Capítulo 57

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Jess

Mi cabello cae en cascada por mi espalda, las puntas están onduladas perfectamente. El maquillaje esta hermoso, mis mejillas un poco ruborizadas, mis cejas bien delineadas, mis largas pestañas rizadas y bañadas en rímel, mis párpados pintados en capas con unos cuantos brillos y mis labios de un tono rosa pastel. No me veo ni exageradamente maquillada ni tampoco simple, está preciso.

Emma está igual de hermosa que yo. Su cabello está recogido en un hermoso moño, sus párpados están pintados con un degradado turquesa, sus labios de un rosado un poco más fuerte que el mío, sus pómulos con algo de rubor y sus hermosas pestañas están iguales a las mías.

Son ya las tres de la tarde y debo estar en la iglesia quince minutos antes de las cinco. Sacamos nuestros vestidos, los extendemos en la cama y los observamos detenidamente. Mientras miro mi hermoso vestido blanco, me obligo a contener las lágrimas, sonrío sin poder creer que esto esté pasando. No puedo creer que me casaré con el hombre que no soportaba, con el que me hacía la vida imposible y con el que ahora hace cualquier cosa para verme feliz. 

- Jess, no, no puedes llorar. Eso va después.- Emma me da un pequeño empujón.

- ¿Lista? - Le pregunto.

-Lista.

Levantamos los vestidos y empezamos a cambiarnos. Me pongo la ropa interior especial que compré y me meto en el vestido. Le pido a Emma un poco de ayuda para poder acomodarme bien el enorme vestido.

- Dios mío. - Susurra Emma y veo sus ojos cristalizarse.

- Te quiero tanto, compañera.- Le tomo de la mano.

- Juntas siempre.- Murmulla y me abraza con fuerza.

- Juntas siempre.- Repito.

Mientras ella se viste, camino lento hacia el gran espejo de la habitación. Miro mi vestido, es hermoso, la espalda es descotada y de encaje, es apretado hasta la cintura y se va aflojando conforme baja, tiene unas figuras de encaje floreadas y con un poco de brillos, es un vestido un poco largo por lo que se arrastra un poco. Lo que más me gusta es que se pega bien a mi figura. 

Cuando volteo a ver, Emma, está mirándose también. Esa chica es hermosa y ese vestido es muy favorecedor para ella. Su vestido es color verde agua, casi turquesa y de mangas largas . Se ve preciosa, ella es preciosa.

- Llegó nuestro auto.- Me guiña el ojo y miro a través de las cortinas.

- No es verdad.- Empiezo a saltar de la emoción.

Un convertible está afuera, con un lazo gigante color blanco y un montón de cintas alrededor. Parece una carroza. 

- Todo tuyo. - Sonríe.

- ¡Genial!

- Es tu nuevo auto, Jessica.

- ¿Qué?- Le grito en cuanto la escucho y me quedo pasmada.

- Es su regalo de bodas de parte de los chicos, Avril, Jake y yo.- Dice tranquilamente y niego con la cabeza incrédula.

- ¡No puede ser! - Me abalanzo sobre ella y la abrazo hasta que ninguna logra respirar. 

Bajamos y sin parar de agradecerle una y otra vez, nos detenemos frente al auto. Jake está de pie, esperándonos. 

– No puede ser.- Corre hacia mí y me abraza con fuerza.

- Jake.- Lo abrazo más fuerte todavía.

- Estás preciosa - se separa un poco para mirarme a los ojos – hace un tiempo sólo eras la pequeña niña con la que jugaba a la fiesta del té.- Deja escapar un par de lágrimas y las limpio antes de que empiece a llorar y yo también.

Inesperadamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora