Cap 13

282 15 0
                                    

Richard Rios

Los días en el colegio pasaban volando, y cada vez que pensaba que la situación entre Tatiana y yo se iba a calmar, algo nuevo surgía. Habíamos decidido ser más abiertos sobre nuestra relación, lo que generó tanto entusiasmo como incomodidad. Algunos de nuestros amigos apoyaban nuestra decisión, mientras que otros no podían evitar las miradas críticas. A veces, las opiniones ajenas pesaban más de lo que me gustaría admitir, pero había un lado de mí que se sentía liberado. Ya no tenía que esconder lo que sentía.

Era un lunes por la tarde cuando recibí un mensaje de Tatiana que me hizo sonreír. Decía que quería que pasáramos un rato juntos después de la escuela. La idea de verla me emocionaba, así que no dudé en decir que sí. Sabía que no podría resistirme a su encanto, y estaba ansioso por compartir más momentos con ella.

Cuando llegué a su casa, el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos. La terraza estaba decorada con luces tenues que Tatiana había colgado, creando un ambiente acogedor. Al abrir la puerta, la vi en su cocina, preparándose para una pequeña cena. Era un espectáculo que siempre me hacía sentir bienvenido.

—¡Hola! —saludé, sonriendo. Ella giró y me recibió con una sonrisa que iluminó su rostro.

—Hola, Richard. Estoy haciendo algo simple, pero pensé que podríamos disfrutarlo juntos —dijo mientras movía las manos en un gesto casi teatral.

—Cualquier cosa que tú hagas es especial, Tati. ¿Puedo ayudar? —le ofrecí, y ella asintió.

Pasamos los siguientes minutos cocinando juntos. Sus risas llenaban la cocina, y la conexión que teníamos se sentía más fuerte que nunca. A medida que la comida se cocinaba, nuestras charlas se tornaron más profundas, y empezamos a hablar de nuestras expectativas y deseos para el futuro.

—¿Qué piensas hacer después de que termine el colegio? —le pregunté mientras revolvía una olla.

—No lo sé, honestamente. Tal vez seguir una carrera en diseño, siempre he disfrutado crear cosas —respondió, pensativa.

—Suena genial. Siempre he admirado tu creatividad. Pero, ¿qué pasa con nosotros? ¿Crees que podremos mantenernos unidos a medida que avanzamos? —mi pregunta flotó en el aire, cargada de incertidumbre.

Ella se detuvo un momento, mirándome con una seriedad que no había visto antes.

—Richard, no quiero que nuestra relación sea solo un capricho. Quiero que sea real. Pero también tengo miedo de lo que pueda pasar. ¿Y si nos distanciamos? —su voz tembló ligeramente, y eso me hizo darme cuenta de que también ella estaba luchando con sus propios temores.

—Eso no va a pasar. Estoy dispuesto a pelear por nosotros. Quiero que seas parte de mi vida, Tati. Ya sea en el colegio, en la universidad o en cualquier lugar —le respondí, y ella se acercó un poco más, como si quisiera estar más cerca de mis palabras.

La cena estuvo llena de risas y momentos divertidos, pero también hubo momentos de reflexión. Cuando terminamos, decidimos salir a dar un paseo por el vecindario. Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, y el ambiente se volvía más mágico con cada paso que dábamos.

—Me alegra que hayamos tomado la decisión de ser honestos el uno con el otro. Necesitamos tener confianza, Richard —dijo, tomando mi mano. Su toque era suave y cálido, y no pude evitar sonreír.

—Totalmente de acuerdo. Pero también debemos estar preparados para las críticas. No todos van a entendernos —le advertí.

—No importa lo que digan. Lo que importa es lo que sentimos, y eso es lo que debemos cuidar —respondió, firme en su postura.

THE BAD BOY - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora