-Era una tarde tranquila de miércoles en casa, con el sol comenzando a esconderse en el horizonte. Javi llegó de la tienda con una botella de vino en la mano, una que había comprado especialmente para nuestra cena. El logo de las bodegas Arzuaga brillaba en la etiqueta, y al ver el vino, no pude evitar que mi mente volara a aquellos días en en Azuaga, mi querido pueblo.-
L: ¡Qué bonito! -exclamé, mirando la botella con nostalgia.- Esto me recuerda tanto a Azuaga…
-Javi, al notar la chispa de melancolía en mi voz, me sonrió con su ternura habitual y se acercó a mí, abrazándome por la cintura. -
L: ¿Te acuerdas de aquellos días que pasamos allí? -dije.- Lo echo mucho de menos, ¿sabes?
-Él me miró con esa mirada tranquila y comprensiva que siempre tiene, con tono, suave pero decidido, respondió.-
J: Lo sé, cariño. Yo también he notado que lo extrañas… -dije.--Asentí, aunque con una ligera tristeza en el rostro. Era como si mi conexión con los recuerdos de la infancia me llamaran, y las visitas cada vez más espaciadas me dejaban una sensación de vacío.-
-Javi soltó una pequeña risa, como quien guarda un secreto, y me miró con un brillo cómplice en los ojos.-
J: ¿Sabes qué? La próxima semana, con el parón de selecciones, podríamos ir unos días. Yo me encargo de todo.-
-Mi cara se iluminó de inmediato, y por un momento, sentí que toda la tristeza desaparecía. Él siempre sabía cómo hacerme sentir especial, cómo darle a todo un toque de magia con su cariño.-
L: ¿De verdad? -Dije, casi sin creerlo., ¿Te harías cargo de todo? ¡Eso sería increíble, Javi! - dije mirándolo emocionada.-
J: Claro. Déjame todo a mí, solo tienes que prepararte para disfrutar del viaje. Yo me encargaré de todo. -dije.-
L: Eso suena perfecto. -Contesté con una sonrisa radiante. -
-Javi me abrazó nuevamente, ahora con más fuerza, y susurró al oído.-
J: Si hay algo que quiero, es verte feliz. Y Azuaga será el lugar perfecto para recargar energías. Además, siempre es bueno regresar a las raíces.
-Nos quedamos un momento abrazados, disfrutando de la calma que siempre encontrábamos en esos pequeños gestos. Al fondo, el vino de las bodegas Arzuaga parecía sellar nuestro plan, un recordatorio más de lo afortunados que éramos de tenernos el uno al otro.-
J:Y cuando estemos allí podemos ir a ese restaurante que te gusta tanto, y pasear por las calles que tanto te encantan. Nada tenemos prisa, solo disfrutar del momento. -dije.-
L: Me parece que lo has planeado todo. -Dije riendo, con una mezcla de sorpresa y gratitud.- Gracias, de verdad.
-Esa noche, mientras cenábamos, brindamos con el vino de Arzuaga, pero no solo por la buena comida o el excelente vino, sino por ese futuro cercano que compartíamos: unos días tranquilos en mi pueblo, rodeados de recuerdos, risas y el amor que nos unía.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...