. Aunque había insistido en que se fuera, parte de mí deseaba haberle permitido quedarse, porque la verdad era que lo necesitaba más que nunca.-
-El dolor aún era intenso, pero lo más difícil de sobrellevar era su ausencia. La forma en que me cuidaba, sus palabras tranquilizadoras, su presencia cálida... Aún así, me obligué a ser fuerte, por él y por mí. "Javi confía en que estaré bien", me repetía mentalmente, buscando consuelo en esas palabras. Ajusté la bolsa de agua caliente sobre mi abdomen y cerré los ojos, intentando concentrarme en mi respiración. Poco a poco, el calor comenzó a calmarme, aunque no tanto como lo haría su abrazo.-
-Me quedé en el sofá durante horas, adormilada, tratando de evitar pensar demasiado. Solo me levanté para prepararme una taza de té y cambiar de posición, porque el dolor no me permitía moverme con facilidad. El tiempo parecía avanzar lento, cada minuto sin él se sentía eterno.-
-Ya por la noche cuando Javi llegó al hotel, el equipo se dispersó rápidamente hacia sus habitaciones. Javi subió con su maleta, dejando el bolso deportivo a un lado mientras sacaba el teléfono. Me llamó apenas cerró la puerta.-
J: ¿Cómo estás? -Pregunté antes de saludarla siquiera.-
-Mi voz al otro lado lo tranquilizó un poco. Me escuchaba más animada de lo que él esperaba.-
L: Estoy bien, cariño. Ya estoy recuperada. Tú concéntrate en tu partido. -Dije intentando calmarlo.-
J: Ya, pero no puedo evitar pensar en ti. -Respondí mientras me dejaba caer sobre la cama.-
-Me reí suavemente al otro lado de la línea, y eso lo hizo sonreír.-
L: Yo también te extraño, amor. Pero ahora mismo quiero que te enfoques. Después del partido, vuelves a casa y nos ponemos en marcha con los planes de Navidad.- dije.-
-Hablamos unos minutos más. Javi me contó sobre el viaje, el ambiente del equipo y cómo estaban todos enfocados en terminar el año con una victoria.-
J: Prométeme que si mañana te sientes mal de nuevo, me avisarás. Aunque sea después del partido. -dije con firmeza antes de colgar.-
L: Te lo prometo. Ahora ve a cenar y descansa. Te amo. -dije sonriendo ante su insistencia.-
J: Te amo más. -respondí sonriendo antes de colgar.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...