Cap 44

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Tatiana Mejía

La mañana llegó con un aire de incertidumbre que parecía pesar sobre mis hombros. Richard había pasado la noche a mi lado, su presencia era reconfortante, pero la realidad de lo que podía estar sucediendo se cernía sobre mí como una nube oscura. Miré el pequeño frasco en la mesa de la cocina, el test de embarazo que había tomado esa mañana. El tiempo transcurría lentamente mientras esperaba el resultado, y mi mente no dejaba de correr en círculos.

Afuera, los pájaros cantaban, ajenos a mis preocupaciones. La luz del sol entraba por la ventana, iluminando la habitación, pero yo sentía una fría oscuridad en mi interior. Richard aún dormía en el sofá, su rostro relajado y en paz. No quería arruinar su felicidad con mis temores, así que decidí mantener mis pensamientos en silencio por el momento.

—Tati, ¿estás bien? —me preguntó, despertándose con la voz rasposa.

—Sí, todo bien —respondí, tratando de forzar una sonrisa.

La preocupación en sus ojos no pasó desapercibida. Sabía que no podía seguir escondiendo lo que sentía. Tenía que hablar con él, pero la idea de su reacción me llenaba de miedo.

Richard Rios

La tensión en el aire era palpable, y a pesar de que trataba de actuar normal, podía notar que Tatiana estaba distante. La miré mientras intentaba ocultar su ansiedad tras una sonrisa. No quería que se sintiera sola en esto, así que me acerqué.

—¿Quieres que hablemos? —le ofrecí, y vi cómo sus ojos se llenaban de dudas.

—Tal vez... —murmuró, apartando la mirada.

—Tatiana, por favor, dime lo que sientes. No hay nada que no podamos manejar juntos.

Ella tomó un respiro profundo, y me di cuenta de que estaba luchando contra sus propios demonios.

—No estoy segura de cómo lo vas a tomar... —dijo, su voz temblando ligeramente.

—Lo que sea, Tati, estoy aquí —le aseguré, sintiendo cómo la inquietud crecía dentro de mí.

Tatiana Mejía

Finalmente, decidí que era hora de enfrentar la realidad. Tomé el test de embarazo, aún sin abrir, y se lo mostré. La expresión de Richard cambió de curiosidad a preocupación en un instante.

—¿Lo hiciste? —preguntó, su voz llena de incredulidad.

—Sí... pero no sé qué va a salir, Richard. No sé si estoy lista para esto.

Su mirada se oscureció, pero en lugar de dejar que el miedo nos dominara, se acercó y tomó mis manos entre las suyas.

—No tienes que estar lista para nada. Lo haremos juntos, sea cual sea el resultado —dijo, su tono firme pero suave.

Richard Rios

El momento se sentía tan crítico. La idea de ser padres era abrumadora, especialmente a nuestra edad, pero no podía dejar que el miedo nos separara. Tatiana necesitaba saber que podía contar conmigo, sin importar lo que pasara.

—Quiero que vayas a hacerte un chequeo —le propuse. —No tiene que ser solo un test casero. Es mejor que un médico te evalúe.

Ella asintió, pero podía ver la duda en su rostro. No quería presionarla, pero también sabía que la incertidumbre solo aumentaría su ansiedad. Tenía que apoyarla.

—Te acompaño —le dije. —No tienes que hacerlo sola.

Tatiana Mejía

La idea de ir al médico me asustaba, pero al mismo tiempo, la determinación en los ojos de Richard me daba fuerzas. Así que acordamos que iríamos juntos. Al final del día, no quería ser la única que enfrentara esta situación. Ambos estábamos en esto, y eso me daba un poco de consuelo.

Pasamos el día juntos, pero la atmósfera seguía siendo tensa. Había momentos en que las palabras se quedaban atascadas en nuestras gargantas, y aunque intentábamos hablar de cosas triviales, había un peso invisible que nos mantenía anclados a nuestros pensamientos.

Richard Rios

La tarde llegó, y decidimos que era hora de prepararnos para el chequeo. Mientras conducía hacia la clínica, el silencio en el coche era ensordecedor. Me robaba el aliento el hecho de que nuestra vida podía cambiar en un instante.

—¿Estás lista? —le pregunté, tratando de romper el hielo.

—No lo sé... —respondió, su mirada perdida en la carretera.

—Lo que pase, lo enfrentaremos. No importa si es positivo o negativo, lo haremos juntos —insistí, apretando su mano suavemente.

Tatiana Mejía

Finalmente, llegamos a la clínica. Mi corazón latía desbocado mientras caminábamos hacia la entrada. La idea de conocer la verdad era aterradora, pero también sabía que no podía vivir en la incertidumbre. Richard se quedó a mi lado, y eso me dio valor.

Richard Rios

La espera fue la parte más dura. Cada segundo se sentía como una eternidad. Miraba a Tatiana, y podía ver la lucha en su interior. Sabía que no podía cambiar lo que estaba por venir, pero todo lo que quería era que ella se sintiera segura.

Finalmente, fue llamada para la consulta. La miré entrar, y en mi pecho sentí un nudo. No sabía qué esperar, pero sabía que, sin importar el resultado, estaríamos bien.

Tatiana Mejía

Dentro de la consulta, la doctora me hizo varias preguntas y, aunque intenté mantener la calma, no pude evitar sentirme ansiosa. Luego, tras algunas pruebas, la doctora finalmente se sentó frente a mí.

—Los resultados están listos —dijo, y el aire en la habitación se volvió denso.

Respiré hondo, sabiendo que lo que siguiera podría cambiar nuestras vidas.

Richard Rios

Estaba en la sala de espera, contando los minutos, cuando Tatiana finalmente salió. Su expresión era indefinible, y mis ojos se encontraron con los suyos, buscando alguna pista.

—¿Qué pasó? —pregunté, incapaz de ocultar mi preocupación.

Ella respiró hondo, y de repente, todo el ruido del mundo se desvaneció. Solo estábamos nosotros dos.

—Necesitamos hablar —dijo, y su tono no dejaba espacio para dudas.

THE BAD BOY - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora