Tatiana Mejía
Hoy me desperté con el sonido del tráfico afuera. Era un día normal en Medellín, pero ya sabía que algo se venía. Me levanté de la cama, todavía con sueño, y fui directo al baño. Me lavé la cara con agua fría, lo que siempre me ayuda a despejarme un poco. Me cepillé los dientes y, mientras lo hacía, empecé a pensar en lo que iba a hacer hoy.
Salí del baño y fui al armario. Abrí la puerta y empecé a mirar mi uniforme. Sabía que hoy tendría que estar cómoda porque el día iba a ser largo.
Bajé a la cocina y el aroma de los arepas recién hechas me hizo sonreír. —¡Buenos días, mija! —me dijo mi mamá, con esa sonrisa que siempre tiene.
—Buenos días, mamá. ¿Qué hay para desayunar? —le pregunté. Ella me sirvió una arepa con queso y un tazón de chocolate caliente. Era lo que más me gustaba por las mañanas. Comí rápido, sabiendo que tenía que salir pronto.
Después de desayunar, me preparé para salir. Me puse un abrigo liviano porque el aire fresco de la mañana todavía se sentía. Salí de casa y respiré hondo, disfrutando del momento. El camino al colegio no era largo, pero me gustaba tomármelo en serio, porque siempre pensaba en lo que tenía que hacer y las personas que iba a encontrar.
Al llegar al colegio, el bullicio de los estudiantes me recibió. Todos charlaban, se reían, y a mí me gustaba ese ambiente. Al llegar al aula, la atmósfera estaba llena de chismes y risas. Todos hablaban de lo que había pasado en la semana anterior. De repente, el profesor entró al aula y el ruido se apagó.
—Buenos días, clase —anunció, acomodándose los lentes. —Hoy vamos a hacer un trabajo grupal. He decidido quién estará en cada grupo.
La tensión se hizo palpable. Todos empezaron a murmurar, y mi corazón se aceleró. En el fondo, sabía que había una pequeña posibilidad de que Richard estuviera en mi grupo. Y la idea de tener que trabajar con él me daba un poco de miedo y emoción a la vez.
El profesor comenzó a llamar a los grupos. —Tatiana Mejía y Richard Rios...
No lo podía creer. Richard, el chico malo del colegio, estaba en mi grupo. Miré hacia él, y su expresión era de desinterés total. No me sorprendía. A veces, daba la impresión de que no le importaba nada.
—No sé por qué el profe nos pone a trabajar juntos —murmuró mientras se recostaba en su silla, con los brazos cruzados.
—¿Tú crees que yo elegí esto? —respondí, tratando de mantener la calma. En el fondo, tenía una mezcla de nervios y emoción por saber cómo iba a salir esto.
El profesor siguió explicando el trabajo, pero mis pensamientos estaban en otro lado. Intenté concentrarme en la charla, pero me era difícil. Richard seguía en su mundo, mirando su celular como si estuviera en la luna.
Cuando el profesor terminó de hablar, Richard se levantó de su silla y se acercó a mí, sin ningún interés en el proyecto.
—Tú elige el tema, yo solo voy a hacer lo que me digas —dijo, con un tono que no dejaba lugar a discusión.
—Está bien, pero creo que deberíamos hablar de algo interesante. Tal vez la historia de Medellín, o los problemas sociales que enfrentamos... —empecé, pero él interrumpió.
—Eso suena aburrido. —Su tono de voz era casi despectivo, y sentí que me costaba mantenerme motivada.
Respiré hondo y decidí que no iba a dejar que su actitud me afectara. —Mira, Richard, solo tenemos que hacerlo. El profe nos está evaluando, y no quiero un cero por tu desinterés. Además, si trabajamos bien, podríamos sacar buena nota.
Él me miró un momento, y parecía que estaba considerando mi propuesta. —Está bien, pero no prometo nada. Solo dime qué tengo que hacer —respondió, volviendo a su silla y sacando su celular de nuevo.
Mientras las clases continuaban, no podía evitar sentir una mezcla de frustración y curiosidad por Richard. Él tenía esa fama de bad boy, y me preguntaba si realmente era tan problemático o si solo era una fachada.
Al terminar la jornada, el aire fresco me dio una sensación de alivio. Salí del colegio sintiendo una mezcla de ansias y nervios por lo que vendría. El proyecto no iba a ser fácil, pero estaba decidida a hacer que funcionara, sin importar lo que Richard pensara.
Cuando llegué a casa, mi mamá estaba en la cocina. El olor a frijoles y arroz inundaba el ambiente. —¿Cómo te fue hoy? —me preguntó mientras servía la comida.
—Bien, tuvimos un trabajo grupal y me tocó con Richard Rios —le dije, sintiendo que la conversación se ponía interesante.
—Ese chico es un poco problemático, ¿no? Espero que no te meta en líos —comentó mi mamá con una expresión de preocupación.
—Solo es un proyecto, mamá. No creo que haya problema —respondí, tratando de restarle importancia.
El día transcurrió sin contratiempos, pero en mi mente seguía pensando en Richard y en cómo iba a enfrentar el reto de trabajar con él. Me fui a la cama con esos pensamientos, decidida a hacer lo posible para que nuestro proyecto fuera un éxito, sin importar lo que significara.
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THE BAD BOY - Richard Rios
FanfictionUn amor apasionado se enfrenta a la traición, donde cada decisión puede llevar a la reconciliación o a la ruptura.