Capítulo 36

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Jess

Me levanto de la arena y me sacudo un poco y empiezo a caminar. Me quedé despierta casi toda la noche. Mis ojos duelen y los siento más hinchados que nunca. Camino hasta que llego al lugar del que huí. Derramo una lágrima pero la limpio rápidamente, ya no quiero llorar más.

Entro al hotel y me encuentro a la recepcionista.

- ¿Dónde puedo tomar un autobús?- Le pregunto.

- Camina dos calles al fondo, giras a la derecha y verás un gran letrero.- Dijo rápidamente y asiento.

Salgo y sigo todas las indicaciones hasta que doy con el letrero. La gente me mira raro y me doy cuenta de que no llevo el mejor aspecto. Una chica con el vestido manchado y lleno de arena, el maquillaje corrido y los ojos tan hinchados como dos bolas de papa. Seguramente no es una buena imagen. 

- Un boleto para Westwood, por favor.- Pido casi en un susurro y el anciano que atiende me lo da de inmediato después de cobrar.  

Camino hasta una pequeña banca y me siento a esperar.

- Los jóvenes de ahora sufren mucho ¿eh? Hace cinco segundos me encontré a un joven con el mismo o peor aspecto que tú acabando a golpes el volante de un auto lujosísimo.- Volteo a ver y el que habla es el mismo anciano que me vendió los boletos de autobús.

- Dime, ¿por qué no veo una sonrisa en ese rostro decaído?- Pregunta.

Me quedo en silencio. No tenía ganas de hablar y mucho menos de lo sucedido.

Carraspeo.

– Cariño, pueda que sea muy anciano y no sepa cómo se maneja la juventud de ahora, pero hay que ser ciego para no saber cuando alguien está sufriendo por amor.

Bajo la cabeza y veo por el rabillo del ojo al anciano negando con la cabeza.

- Cuéntame qué sucedió.- Insiste ya sin rodeos.

- No sabía que querer a alguien duele tanto.

- Es un buen comienzo. Entonces, lo quieres.- Esa pregunta me la había hecho a mí misma miles de veces pero nunca supe que responder.

- Así es.

- Y ¿por qué no están juntos?

- Hay cosas para él más importantes que yo.- Mis ojos vuelven a cristalizarse y los cierro con fuerza.

- ¿Sabes? no hay nada más triste que ver a una chica tan hermosa como tú, aferrada a un hombre que no la quiere - comienza - pero algo me dice que este no es el caso.

Claro que es el caso. Él no sabe lo que sucedió, no sabe lo que me hizo.

- El destino no nos quiere juntos.- Lo digo más para mí que para él.

- Alguien no llegan así nada más a la vida de otra persona.

- ¿Y si solo llegó para hacerme daño?

- Pues no se encuentran las mismas personas dos veces.

- Esa es la idea.

El autobús llega y me pongo de pie.

- No olvides que todos cometemos errores. Sea como sea, debe haber una explicación.- Me guiña un ojo.

Duermo todo el camino y dos horas después llego. Entro al edificio moribunda y veo a Patrick.

Se acerca a mí de inmediato y me envuelve en un abrazo. Empiezo a llorar de nuevo, de forma desesperada y dolorosa.

Patrick y Bruno son lo único que me queda. Ya no tengo a Emma, Terrie, Avril, ni a Jake, ni a... Dallas. 

Inesperadamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora