-El día anterior al partido, había hecho que mi conversación con Javi por videollamada se sintiera diferente. Él estaba preparando su mochila para irse a Bilbao con el resto del equipo, ya que era donde iban a jugar el partido contra el Athletic Club mañana a las 2 p.m.-
-Yo esta vez no iba a poder estar allí porque tenía que cubrir un partido en otra ciudad y no había ningún tren que llegara a Bilbao mañana antes del partido. -
L: ¿Tienes todo? —le pregunté, mientras revisaba mis notas sobre el partido que tenía que cubrir en unas horas.-
J: Sí, cariño, solo necesito concentrarme. -dije, guardando algunas cosas en la mochila.-
-Su voz era firme, pero había una chispa de inseguridad en sus ojos.-
Y: Confío en ti. Recuerda, es solo un partido. -Sonreí, tratando de transmitirle calma. -
-Javi asintió, aunque sabía que para él no era "solo un partido". Era su manera de demostrar que es digno de llevar el brazalete de capitán.-
-La tarde pasó rápida. Me quedé en el hotel y mañana volvería a Barcelona en el primer tren. La televisión mostraba resúmenes de partidos, pero mi mente estaba en Bilbao, con Javi y el equipo. La presión del partido se sentía incluso a miles de kilómetros de distancia.-
-Al día siguiente, mientras el sol comenzaba a ocultarse, la puerta se abrió de golpe. Javi entró, su rostro estaba enrojecido por la frustración.-
L: ¡Amor! —exclamé, dejando a un lado mi portátil.— ¿Cómo te encuentras?
J: ¿Cómo crees que me encuentro? Hemos Perdido 4-1. -Su tono era cortante, y sus palabras me golpearon como un balonazo.-
L: Lo siento mucho, amor. -Intenté acercarme, pero él se alejó, echando la mochila a un lado con un gesto brusco.-
J: Lo intenté todo, y aun así no marqué. Ni siquiera pude ayudar al equipo.
-Su voz se quebró, y por un momento, vi la vulnerabilidad detrás de su furia.-
L: No es tu culpa. Hay todo un equipo detrás de eso. -Traté de calmarlo, pero él parecía no escucharme.-
J: ¿Y tú qué sabes? Eres periodista, pero no eres jugadora. No sabes lo que se siente.
-Las palabras salieron de su boca como un disparo. -
-Me quedé en silencio, sintiendo cómo la frustración se apoderaba de la conversación. Había sido un día largo para mí también, cubriendo un partido complicado el día anterior. Pero en ese momento, todo lo que quería era apoyarlo. -
L: Javi, estoy aquí para ti. No estoy en el campo, pero eso no significa que no entienda la presión. -Mi voz se alzó un poco, tratando de hacerme escuchar.-
J: ¿Entender? ¡No puedo creer que digas eso! Estás aquí mientras yo... mientras yo…
-Su voz se quebró, y dejó la frase sin terminar.-
L:Mientras tú qué, Javi. ¿Mientras tú pierdes? ¿Mientras tú intentas ser perfecto? -No pude evitar levantar la voz. La tensión entre nosotros era palpable.-
J: Exacto.
-Me miró fijamente, sus ojos reflejaban una mezcla de rabia y tristeza. -
J: ¿Y qué, si no puedo serlo? ¿Si nunca puedo serlo?
-Respiré hondo. Sabía que esto era más que un simple partido. Era su pasión, su vida. Era su sueño.-
L: Nadie espera que seas perfecto, amor. Solo tienes que dar lo mejor de ti. Eso es lo que importa.
-Javi se giró, mirando por la ventana. La noche había caído, y las luces de la ciudad brillaban como pequeñas estrellas. Luego, se volvió hacia mí, con el rostro más relajado, aunque aún enfadado.-
J: Lo siento. No debería haberte hablado así. Fue un mal día. -Su voz era apenas un susurro.-
L: No pasa nada. Todos tenemos días difíciles. -Le sonreí, aliviada al ver que comenzaba a calmarse.-
J: Gracias por entenderme. A veces me siento perdido en esto. -Se pasó la mano por el cabello, una costumbre que tenía cuando estaba nervioso.-
L: No estás solo. Estoy contigo, siempre.
-Decidimos dejar las tensiones atrás. Al final, optamos por una cena sencilla. Mientras la preparaba, Javi se sentó en la mesa, intentando sonreír.-
J: ¿Qué tal si vemos una película después de cenar? -propuso, tratando de cambiar el tema.-
L: Claro, ¿qué tienes en mente?
J: Algo divertido. Creo que necesito reírme un poco.
-Cenamos en un ambiente más ligero, hablando de varias cosas. La risa empezó a llenar el espacio entre nosotros, y poco a poco, la frustración del partido fue desapareciendo.-
-Después de la cena, elegimos una película que prometía ser entretenida. Nos acomodamos en el sofá, y mientras las luces se atenuaban en la pantalla, sentí que todo estaba volviendo a la normalidad.-
J: Lo siento de nuevo.
-Javi me miró con sinceridad.-
J: A veces me dejo llevar por la presión.
L: Es parte del juego, amor. Y yo estoy aquí para apoyarte en cada paso.
J: Prometo que la próxima vez no me dejaré llevar.
-Me sonrió, y por primera vez en el día, vi en su rostro la tranquilidad.-
-La película comenzó, y mientras las risas llenaban el aire, su mano encontró la mía. A medida que la película avanzaba, me di cuenta de que la conexión entre nosotros era más fuerte que cualquier derrota en el campo.-
J: ¿Sabes? -dije mientras miraba la pantalla.- Mañana en el entrenamiento lo haré con ganas como siempre, hoy solo ha sido un tropiezo pero queda mucha liga por delante.
L: Eso suena genial, amor. Cada día es una nueva oportunidad.
J: Y tú siempre estarás ahí, ¿verdad? -Le pregunté, mirándola a los ojos.-
L: Siempre, cariño. En las victorias y en las derrotas.
-La noche avanzaba, y en la calidez del sofá, rodeados de risas y abrazos, supe que juntos podríamos enfrentar cualquier desafío, dentro y fuera del campo.-
-Cuando la película terminó, Javi se quedó pensando. Sabía que las palabras habían sido sinceras, y que a pesar de la derrota, había algo más importante: nosotros.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...