Dallas
Comienzo a manejar hasta la casa. No sé cómo se me ocurrió hacerle algo así a ella. Si me costó mucho quererla, no puedo imaginarme cuánto me costará olvidarla.
Me agarro del cabello con las manos y me doy cuenta de que otra vez estoy haciendo todo mal. Doy vuelta en la calle y voy de regreso al edificio.
– No puedes ir a buscarla de nuevo.- Me dice mi cabeza.
Termino desviándome y regreso al lugar al que nunca pensé que regresaría. La casa en la que crecí, en la que pasé los mejores momentos de mi vida y de igual manera, el peor de todos. Richard, el guardia que siempre ha cuidado mi casa se queda perplejo.
- ¿Nícolas?- Pregunta incrédulo.
De niño, todos en la familia y en mi casa me llamaban por mi segundo nombre, a excepción de Dalia, ella sabía cuánto lo detestaba.
- Richard, no has cambiado nada.- Sonrío débilmente.
- Hombre, bájate de ahí y dale un abrazo fuerte a este viejo.- Lo hago de inmediato.
- Te he echado de menos.- Admito.
- Tú decidiste irte.- suelta triste - pero te comprendo.
- ¿Mis padres están aquí?
- Sí, bueno, no. Tu padre está en...
- Un viaje de negocios, lo imaginé.- Susurro.
- No, tu padre está en el jardín supervisando y tu madre, bueno, ella está dentro con Sammy.- Explica.
Un escalofrío recorre mi cuerpo y siento cómo los pelos se me ponen de punta.
- Bien.- Me paso una mano por el cabello.
- Nícolas, ¿qué haces por aquí?- Pregunta un tanto preocupado.
- No lo sé.
Asiente con la cabeza muy despacio y me hace un ademán con la mano para que pase. Le doy una palmada en el hombro y camino hasta la gran puerta blanca de la entrada. Tantos recuerdos pasan por mi mente y siento un montón de emociones al mismo tiempo, la mayoría me ponen triste.
La puerta se abre y bajo la mirada hasta esa pequeña niña de ojos turquesas y cabello castaño claro.
- ¡Dallas! - Salta a mis brazos y la elevo en el aire. No me había dado cuenta de cuanto la extrañaba hasta ahora.
- Princesa.
- Sammy, no puedes levantarte si no terminas de...- La voz de mi madre me sobresalta y cuando la miro, sus ojos se cristalizan.
Está vestida con unos pantalones flojos, una blusa rosa y lleva un delantal en la cintura. Se tapa la boca con la mano. Pongo a Sammy en el piso y trago saliva con dificultad.
- Nícolas.- Se echa a llorar y se lanza a mis brazos. Un par de lágrimas salen de mis ojos y la abrazo más fuerte.
Nada había cambiado, la mayoría de cosas estaban igual que cuando las vi por última vez. Solo había algunas cosas nuevas y estaba un poco remodelado.
- Mamá, ¿puedo comer helado?- Interrumpe Sammy.
- Ahora no, Sam. Déjame hablar con tu hermano, cariño.
- ¿Nícolas?, ¿qué haces aquí?- Entra mi padre a la sala mientras limpia sus manos con una toalla.
- Yo...
- ¡Espera!- me detengo al escuchar la voz de mi hermanita - si vas a venir a la cena familiar, ¿verdad?
Mi ceño fruncido refleja mi confusión y mi madre me lee la mente.
- Será el otro domingo. Nos encantaría que vinieras.
- No, yo creo que no.
- Puedes traer a alguien si quieres, ¿tienes novia?
- No voy a venir.- Sin querer ya me puse a la defensiva, verlos me trae muchos recuerdos que no quisiera tener.
- Sólo es un invitación.- Intenta tranquilizarme mi padre.
Sé que son mis padres y que soy yo quien vino aquí por decisión propia, pero eso no quiere decir que he perdonado a mi madre por completo. Ella me hizo mucho daño, ella fue la causante de mi decisión de irme de casa, nunca no dejó de culparme por la muerte de Dalia. Ella me destrozó poco a poco y ya no pude soportarlo. Mi padre lo superó y me entendió, pero mi madre jamás lo hizo. Luego de su muerte, hice un montón de cosas que me calificaron como el peor hijo de la humanidad y no olvidaré jamás que fue mi mamá quien soltó ciertas palabras accidentalmente, palabras que siempre supe que guardó durante mucho tiempo.
- Ojalá hubieras sido tú y no Dalia.
Y ojalá pudiera regresar el tiempo.
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Inesperadamente Enamorados
Novela JuvenilNos equivocamos al decir que nos odiábamos, porque nos amábamos y no lo sabíamos... Dos personas completamente diferentes, Dos caminos distintos que seguir, Dos vidas complicadas que vivir. Destinados a enamorarse, juntos experimentarán cosas que n...