Cap 46

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Tatiana Mejía

La semana que siguió fue una montaña rusa de emociones. La ansiedad de la posibilidad de estar embarazada pesaba sobre mí como una nube oscura. Richard y yo decidimos hacer una cita con un especialista para aclarar mis dudas, pero eso no calmó la tormenta que se desataba en mi interior.

Cada vez que veía a Richard, me recordaba a mí misma que tenía que hablar de esto con él. El tiempo que pasábamos juntos se sentía diferente, como si la alegría de estar juntos ahora estuviera teñida de un aire de seriedad. Quería que volviéramos a ser los mismos de antes, aquellos que se reían de cualquier tontería y disfrutaban del momento.

Un sábado por la mañana, Richard me sorprendió con un desayuno. Se presentó en mi puerta con una bandeja llena de pancakes, frutas y un café que olía increíble.

—Buenos días, hermosa —dijo, con esa sonrisa encantadora que siempre me hacía sentir especial.

—¿Y esto? —pregunté, sintiéndome agradecida pero también culpable por el peso de lo que había en mi mente.

—Un pequeño intento de hacerte sonreír —respondió, sentándose a mi lado en el sofá.

Mientras comíamos, intenté disfrutar del momento, pero mi mente seguía volviendo al tema del embarazo. Finalmente, no pude más.

—Richard, tenemos que hablar —dije, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza.

Richard Rios

Al escuchar la seriedad en su voz, mi estómago se encogió. Había estado tratando de mantener el ambiente ligero, pero sabía que el momento que tanto habíamos evitado había llegado.

—Claro, Tati. Dime, ¿de qué se trata? —respondí, tratando de parecer tranquilo.

Ella respiró hondo, como si intentara reunir el valor para continuar.

—No sé cómo me siento respecto a todo esto. El otro día, cuando hablamos, me di cuenta de que no tengo idea de lo que significa estar embarazada. Estoy asustada y confundida. No sé si estoy lista para ser madre —sus ojos se llenaron de lágrimas.

Quería envolverla en mis brazos y consolarla, pero sabía que eso no era suficiente. Necesitábamos tener una conversación honesta.

—Tati, entiendo que esto es complicado. Lo que sientes es completamente válido. No estamos solos en esto, y podemos buscar respuestas juntos —le dije, tratando de calmar su inquietud.

Tatiana Mejía

Asentí, aunque la preocupación seguía latiendo en mi pecho.

—Lo sé, pero me aterra pensar en las responsabilidades y en cómo cambiará todo. ¿Podremos manejarlo? ¿Seremos buenos padres? —mi voz temblaba, llena de inseguridades.

Richard se acercó más a mí, tomando mi mano con la suya.

—Tati, la verdad es que no lo sabemos. Pero también pienso que si estamos juntos, podremos enfrentar cualquier cosa. Nunca hemos estado solos en esto. Siempre hemos sido un equipo, ¿no? —su confianza me dio algo de esperanza.

Richard Rios

Era difícil ver a Tatiana tan vulnerable. Quería ser su roca, el pilar que la apoyara.

—¿Qué tal si hacemos una lista de cosas que necesitamos considerar? Podríamos hablar con otros padres, investigar sobre el embarazo, e incluso asistir a clases para futuros padres. Hay un montón de recursos disponibles —sugerí, sintiéndome más optimista al ver que ella comenzaba a relajarse.

Su mirada se iluminó ligeramente.

—Eso suena bien. Creo que necesito un plan, algo que me haga sentir que tengo el control —respondió, y vi cómo su ansiedad comenzaba a desvanecerse un poco.

Tatiana Mejía

Con la idea de crear un plan, me sentía más tranquila. Podíamos abordar esto paso a paso.

—Podríamos buscar información en línea sobre las primeras etapas del embarazo. Y hablar con nuestros amigos que tienen hijos para saber cómo lo han manejado —dije, comenzando a sentirme más empoderada.

—¡Exacto! —Richard sonrió, y eso me llenó de confianza.

El resto del día lo pasamos investigando, llenando el salón de papeles con notas y recortes sobre embarazo y crianza. Cada pequeño paso nos acercaba más a una realidad que antes nos aterrorizaba.

Richard Rios

Era reconfortante ver cómo Tatiana comenzaba a tomar las riendas de la situación. La risa volvió a nuestras conversaciones, y aunque seguíamos enfrentando una incertidumbre enorme, sabíamos que teníamos el apoyo mutuo.

—¿Te imaginas si tuviéramos una niña? —le pregunté mientras revisábamos unos artículos.

Ella sonrió, su expresión ahora más relajada.

—Creo que sería hermosa, como tú —respondió, y eso me hizo sentir un poco más ligero.

Tatiana Mejía

La idea de tener una niña, o un niño, comenzaba a parecerme menos aterradora. Había algo emocionante en imaginar cómo sería nuestra vida juntos como padres.

Al final del día, decidimos que no podíamos hacer nada sin hablar con un médico. Así que programamos la cita para la próxima semana. La incertidumbre aún estaba ahí, pero por primera vez en días, sentía que teníamos un rumbo.

Esa noche, antes de dormir, me acurruqué junto a Richard, sintiendo su calidez y apoyo. No sabía lo que el futuro traería, pero con él a mi lado, me sentía lista para enfrentar lo que viniera.

THE BAD BOY - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora