-Al día siguiente, al sonar la alarma, la apagué y me quedé unos segundos más, me giré para ver a Javi, pero para mi sorpresa ya no estaba en la cama. Me levanté y me encontré con Javi en la cocina. La tensión de la noche anterior seguía visible en su rostro. Aunque había dormido algunas horas, su cuerpo parecía cargado de una fatiga más emocional que física. Hoy, no había ninguna sonrisa en su rostro al despertar, ni una palabra alegre. Solo silencio, como si aún estuviera procesando todo lo que había ocurrido.-
L: Buenos días, amor. -dije suavemente mientras me acercaba a la mesa del desayuno, notando que Javi aún no había tocado su café.-
J: Buenos días... -respondí sin mucha energía, mirando al frente mientras todavía pensaba en el empate de ayer.-
-Me senté frente a él, observando su expresión cansada, casi ausente. Javi nunca había sido de exteriorizar demasiado lo que sentía, pero hoy se notaba que algo le pesaba.-
L: ¿Cómo te sientes, amor? -Pregunté con delicadeza, sabiendo que este tipo de conversaciones no siempre eran fáciles para él.
J: No lo sé, amor. -Suspiré, frotándome la cara.- El empate me dejó con un sabor amargo. Me siento... frustrado, porque sé que no hemos conseguido lo que realmente necesitamos. Lo peor de todo es que, aunque marqué, el equipo no logró llevarse la victoria. Eso es lo que me duele más. -dije, intentando dar forma a lo que sentía.-
-Me quedé en silencio por un momento, sintiendo que las palabras que quería decir no eran suficientes para aliviar lo que sentía. Javi no estaba buscando consuelo, sino entendimiento. Sabía que, para él, no era solo un gol; era un símbolo de esfuerzo y sacrificio por el bien del equipo.-
L: Lo sé, Javi. Pero también sé lo que hiciste. El gol fue un gran momento para ti, para el equipo, pero el fútbol es impredecible. Y no todo depende de una jugada. No te exijas tanto. -le dije con suavidad, tratando de aliviar su carga.-
J: Es que... no puedo evitarlo. A veces siento que que puedo dar más. Estoy acostumbrado a que las cosas salgan como se espera de mí. Pero anoche, cuando el partido terminó, me sentí como si no hubiese hecho lo suficiente. -Dije, con la mirada fija en el café que tenía entre mis manos.-
-Yo sabía que lo que decía era cierto, pero también conocía la forma en que Javi, como capitán, se culpaba de todo cuando algo no salía bien. Había liderado al equipo con tanto empeño, pero también asumía cada derrota como un fracaso personal.-
L: A veces, Javi, lo importante no es el resultado de un solo partido. Lo importante es lo que el equipo construye a lo largo de toda la temporada. Y tu esfuerzo, tu sacrificio, es lo que mantiene al equipo unido. Aunque no hayamos ganado, ese empate tiene valor. -Le respondí, tratando de darle perspectiva a sus pensamientos.-
-Javi no dijo nada por unos segundos, solo se quedó mirando su taza. Sabía que mis palabras no borrarían su frustración, pero quizás al menos le ayudarían a poner las cosas en perspectiva.-
J: Es difícil, pero lo intento... -dije con un tono más suave.- De alguna manera, me siento responsable de ellos. Como capitán, debo darles confianza, incluso cuando yo mismo no me siento tan seguro. -añadí.-
L: Esa es la parte difícil de ser líder, Javi. No solo debes cargar con tu propio peso, sino también con el de los demás. Pero eso no significa que debas hacerlo todo solo. Recuerda que el equipo está contigo, y tú con ellos. Es una lucha conjunta, no un esfuerzo individual. -Le dije, dándole un suave toque en la mano.-
-Tras un largo silencio, Javi asintió lentamente, y aunque su expresión seguía siendo seria, sentí que algo había cambiado en su actitud.-
J: Tienes razón... gracias, amor. A veces necesito escuchar eso. Hoy voy a tratar de dejar de lado todo lo que me pesa. No puedo cambiar lo que pasó ayer, solo puedo concentrarme en lo que está por venir. -dije con más seguridad.-
L: ¿Tienes entrenamiento?
J: Sí, por la tarde. Así que aprovecharé la mañana para despejarme un poco. -respondí tomando un sorbo de café.-
-Por la tarde, Javi se fue al entrenamiento con el rostro más relajado. Se unió a sus compañeros en la sesión, que comenzó con ejercicios en bicicleta estática. Aunque no compartió muchas palabras al inicio, poco a poco se fue sumando a las bromas de sus compañeros.-
-Cuando volvió a casa, Javi parecía más ligero, aunque su rostro reflejaba cansancio.-
L: ¿Qué tal el entrenamiento? -dije al escucharle cerrar la puerta.-
J: Mejor de lo que esperaba. Creo que necesitaba estar con ellos, sentir que seguimos luchando juntos. -Respondí antes de acercarme a abrazarla.-
L: Me alegro, amor. -Dije correspondiendo su abrazo.-
-Después de cenar, recogimos juntos la mesa, yo lavaba los platos mientras Javi los secaba y los guardaba.-
L: ¿Sabes? Me gusta cuando hacemos esto juntos. Es simple, pero me encanta sentir que somos un equipo. -dije mientras le pasaba uno de los platos.-
-Javi sonrió.-
J: A mí también me encanta sentirlo, somos un gran equipo.- dije secando el plato.-
-Cuando terminamos, nos sentamos en el sofá y nos acurrucamos con una manta. El calor de la chimenea llenaba el salón.-
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El futbolista del que me enam⚽ré
RomanceLorena tiene 26 años, es periodista deportiva y está casada con su futbolista favorito, Javier, el cual tiene 31 años y además de jugar al fútbol en La Liga española es empresario. Ella lo conoció mucho antes de que él supiera que ella existía, conc...