Cap 43

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Richard Rios

La noche había comenzado con una energía palpable, y las estrellas brillaban más que nunca. Después de semanas de tensión acumulada entre Tatiana y yo, finalmente habíamos encontrado el momento perfecto para liberar ese deseo reprimido. Nos encontramos en mi apartamento, y cuando la puerta se cerró, el resto del mundo dejó de existir.

Nos miramos a los ojos, y sin una palabra más, nos lanzamos el uno hacia el otro. Sus labios eran suaves, dulces, y a medida que profundizábamos el beso, la necesidad crecía. Me dejé llevar por la pasión, desnudándola con un cuidado reverente mientras ella se aferraba a mi cuello, tirando de mí más cerca.

—No puedo esperar más —murmuré contra su piel, y ella sonrió, los ojos brillantes de deseo.

El calor entre nosotros se intensificó mientras caíamos sobre la cama. La habitación estaba iluminada suavemente, creando una atmósfera que solo podía describirse como mágica. Cada caricia, cada beso, me llevaba más lejos de la realidad. Sentí cómo su cuerpo respondía a cada movimiento mío, como si estuviéramos bailando al ritmo de un mismo latido.

Tatiana Mejía

Esa noche, todo parecía perfecto. Richard era intenso y dulce a la vez, y no podía evitarlo, me sentía completamente atrapada en su abrazo. Cuando nuestras pieles se encontraron, fue como si el mundo se desvaneciera, y solo existiéramos nosotros.

Lo que sucedió esa noche fue una mezcla de amor y deseo, cada toque llenándome de una satisfacción que nunca había conocido. No había más preocupaciones, solo el momento. Perdimos la noción del tiempo mientras nos entregábamos el uno al otro, nuestro ritmo acelerándose hasta que finalmente encontramos ese clímax que nos dejó sin aliento.

Richard Rios

Las semanas siguientes fueron un torbellino de emociones. La conexión que compartíamos era innegable, pero algo en Tatiana me preocupaba. Había momentos en que parecía distante, y aunque me decía que estaba bien, no podía dejar de notar las sombras bajo sus ojos.

El día del partido llegó. Era un evento importante, y mi mente estaba llena de la anticipación del juego. Pero al mismo tiempo, no podía dejar de pensar en Tatiana. La llevé conmigo, deseando que su presencia me diera fuerza.

A medida que el partido avanzaba, todo se sentía electrizante. La multitud rugía, y la adrenalina corría por mis venas. Pero en medio de la celebración, cuando la selección ganó, algo llamó mi atención. Giré para buscar a Tatiana, y al encontrarla, mi corazón se detuvo.

Tatiana Mejía

La emoción del partido me abrumaba, pero de repente, un mareo me recorrió. Me esforcé por sonreír mientras celebraba con Richard y nuestros amigos, pero era como si el mundo girara a mi alrededor. No quería preocupar a nadie, así que traté de ignorarlo.

Al levantar mis brazos en celebración, sentí cómo el suelo se movía bajo mis pies. Richard me miró con una mezcla de alegría y preocupación, y en ese instante, todo se volvió oscuro. El último recuerdo que tuve fue su grito, mi nombre resonando en el aire antes de que todo se desvaneciera.

Richard Rios

Cuando la vi desmayarse, mi corazón se hundió. Corrí hacia ella, la tomé entre mis brazos, y todo el ruido del estadio se convirtió en un murmullo lejano. "Tatiana, por favor, despierta," le susurré mientras la sostenía. La angustia me llenaba, y la multitud a mi alrededor se desvaneció. Solo existía su bienestar.

Richard Rios

La gente a nuestro alrededor se agolpaba, pero en ese momento, todo se sentía ajeno. Solo importaba Tatiana, su respiración, su vida. La alzé en mis brazos, sintiendo el peso de la preocupación como un yugo. La llevé rápidamente a un lado del estadio, donde las luces brillantes y los gritos de celebración parecían distantes.

THE BAD BOY - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora