Cap 38

103 4 0
                                    

Richard Rios

Han pasado varios meses desde aquel viaje, y en ese tiempo he sentido más que nunca lo rápido que pasa la vida. Tatiana y yo seguimos persiguiendo nuestras metas, cumpliendo sueños y construyendo una vida juntos, pero hay algo en mi mente que me viene rondando desde hace tiempo. He estado planeando un paso más grande para nosotros, uno que siento que es el momento perfecto para dar.

He estado buscando un anillo. Entre entrenamientos y reuniones, me hago el tiempo para visitar joyerías, mirar diferentes estilos y pensar en cómo le gustaría a ella. Y hoy, finalmente lo tengo. Es sencillo, pero elegante, con un pequeño diamante en el centro que brilla tanto como su sonrisa. Solo me falta encontrar el momento adecuado.

Tatiana Mejía

Hace unos días noté que Richard ha estado más callado de lo normal. Algo anda en su cabeza, lo veo en su mirada. Pero, aunque trato de sacarle alguna pista, él simplemente sonríe y cambia el tema. Me intriga, pero confío en él. Ya habrá tiempo para saber de qué se trata.

Una noche, llego a casa y encuentro un sobre en la mesa del comedor. Abro el sobre y veo una nota escrita a mano en su caligrafía: "Prepárate, te paso a buscar en una hora". Sonrío y siento un cosquilleo en el estómago. Me apresuro a cambiarme, eligiendo un vestido negro sencillo pero elegante, y unos tacones que sé que le encantan.

A la hora exacta, escucho el sonido de su carro afuera. Salgo y lo veo apoyado contra la puerta, con una sonrisa que me roba el aliento. No me dice a dónde vamos, pero la emoción en su mirada me basta.

Richard Rios

La llevo a un restaurante con una vista panorámica increíble de la ciudad. Está decorado con luces cálidas y el ambiente es íntimo, perfecto para lo que tengo en mente. Durante la cena, Tatiana intenta hacerme hablar de mis planes, pero yo simplemente sonrío y le hago mil preguntas sobre su día, sus proyectos, y cualquier cosa que la haga reír y olvidar que estoy tramando algo.

Después de la cena, la llevo a la terraza del restaurante. Nos quedamos allí, bajo las estrellas, y le hablo de todo lo que hemos vivido, de lo importante que es para mí y de cómo no me imagino un futuro sin ella a mi lado.

—Tatiana, desde que te conocí, has sido el centro de mi vida. Hemos pasado por tanto juntos, y cada día me demuestras que no quiero a nadie más que a ti. Así que hoy quiero preguntarte algo —le digo, tomando sus manos mientras me arrodillo frente a ella.

Sus ojos se llenan de lágrimas y cubre su boca con las manos. Saco el anillo y lo sostengo frente a ella, sintiendo el corazón acelerarse.

—Tatiana, ¿quieres casarte conmigo?

Tatiana Mejía

Siento el aire atascado en mi pecho mientras lo miro de rodillas frente a mí. Richard, el mismo que ha estado a mi lado durante tantos años, el que me conoce en mis días buenos y malos, me está pidiendo que pase el resto de mi vida con él.

Las lágrimas ruedan por mis mejillas y, sin pensarlo, lo abrazo fuerte, diciendo entre sollozos:

—¡Sí! ¡Claro que sí!

Él me coloca el anillo y nos abrazamos, sintiendo que este momento es nuestro y de nadie más.

Los días después de la propuesta han sido un torbellino de emociones. Apenas puedo concentrarme en el trabajo sin que la mirada me vaya al anillo en mi mano y me asalte una sonrisa inevitable. Richard y yo hemos estado juntos durante años, y aunque sabíamos que esto llegaría eventualmente, la realidad de estar comprometidos lo hace sentir más real, más emocionante y también… más aterrador.

Esta noche, decidimos organizar una pequeña cena en nuestra casa e invitar a nuestras familias para contarles la noticia. Sabemos que la reacción de todos va a ser especial, pero también un poco intensa, sobre todo porque mi mamá y la de Richard ya habían estado "indirectamente" sugiriéndonos que era hora de dar el siguiente paso. Cuando me ven llegar con Richard a mi lado, las sonrisas y los suspiros de sus mamás nos lo dicen todo.

Richard Rios

Nuestra casa está llena de risas y bromas, el ambiente se siente ligero, y me siento afortunado de ver a nuestras familias compartiendo nuestra felicidad. Durante la cena, Tatiana toma mi mano bajo la mesa, me lanza una mirada cómplice y me da el visto bueno para hacer el anuncio.

—Bueno, tenemos algo importante que contarles —digo, levantándome con una sonrisa de oreja a oreja—. Tatiana y yo… ¡nos vamos a casar!

Las palabras parecen provocar una explosión de alegría. Su mamá se lleva las manos a la boca con un grito de felicidad, mientras la mía nos abraza, alternando entre reír y llorar. Los demás también celebran, nos abrazan y nos llenan de buenos deseos, y en medio de todo el ruido, me doy cuenta de cuánto significa esto para nosotros y para quienes nos rodean.

Tatiana Mejía

Después de la cena, la emoción sigue en el aire, y las mamás ya empiezan a hacer preguntas sobre la boda: la fecha, el lugar, el vestido, hasta las flores. Richard y yo nos miramos y reímos, porque apenas acabamos de comprometernos y ya tenemos a nuestras madres armando un equipo de planificación.

Nos escapamos a la terraza para tener un momento a solas. Tomo su mano y observo el anillo en mi dedo, todavía maravillada por lo rápido que ha cambiado todo, y por lo feliz que me siento a su lado.

—¿Estás lista para todo lo que se viene? —me pregunta, mirándome con ternura.

Asiento y sonrío, sin dudarlo.

—Contigo siempre.

___________________________________________________

Si yo fuera Richard y le propongo matrimonio a mi novia me traigo un bafle y de canción la que santimaye le dedicó a Kika nieto "quiero ser yo"

Uy no yo la menos fan de los youtubers JAJAJAJAJAJA

THE BAD BOY - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora