-Javi y yo nos despertamos en el hotel. Después de un desayuno sencillo pero delicioso, con café, tostadas y algo de fruta, nos dirigimos a la recepción para hacer el check-out.-
J: ¿Seguro que no te has dejado nada en la habitación? -dije.-
L: Sí, llevo todo, tengo las llaves, la cartera, el cargador... -dije revisando por última vez.-
J: Perfecto. Vamonos a Azuaga, que nos espera un día tranquilo. -dije cogiendo su mano.-
-Con las maletas en el maletero y las puertas cerradas, nos subimos al coche. Yo, al volante, me aseguré de que todo estuviera en su sitio. Javi, mientras tanto, sacó su teléfono y empezó a buscar algo de música para acompañar el trayecto.-
J: ¿Cómo lo ves? ¿Algo relajado o mejor un poco de energía para arrancar? -dije con una mirada juguetona.-
L: Pon algo con energía. Azuaga está cerca, y podemos cantar y disfrutar del paisaje sin prisas. -dije con una sonrisa.-
-Con la música de fondo, comencé a conducir. La carretera era amplia y despejada, y el paisaje se iba transformando en un hermoso campo de olivares y pequeños pueblos. De vez en cuando, Javi comentaba algo sobre el camino o hablabamos sobre alguna anécdota de viajes anteriores.-
J: Mira qué vistas. Es increíble lo que nos perdemos al ir siempre con prisa, ¿no? -dije viendo el paisaje.-
L: Es cierto. A veces olvidamos lo bonito que puede ser el camino. -dije mientras miraba la carretera.-
-Javi puso una canción que ambos reconocíamos y, sin pensarlo mucho, nos pusimos a cantar disfrutando del momento.-
-Finalmente, llegamos a Azuaga. Aparcamos justo en frente de la puerta de casa. -
☆☆☆
-Despues de comprar algunas cosas y ordenar todo preparamos algo para comer y ya por la tarde salimos a pasear por las calles, disfrutando de la calma del lugar. La plaza estaba casi vacía, pero cuando nos encontrábamos con conocidos nos parábamos a charlar un rato.-
-Después de recorrer un par de calles, llegamos a un pequeño café de confianza. Decidimos sentarnos y pedir un par de cafés.-
L: Bueno, ¿y qué más tenemos planeado para hoy? -dije mirando sus ojos azules.-
J: Podemos subir luego al castillo y ver allí el atardecer como hacemos cada año que venimos. - dije poniendo mi mano sobre la suya.-
L: Perfecto, así estiramos las piernas y aprovechamos la tarde. -dije sonriendo.-
-Tras un rato de charla, nos levantamos y pusimos rumbo hacia el castillo. El aire era fresco, y el sonido de los pájaros acompañaba la caminata. Permanecimos un buen rato allí, disfrutando del paisaje y hablando.-
J: Este ha sido un día perfecto. A veces no hace falta mucho para estar bien. -dije acariciando su mejilla.-
L: Exacto. Un buen día de carretera y pasar tiempo juntos. ¿Qué más se puede pedir? -dije para besarlo.-
-Tras ponerse el sol, pusimos rumbo de vuelta a casa.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...