Tatiana Mejía
La semana siguiente al cumpleaños fue una montaña rusa de emociones. La celebración había sido un éxito, y cada vez que miraba las rosas que Richard me había regalado, una sonrisa se dibujaba en mi rostro. Sin embargo, no todo era perfecto. Había una nube de incertidumbre flotando sobre nosotros, resultado de los altibajos de nuestra relación.
El lunes, al llegar a la universidad, me encontré con una atmósfera tensa. Mis compañeros hablaban entre risas, pero yo no podía concentrarme. Richard no estaba en clase, lo cual me preocupaba. Era raro que se perdiera una clase, y aunque no quería parecer que me importaba demasiado, no podía evitarlo. La preocupación se convertía en un nudo en mi estómago.
Las horas pasaron lentas, y mis pensamientos se perdían en las dudas. ¿Había algo más que necesitábamos solucionar? ¿Podríamos realmente dejar atrás lo que había sucedido entre nosotros? Mientras pensaba en esto, un mensaje de Richard llegó a mi celular.
Richard: "¿Podemos hablar después de clase? Hay algo importante que quiero decirte".
Mi corazón se aceleró. ¿Sería bueno o malo? La intriga me consumía, y no podía esperar hasta que la clase terminara. Finalmente, el timbre sonó, y me dirigí a la cafetería, donde Richard me había dicho que nos encontraríamos.
Cuando llegué, él ya estaba allí, sentado en una mesa con un café frente a él. Su expresión era seria, y eso me inquietó aún más. Me senté, tratando de leer su mirada.
-Hola -dije, forzando una sonrisa.
-Hola, Tati. -su tono era más grave de lo habitual.
-¿Qué pasa? -pregunté, sintiendo que el aire entre nosotros se volvía denso.
Richard tomó un sorbo de su café antes de hablar. -Quiero disculparme por lo que pasó antes de tu cumpleaños. Me he estado dando cuenta de que a veces no soy el mejor en comunicarme, y eso ha afectado nuestra relación.
-Lo sé, Richard. Pero también necesito saber que esto va en serio. No quiero volver a pasar por lo mismo -respondí, sintiendo que mi voz se quebraba un poco.
-Te prometo que estoy comprometido a mejorar -dijo, con una intensidad que me hizo sentir esperanzada. -Quiero que podamos superar esto juntos.
Richard Rios
Mientras escuchaba a Tatiana, sentía el peso de mis acciones sobre mis hombros. Sabía que había fallado, pero estaba decidido a corregir mis errores. Quería que ella supiera que realmente significaba algo para mí.
-Además, hay otra cosa que quería hacer -continué, intentando cambiar el tono de la conversación.
Ella me miró, curiosa. -¿Qué es?
-He estado pensando en hacer un viaje, algo para que ambos podamos desconectarnos y enfocarnos el uno en el otro. Tal vez una escapada a la playa o a la montaña. -miro a sus ojos y noté que la idea la entusiasmaba.
-Eso suena increíble, pero... -comenzó, antes de que la interrumpiera.
-No, espera. Déjame terminar. No quiero que sea solo un viaje; quiero que sea una oportunidad para que hablemos de nosotros, de lo que queremos. Un nuevo comienzo.
Su expresión cambió, y vi cómo la sorpresa y la emoción se mezclaban en su rostro. -Richard, eso suena perfecto. Lo necesitamos.
La conversación fluyó, y pronto ambos estábamos hablando sobre destinos, actividades y todo lo que queríamos hacer. La tensión que había llenado el aire se disipó, y una sensación de alivio y felicidad se instaló entre nosotros.
Tatiana Mejía
Después de nuestro encuentro en la cafetería, las cosas parecían haber tomado un rumbo positivo. La semana pasó rápidamente, llena de planes para nuestra escapada. Richard se esforzaba por demostrarme que estaba dispuesto a cambiar, y yo apreciaba cada pequeño gesto. Desde dejarme mensajes tiernos hasta ayudarme con mis tareas, su dedicación era evidente.
Finalmente, el día de nuestra escapada llegó. La emoción me invadió al empacar mi maleta, eligiendo cuidadosamente cada prenda. Quería que cada momento juntos fuera especial. Me puse un vestido ligero que resaltaba mis curvas y decidí dejar mi cabello suelto, con un par de ondas que caían sobre mis hombros. Al mirarme al espejo, sentí que estaba lista para enfrentar el día.
Cuando llegué al punto de encuentro, vi a Richard esperando, sonriendo como un niño en una tienda de dulces. Llevaba una camiseta blanca que acentuaba su bronceado y unos pantalones cortos. Era la imagen perfecta del verano.
-¡Hola, hermosa! -saludó, acercándose para darme un abrazo.
-Hola, Richard. ¡Estoy lista para la aventura! -exclamé, sintiéndome llena de energía.
Montamos en su auto y comenzamos el viaje hacia la playa. La carretera estaba llena de paisajes hermosos, y la música sonaba a todo volumen, creando el ambiente perfecto para una escapada. Compartíamos risas y anécdotas, dejando atrás las preocupaciones que nos habían atormentado.
A medida que nos acercábamos a nuestro destino, la ansiedad se convirtió en emoción. La playa era un lugar mágico, y al llegar, el sonido de las olas y la brisa del mar nos envolvieron. Era el momento perfecto para empezar de nuevo, lejos de las complicaciones que habíamos dejado atrás.
Richard Rios
Mientras miraba a Tatiana en la playa, sentí que todo lo que había pasado entre nosotros valía la pena. Su sonrisa iluminaba el día, y me llené de determinación para hacer de este viaje un momento inolvidable.
-Vamos a dar un paseo por la orilla -sugerí, y ella asintió con entusiasmo.
Tomamos de la mano y caminamos por la playa, sintiendo la arena tibia bajo nuestros pies. Las olas rompían suavemente, y me sentía en paz. No había más preocupaciones, solo nosotros y la promesa de un futuro juntos.
Al final del día, cuando el sol comenzó a ocultarse en el horizonte, nos sentamos en la arena, viendo cómo los colores del cielo cambiaban. Fue un momento perfecto, un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, siempre hay una oportunidad para empezar de nuevo. Y así, con el sonido de las olas de fondo y la compañía de Tatiana, supe que este viaje marcaría un nuevo comienzo en nuestra historia.

ESTÁS LEYENDO
THE BAD BOY - Richard Rios
ФанфикUn amor apasionado se enfrenta a la traición, donde cada decisión puede llevar a la reconciliación o a la ruptura.