Capítulo 4

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Desde que tengo catorce años he esperado este momento.

 Ir a la universidad y conseguir un buen trabajo, nuevas experiencias, un nuevo comienzo. 

Me remuevo entre las sabanas y miro hacia el techo sonriendo. Me siento en el filo de la cama y estiro mis brazos. Me pongo de pie perezosa y me tomo mi tiempo remetiendo las esquinas de las sabanas entre el colchón y la cabecera. Cuando termino, empiezo a desempacar todo. Doblo la ropa y la coloco en los cajones correspondientes, clasificando los pantalones, faldas, ropa interior, zapatos, etc. Luego, voy recorriendo cada rincón del departamento para saber en qué precisos lugares puedo poner mis objetos. La última cosa que coloco es el oso de peluche, lo recuesto en la cama y luego me dirijo hacia el baño.

Hoy es viernes. Lunes empezaré clases, así que tengo tiempo de conocer y hacer compras. 

Agarro todos los objetos para el baño y los coloco ordenadamente, me quito el pijama, las bragas y el sostén y me pierdo en la mejor sensación del mundo, el agua caliente.

Rezo para que la ansiedad que hay dentro de mí vaya disminuyendo conforme pasan los días y suspiro en medio de sonrisas, agradeciendo el día en el que la carta de admisión de la UCLA llegó a mi buzón. 

Envuelvo la toalla en mi cuerpo mojado y camino hacia mi armario, agarro un conjunto de ropa interior, unos pantalones de tela color rosa, una blusa sin mangas blanca y unas baletas. Miro entre las cortinas de la ventana, me doy cuenta del calor que hace a fuera entonces decido no usar chaqueta. Por último, me seco el cabello y me lo cepillo. Escojo un bolso de mano color rosa y meto ahí lo que necesitaré: dinero, papeles de identificación, tarjetas de crédito que saqué para emergencias y mi celular.

Tomo este último entre mis manos  para ver la hora y me asombro al ver lo rápido que se me ha pasado la mañana. El reloj del celular marca la una así que pienso en salir a almorzar. 

Me sobresalto al escuchar el timbre y me acerco hacia la puerta mientras acomodo mi cabello.

- Jake, hola ¿cómo estás? - Sonrío al ver a mi primo en cuanto abro la puerta.

- Jessie, bien gracias, pasaba por aquí para ver si te apetecía venir a almorzar conmigo y un grupo de amigos, así de paso te integras un poco y no almuerzas sola. Digo, como eres nueva aquí... - Lo interrumpo antes de que continúe.

- Me encantaría.

Jake sonríe indicando su perfecta dentadura. 

- Entonces, ¿bajamos ya?- Pregunta señalando hacia el ascensor.

-Oh, sí, iba de salida así que estoy lista.- Cierro la puerta con llave y empezamos a caminar.

Jake me hace algunas preguntas sobre cómo ha ido todo desde que empecé a vivir con mi tía Maggie, le cuento sobre lo horrible que era y compartimos una que otra risa antes de salir del edificio. 

Cuando estamos afuera me doy cuenta de que el auto de mi tía ya no está en donde lo dejé, no sé cómo lo hizo, pero seguramente ya se lo llevó de vuelta a la casa.

Caminamos un poco más y llegamos al parqueadero. Juro que mi mandíbula roza el suelo cuando Jake presiona el botón de las llaves de su auto y las luces de un BMW parpadean anunciando que se ha quitado el seguro. Mi semblante cambia cuando distingo a alguien dentro del auto.

- Dallas también es de mi grupo de amigos, me pidió que lo lleve hasta el restaurante, no te molesta, ¿verdad?- Niego con la cabeza intentando no parecer incómoda.

Jake me abre la puerta de atrás, le sonrío para agradecerle por el gesto y cuando me siento, un olor masculino inunda mis fosas nasales, enseguida Jake cierra la puerta detrás de mí y da la vuelta para subirse al volante.

Inesperadamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora